BARCELONEANDO

El alma rusa es muy 'kitsch'

El colectivo ruso AES+F expone en la galería Senda de Barcelona una reflexión sobre el drama de los migrantes que se ahogan en el Mediterráneo

Los artistas rusos Lev Evzovich (con coleta) y Evgeny Svyatsky, con algunas de las obras que se exponen en la galería Senda.

Los artistas rusos Lev Evzovich (con coleta) y Evgeny Svyatsky, con algunas de las obras que se exponen en la galería Senda. / periodico

Ramón de España

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Quien visite estos días la galería Senda de Barcelona (Trafalgar, 32) se topará con una exposición tan interesante como peculiar a cargo del colectivo ruso AES+F, suma de iniciales de los apellidos de los miembros de este grupo formado en 1987: Tatiana Arzamasova, Lev Evzovich, Eugeny Svyatsky y Vladimir Fridkes (que se incorporó a mediados de los años 90). La cosa consiste en una reflexión sobre el drama de los africanos que se ahogan en el Mediterráneo a través del 'kitsch', que según AES+F está fuertemente enraizado en el arte ruso desde los tiempos del realismo socialista, con sus técnicamente excelentes lienzos del padrecito Stalin dirigiéndose a las masas de obreros y campesinos sedientos de comunismo del bueno.

Tras unos dibujos de un orientalismo de un mal gusto deliberadamente delicioso, el visitante encontrará la parte más potente de la muestra, una serie de estatuillas en plan Lladró, hechas en porcelana –"el material 'kitsch' por antonomasia", como me comenta Eugeny-, en las que se ve a los desafortunados náufragos encaramándose a lanchas y tablas de surf ocupadas por mujeres blancas semidesnudas y pijos occidentales con bañadores de marca; la interacción tiene un notable componente erótico y hay mucho manoseo seudosolidario entre los pelagatos oscuros y los potentados de piel clara. A medio camino entre el Michel Houellebecq de Plataforma y el Jeff Koons de la estatuilla lladronesca de Michael Jackson y su mono, las sarcásticas escenas inventadas por AES+F constituyen una alternativa brillante y original a esas exposiciones modelo sermón a las que tan dados son ciertos artistas comprometidos de los países ricos. AES+F no se burla de los desafortunados de este mundo, evidentemente, pero sí un poco de los salvadores de seres humanos con el ego ligeramente inflado (dudo que estas piezas le hagan la más mínima gracia a Òscar Camps, el jefe de Proactiva Open Arms, por poner un ejemplo cercano).

La actitud sarcástica de AES+F contrasta un tanto con el tono de la conversación de los dos miembros con los que hablo, Evzovich y Svyatsky (a última hora aparece Arzamasova, más expansiva gestualmente, pero que no se prodiga mucho en palabras). En un inglés voluntarioso, responden a todo lo que les pregunto, aunque aprecio cierto autocontrol y unas sonrisas algo forzadas que no sé si obedecen a las esencias del alma rusa o al temor a largar más de la cuenta, ya que los cuatro siguen viviendo en su Moscú natal. Hay que irles sacando las frases con fórceps, y se agradece la presencia del hijo de uno de ellos -no me queda claro si Lev o Eugeny, como tampoco sé cuál de los dos es el que está casado con Tatiana-, que vive en Nueva York y, como dicen por allí, 'walks the walk and talks the talk': es decir, que ha adoptado todos los tics de la simpatía norteamericana y habla un inglés excelente que le permite completar o redondear las frases a medias de sus mayores.

Quejas por los desnudos

Preguntados por la situación de los artistas en Rusia y por los efectos de la censura, responden: "Hemos sufrido censura, pero no por motivos políticos, sino morales. Personas que se han quejado de los desnudos y cosas así. Piensa, además, que la iglesia se ha reforzado muchísimo tras la larga era comunista. Y ha establecido una extraña alianza con la gente de Vladimir Putin: ¡meapilas y poscomunistas juntos! También los estalinistas han vuelto a hacerse notar, aunque de momento, afortunadamente, se limitan a manifestarse en ejercicio de su derecho a la nostalgia".

Aunque el tono sombrío de los artistas -a veces parece que están a punto de mirar debajo de la mesa en busca de micrófonos- no hace juego con la luminosa gamberrada de sus obras, éstas hablan por sí solas y son de una eficacia humorística absoluta. Lladró les suena de algo y Jeff Koons les parece un frívolo, pero como sostiene el refrán anglosajón, 'great minds think alike' (las grandes mentes piensan igual). Como solía decir Josep Maria Cadena al final de sus reseñas de exposiciones, recomiendo la visita.