crisis política con plumas y pelo

El Zoo le muestra los colmillos a Colau

El mundo científico secunda a los trabajadores del parque ante los planes municipales de agradar a los animalistas

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Carles Cols

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El pulso por el futuro del Zoo de Barcelona ya ha entrado en esa fase en la que los contendientes muestran los colmillos. A veces basta para que una de las partes se retire y ceda el territorio. Está por ver. El plazo termina el próximo miércoles, cuando está previsto que se celebre la comisión de Ecología del Ayuntamiento de Barcelona. Este viernes, por lo pronto, una decena de reputados científicos, algunos adscritos a universidades catalanas, han respaldado a los trabajadores del Zoo a la vista de que el equipo de gobierno de Ada Colau podría no llevar al pleno municipal el plan estratégico que durante más de tres años ha sido debatido en el seno de la Fundación Zoo de Barcelona y que, por el contrario, podría tramitar una iniciativa popular impulsada por grupos animalistas que pretende a medio plazo cerrrar las instalaciones del parque de la Ciutadella.

Las fotos a veces son el mensaje. La plantilla del Zoo se ha reunido frente a la puerta principal del recinto, donde Antoni Carulla, presidente de World Nature, en nombre propio y en el de reputados científicos como Àlex Aguilar (vicerrector de la UB), Jordi Sargatal (presidente de Territori i Paisatge) o Armand Bonastre (vicerrector de la UAB), ha exigido a la teniente de alcalde Janet Sanz que desande sus últimos pasos, en los que propició un cambio unilateral del texto consensuado durante tres años, para hacerlo más cercano a las tesis de los grupos animalistas.

Carulla ha exigido rigor y sentido común. Ha puesto un ejemplo de libro, los gorilas, una especie extremadamente amenazada en su hábitat natutral. Quedan apenas unos 1.000 ejemplares libres, es decir, que están casi en el cuello de botella de la extinción. La esperanza a medio y largo plazo es que los ejemplares que residen en los zoos europeos sirvan algún día para repoblar sus ‘países’ natales. Tal y como concibe el equipo de Colau el futuro del Zoo, Barcelona quedaría fuera de todo proyecto en esa línea.

La 'lista de Noé'

La cuestión es que, tal vez por primera vez en sus vidas, los animales del Zoo tienen que estar pendientes del calendario electoral. El propósito del equipo de gobierno es que el 25 de abril, en el que será el último pleno de este mandato, se apruebe el futuro del recinto. El problema es que al saltar por los aires el plan estratégico (los trabajadores del Zoo creen que en esa voladura de los puentes de diálogo hubo premeditación) la única vía que queda sobre la mesa con opciones de salir adelante si tiene los apoyos necesarios es la del Zoo Siglo XXI, que entrará en el pleno porque se han recogido firmas suficientes para ello. En ella se satisfacen los deseos de los grupos animalistas, que pretenden reducir a la mínima expresión el número de especies con derecho a reproducirse en el Zoo. En la más celosa de esas versiones, solo podrían hacerlo 11 de las casi 300 especies del parque. Es la llamada ‘lista de Noé'. Dicho de otro modo, el Zoo iría muriendo conforme lo hicieran los animales que ahí viven.

La cuenta atrás cara a la comisión de Ecología del próximo miércoles ha comenzado. El ayuntamiento sostiene que hasta el último minuto hay margen para reconducir esta crisis. No ha explicado cómo.