El negocio de los pisos turísticos bajó en el 2018 mientras crecía el de las habitaciones por días en Barcelona

Barcelona cerró el 2018 con menos pisos turísticos ofertados, pero también con más habitaciones por días que nunca. La bolsa de pisos legales se mantiene estable (en el 2014 se cerró el grifo con unos 9.600), mientras los anuncios de ilegales casi se han extinguido, pasando de los más de 4.100 que mostraba Airbnb en el 2016 a apenas 177 a finales de año, por ejemplo. Lo que no significa que dejen de operar. Y es que como contrapartida, las habitaciones anunciadas 'online' subieron hasta 9.933.

¿Hay más ciudadanos alojando a turistas en sus casas que en plena crisis? Es posible, aunque la sospecha desde el sector hotelero es que no pocos operadores de pisos turísticos ilegales han dado el salto a las “falsas habitaciones” (siguen siendo pisos completos ocultos tras un falso reclamo o bien ejercen como pensiones irregulares, mantienen), valiéndose de que las habitaciones siguen sin regulación específica y por tanto sin multas.  

En el ámbito de los pisos de uso turístico ilegales -hace unos años se estimó en torno a los 6.000- y con datos municipales facilitados al sector esta semana, los visualizadores municipales detectaron 790 casos sin permiso en el 2018 (casi la mitad que el año anterior). Y otros 114 anunciados sin número de registro de actividad (obligatorio en toda Catalunya, aunque a veces los propietarios no lo muestran por descuido). El acumulado en los últimos tres años asciende a 3.576 y 1.424, respectivamente.

Actividad sancionadora

En paralelo, el ayuntamiento sumó el año pasado 3.668 expedientes abiertos, 1.441 sanciones, 1.226 ceses y 70 precintos dictados, en su compleja lucha contra la actividad. No obstante, la ofensiva del equipo de Colau ha apuntado directamente a erradicar los anuncios sin número de registro en los portales de reservas para cortar las alas a la ilegalidad. En el conjunto de plataformas casi han desaparecido, mientras repuntaban las cifras de habitaciones (casi el doble que dos años antes) y de apartamentos que ahora inscriben sus datos. El ayuntamiento ultima un informe que presentará en breve, junto a su interpretación.

El sector de los pisos turísticos legales vaticina un 2019 de remontada, tras comenzar a sentir la recuperación de la demanda en el último trimestre de 2018. Ese año se cerró con un descenso de facturación del 2,9%, que "podría haber sido mucho más de no haber menos pisos ilegales", ha destacado Enrique Alcántara, presidente de la patronal Apartur. Lo llamativo es que las pernoctaciones y la ocupación (77,95%) crecieron, lo que el colectivo atribuye a una rebaja de los precios del 4,6% como anzuelo.

Ese ajuste de precios fue imprescincible para compensar "la pérdida puntual de demanda turística en Barcelona" a lo largo de un mal año para el sector que comenzó a fraguarse el verano del 2017 con el atentado de la Rambla y se fue complicando con la turismofobia y la inestabilidad política. Con estos datos sobre la mesa, Alcántara plantea que el aumento de noches se haya nutrido de un viajero de menor capacidad adquisitiva.

Reparto de la tasa

Aun con todo, con el pago de 2,25 euros por persona y noche como tasa turística en los apartamentos de la ciudad, este ámbito que copa un 33% de las camas disponibles en la capital catalana generó nueve millones recaudados el año pasado, lo que les lleva ahora a reivindicar un mayor protagonismo en la planificación de la utilización de ese gravamen. La patronal considera que se debe revertir en el sector, los vecinos y la convivencia turística, y no tanto en asfaltar calles de la ciudad.

A lo largo del 2018, los 9.600 pisos legales de Barcelona sumaron 10.932.300 pernoctaciones, sin que haya trascendido su precio medio porque la disparidad de tamaños y categorías es enorme, ha enfatizado. Lo que sí tienen claro es que la afluencia turística se ha animado desde hace cuatro meses y apuntar a retomar las cifras de inicios del 2017, antes de los diversos conflinctos. Como resulta obvio, las zonas con más tirón de reservas son el centro del Eixample y Ciutat Vella.