BARCELONEANDO

Lejos del mundanal ruido

Jaime Rosal

Jaime Rosal / periodico

Ramón de España

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Hasta hace pocos días, uno ignoraba la existencia del Círculo Casanovista de Barcelona, presidido por Eduardo de Delás, barón de Vilagomà, cuyos miembros se reúnen de vez en cuando en torno a una buena mesa para intercambiar comentarios sobre su ídolo. Me habló del Círculo uno de los juramentados, mi viejo amigo Jaime Rosal, mientras hablábamos de la colección de libros que dirige para SD Ediciones, El siglo de las luces, centrada en la publicación de textos franceses del siglo XVIII -dos o tres al año y con especial interés por la sátira social y la novela libertina- y en la que pronto aparecerá un libro que a Jaime le divierte particularmente, 'Remedio contra la anglofilia', de Fourgeret de Monbron: "¿Te acuerdas de aquel panfleto anónimo que publicó Turner hace años, 'Contra los franceses'? Pues va de ese palo, pero contra los ingleses, y resulta tronchante".

A sus 74 años muy bien llevados, Jaime Rosal sigue siendo la misma persona que conocí a finales de los 70, cuando él dirigía la colección Star Books -publicada por Juan José Fernández, director de la revista contracultural 'Star'- y ejercía de novelista alternativo que no ocultaba su admiración por la beat generation. En Star Books aparecieron, junto a algunas propuestas más discutibles –"que no eran cosa mía, ya que a nuestro querido Juanjo a veces le daba por imponer su criterio y en más de una ocasión adquiría los derechos de algo que no había leído, pero cuya portada original le había deslumbrado"-, piezas fundamentales del underground literario norteamericano como 'Miedo y asco en Las Vegas', de Hunter S. Thompson, o 'Los diarios del baloncesto', de Jim Carroll, autor también de una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, 'People who died', himno a la angustia y la muerte adolescentes que berreó más que cantó al frente de The Jim Carroll Band. Según Jaime, no hay nada raro en pasar de los escritores beat a los franceses del siglo XVIII, pues "en el fondo, son prácticamente lo mismo: gente que reflexionaba sobre su época y las miserias propias de ésta". Le cuento a Jaime que, según un artículo que leí al respecto, los clásicos franceses del XVIII son veneno para la taquilla y nadie los compra -la editorial solo recupera la inversión con Voltaire y alguno más-, pero él dice que lo sabe perfectamente y que de ahí su decisión de consagrarse a ellos: "La editorial de María Luisa Samaranch vive de otras cosas, gracias a las que podemos sacar unos pocos títulos al año de esos autores que tanto me gustan".

Su pasión empezó por Casanova, "que escribía en francés, como todas las personas decentes", y cuyas 'Cartas a un mayordomo' forman parte del catálogo de El Siglo de las Luces. Me cuenta que Casanova pasó por Barcelona, donde acabó en el trullo por encamarse con la amante del capitán general de la época: "Ya en Venecia le había pasado algo parecido por enemistarse con el Abate Vernis, una especie de embajador de Francia en la serenísima ciudad. De hecho, pese a todas sus trapisondas, Casanova solo sufrió prisión en Venecia y en Barcelona, y la fuga de Venecia fue conceptualmente sonada, pues se había propuesto escaparse coincidiendo con su santo: al resultarle imposible hacerlo el día de San Giacomo, pasó la fecha a su segundo nombre, Girolamo. Tampoco pudo ser, así que acabó dándose el piro el día de Todos los Santos".

Durante años, Jaime Rosal se ganó la vida editando revistas sobre música clásica, sobre el mundo del DVD e incluso sobre videojuegos. Hace un tiempo se retiró del mundanal ruido -es decir, de Barcelona- y se retiró a una casa que tenía en el Baix Empordà, concretamente en Corçà –"construida en 1756, lo pone en la fachada, el año que nació Mozart, ¡no me digas que no es una buena señal!"-, donde resiste estoicamente la tabarra del 'procés' con la ayuda de su mujer, Birgitta, y vecinos de la zona como Pepe Ribas, fundador de 'Ajoblanco', o los editores Jacobo Siruela e Inka Martí.

Y nuestro hombre sigue encontrando tiempo para sus propias obras, entre las que me permito recomendar la más reciente, 'Gudule en Taita' (2017), eficaz farsa sobre la Barcelona literaria de los años 70.