TRANSPORTE

Los ferris que unen Barcelona con Roma y Cerdeña se renuevan para generar "cero emisiones" en el puerto

Los buques de Grimaldi también se ampliarán y tendrán más capacidad de pasajeros y carga

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Patricia Castán

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La actividad del puerto de Barcelona, desde el transporte de mercancías a los cruceros, pasando por los ferris de pasajeros, representa un 7,6% de la contaminación de la ciudad, según determinó hace un par de años un estudio de Barcelona Regional. Es mucho menos que el 59,9% generado por el tráfico de vehículos por las calles, pero la autoridad portuaria suma diversas iniciativas para minimizar esa cuota. La última ha venido de la mano de la naviera Grimaldi Group, que renovará los dos ferris con los que une Roma y la capital catalana para que durante sus atraques en puerto generen "cero emisiones".

Sus naves Cruise Roma y Cruise Barcelona, que cubren diariamente la línea Barcelona-Porto Torres (en Cerdeña)-Civitavecchia (Roma) por las llamadas autopistas del mar, han iniciado un proceso de alargamiento y rehabilitación total que comportará una mayor capacidad de carga y pasajeros, pero sobre todo incorporará mejoras enfocadas a reducir la contaminación. Según el mencionado informe ambiental, los ferris (aúnan pasajeros y carga rodada) causan el 1,4% de óxidos de nitrógeno en el aire de la ciudad, frente al 2% de los cargueros y el 1,2% de los cruceros.

Según ha informado el Port de Barcelona, estos ferris renovados contarán con un sistema de filtros de gases (scrubbers) para reducir las emisiones que emiten sus motores durante las travesías, y un sistema de grandes baterías de litio -se instala por primera vez a buques de este tipo- que almacenará la electricidad producida durante la navegación y la suministrará al barco cuando esté atracado en puerto, sustituyendo a los generadores auxiliares, han detallado.

Retos ambientales

Con esta iniciativa, la compañía se alinea con los objetivos medioambientales del Port, definidos en su Plan de Mejora de Calidad del Aire, que incluye acciones para minimizar las emisiones de la actividad portuaria en el entorno. Representantes de la naviera se reunieron hace unos días con los del puerto para plantear esas mejoras y planificar su adaptación a la infraestructura barcelonesa.

Los dos ferris crecerán 29 metros hasta alcanzar una eslora de 254 metros y unas 63.000 toneladas, con capacidad para 3.500 viajeros. En paralelo, se renovarán todos sus interiores.

La ofensiva medioambiental del puerto pasa tambien por la progresiva incorporación de cruceros de nueva generación que reducirán sensiblemente sus emisiones. El puerto prima el 'fichaje' de estos buques con gas licuado entre las operativas con inicio y salida de Barcelona y concentrará toda su actividad en el muelle Adossat, con la logística para abastecerlos de este combustible limpio.