Los efectos de la regulación

La limitación hotelera de Colau multiplica los proyectos lejos del centro

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Toni Sust

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La regulación hotelera que ha impulsado su gobierno es uno de los aspectos que Ada Colau más pondrá en valor en la campaña de las elecciones municipales del 26 de mayo cuando le toque exhibir su gestión. Frenar el turismo, esencialmente para detener la presión que causa sobre los barceloneses, lo que se conoce como gentrificación –sustitución de vecinos por nuevos residentes con más ingresos- fue una de las propuestas estrella de Colau como candidata. Ya en el poder, su gobierno paralizó la concesión de licencias turísticas en julio del 2015. Y procedió a acuñar una nueva regulación, el plan especial urbanístico de alojamiento turístico (PEUAT), que fue aprobado en el plenario municipal de Barcelona en enero del 2017, con el apoyo de ERC del PSC, por aquel entonces socio de gobierno de Colau.

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El PEUAT dividió la ciudad en zonas: en la primera, la más céntrica, se imponía un veto para intentar que la oferta hotelera, y turística en general, decreciera: allí no se puede abrir un establecimiento más. En la segunda zona se contempla la apertura de un negocio del sector si otro cierra. Y en una tercera y la cuarta sí se permite la apertura, aunque con un límite. La idea de partida estaba clara: el PEUAT sería un éxito si la iniciativa privada empezaba a sembrar de proyectos la periferia de la ciudad. Y aunque queda todavía muy lejos el caso de Londres u otras ciudades, en las que los turistas tienen asumido como normal pernoctar muy lejos del centro y desplazarse para sus visitas, los datos empiezan a indicar que el plan ha servido para algo.

16 proyectos vivos, 2.200 camas potenciales

Desde que se empezó a aplicar el PEUAT, el ayuntamiento ha elaborado 35 informes favorables sobre proyectos turísticos en la zona 3 y 4. Informes que son el trámite previo para la tramitación de obras, que a su vez es el paso que antecede a la concesión de una licencia. De los 35 proyectos con informe favorable, 19 han perdido la vigencia: sus promotores no emprendieron los pasos legales para mantenerlos una vez transcurridos seis meses desde la elaboración del informe favorable, y por lo tanto el plácet caducó.

De los 16 proyectos restantes, nueve ya han iniciado la tramitación de las obras, es decir, han confirmado su intención de abrirlos. Se trata de seis hoteles, un albergue, una pensión y un establecimiento de apartamentos turísticos, que en total suman 1.540 plazas.

Otros siete proyectos cuentan con el informe favorable, que no ha caducado, pero no han iniciado la tramitación. Suman 707 plazas. Son tres hoteles, un albergue, una pensión y un establecimiento de apartamentos turísticos.

La comparación

Los proyectos aludidos, tanto si se tiene en cuenta sólo las 1.540 plazas de iniciativas que han dado el paso de la tramitación de obra, como si se les suman las que disponen de informe favorable vigente pero aún no han dado el paso de la tramitación, en cuyo caso suman 2.241, multiplican las creadas en los barrios de la zona 3 cuando no se había producido la suspensión de licencias turísticas del 2015. Algo que puede parecer lógico pero también es significativo. En los dos años previos, entre julio del 2013 y julio del 2015, seis alojamientos turísticos abrieron en este mismo espacio: dos albergues juveniles, con 24 plazas entre las dos; una pensión de 11 plazas; una residencia para 12 estudiantes; un hotel de una estrella con diez habitaciones, y un establecimiento para pisos turísticos con 10 camas. En total, 79 plazas frente a las 1.540 de los proyectos en curso que han tramitado obras. Si se mira más atrás y se analiza el periodo 2010-2015 se observa que en esos cinco años se sumaron a la oferta en la actual zona 3 un total de 1.211 plazas, pero de ellas 866 correspondían a la rehabilitación del Hotel Juan Carlos l.

En el periodo 2013-2015, mientras la oferta crecía en 79 plazas en la zona 3, la situación era muy distinta en las zona 1 y 2, en las que en conjunto abrieron sus puertas un total de 120 establecimientos que sumaron 6.449 plazas. Esa disfunción es la que el PEUAT quería combatir. Y el gobierno considera que los números atesoran que el plan está funcionando.

 Entre los proyectos en curso, algunos destacan por sus dimensiones. Es el caso del hotel de dos estrellas previsto en el número 49 de la calle de Cristóbal de Moura, en el 22@, dentro de la zona 4 del PEUAT, con 450 camas, que ha sido contestado por vecinos y por algunos grupos de la oposición. En la Marina del Prat, en el distrito de Sants, ya ha habido tramitación de obras de un hotel de 4 estrellas en la calle Alts Forns, con 408 plazas.

“El PEUAT está funcionando”

“Vemos que el PEUAT está funcionando. Lo vemos por las cifras y por el interés en la ciudad, que no ha disminuido, ha cambiado de lugar”, afirma la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, que destaca uno de los datos que avaló la regulación hotelera: “El 17% del territorio barcelonés, Ciutat Vella, parte del Eixample, parte de Gràcia, reunía el 50% de la oferta de alojamientos y plazas hoteleras”.

Según Sanz, otro de los problemas es que el interés hotelero minimizaba los proyectos de vivienda en la zona más turística. Sobre si el PEUAT ha beneficiado a los que ya tenían hotel donde no se pueden erigir más, admite que “han ganado valor en cuanto al activo que tienen, pero los precios no han subido, porque el mercado es global”. El reto del PEUAT, agrega, es “extender el turismo por el área metropolitana”. Y el objetivo general: “que el desarrollo turístico sea dirigido por las ciudades y no por corporaciones privadas”.