TESTIMONIOS

Mohamed, conductor de Uber: "Aquí hay clientes para todos"

Muchas empresas del sector VTC en Barcelona preparan los finiquitos para sus chóferes tras el anuncio de la marcha de Uber y Cabify

Mohamed, al volante de un VTC, este jueves.

Mohamed, al volante de un VTC, este jueves. / DANNY CAMINAL

Luis Benavides

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Mohamed, conductor de Uber, el anuncio de la marcha de las dos principales empresas VTC de Barcelona, le pilla al volante. Lleva desde las tres de la mañana conduciendo un vehículo utilitario negro, un Fiat Tipo para más señas, por toda el área metropolitana, empalmando clientes, facturando.  “Nosotros y los taxistas podemos convivir. Aquí hay clientes para todos”, explica con tono conciliador. Tiene 21 años y lleva tres semanas en Barcelona con su hermano.  “Vimos un anuncio y nos cogieron a los dos”, recuerda este joven nacido en Melilla y enamorado de la capital catalana desde pequeño. “Aquí estudié de tercero a sexto de primaria –continúa-, pero luego nos volvimos. He regresado buscando seguridad y oportunidades”.

Mohamed  trabaja unas ocho horas cinco días a la semana y firmó un sueldo de unos 900 euros más un variable en función de la recaudación que consiga. “La plataforma nos permite un máximo de 12 horas. Trabajar más sería peligroso”, reconoce Mohamed,  quien cada día recoge un coche en una nave situada en el paseo de la Campsa, Cornellà. Allí también lo aparca al acabar su jornada. “Yo mismo lo limpio, por dentro y por fuera. La limpieza es un factor importante. Muchos clientes valoran eso, que sean coches nuevos y limpios”, añade el conductor de VTC.

El perfil de su clientela es muy variado, no solo jóvenes familiarizados con las ‘apps’ móviles. Cada día más gente ha encontrado en aplicaciones como Uber y Cabify una alternativa al transporte público y el vehículo privado para desplazarse de un lugar a otro por la gran ciudad. “Lo mejor de este trabajo es que conoces a gente, de todas las edades, y suelen ser muy agradables. Valoran nuestro trabajo”, explica este trabajador por cuenta ajena muy bien valorado por sus clientes -un 4,7 sobre 5 en la 'app'- que, si pierde su trabajo como conductor de VTC, se buscará la vida en otro sector. El que sea. Cualquier cosa menos volver a Melilla. Sus padres ahora viven en Vic. “Montamos una empresa de transporte de neumáticos y perdimos mucho dinero. Los clientes no nos pagaban y nos robaron en varias ocasiones”, recuerda.

Este joven melillense conduce uno de los 10 vehículos de Tu Coche Va de Camino, una empresa que tiene empleados a 28 chóferes. El administrador es Stefano, quien prefiere no darnos más datos personales como su apellido pero no tiene problemas en explicarnos al detalle el funcionamiento de su pequeña empresa. “Nuestros conductores se llevan un 35% de la recaudación. Pueden ganar una media de unos 1.600 euros mensuales trabajando durante ocho horas cinco días a la semana. Eso sin contar las propinas, una opción que te permite la ‘app’ de Uber”, cuenta el administrador, quien desmiente así cualquier tipo de situación de explotación como se ha podido escuchar y leer en las últimas semanas.

Empleos con las horas contadas

Tu Coche Va de Camino, como tantas otras pequeñas empresas del sector, no tiene licencias propias. Las alquila a sus propietarios. En otras palabras, Stefano está entre los conductores y el propietario de estas licencias, que tiene otras 20. “Hace seis meses las licencias costaban 30 euros y ahora se están vendiendo en Barcelona por 50.000 euros. En su momento no tuve la suerte, o la oportunidad, de comprarlas. Y ahora ya es imposible”, cuenta Stefano, quien factura al mes unos 70.000 euros brutos al mes. “De ahí tenemos que descontar el sueldo de los conductores, unos 11.000 de gasolina y muchos otros gastos”, detalla.

Sus 28 conductores - de los cuales siete son mujeres y el resto, hombres con una media de edad que ronda los 45 años- firmarán un finiquito en las próximas horas. Tu Coche Va de Camino tiene unos pocos clientes habituales, como hoteles y empresas, con los que opera como una compañía de chóferes clásica, pero el volumen de facturación de esta línea –unos 1.300 euros brutos este mes- apenas serviría para emplear a un conductor. Por todo esto, Stefano comienza a asimilar que tendrá que bajar la persiana, aunque conserva un finísimo hilo de esperanza: “Nosotros hemos protestado y ha servido de poco. Si todos nuestros clientes se quejan, en las redes sociales y en la calle, quizá puedan cambiar las cosas”.

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