BALANCE
El Ayuntamiento ha invertido 22 millones de la tasa turística
En el 2018, Barcelona pasó a destinar a proyectos de ciudad la mitad de lo recaudado
Barcelona ha gestionado durante este mandato 22 millones de euros procedentes del Impuesto de Estancias Turísticas (IEET), 9,6 de ellos durante el año 2018, el primero en el que ha dispuesto del 50% de lo recaudado en la ciudad, frente al 34% de años anteriores. Durante estos cuatro años, ha destacado hoy el concejal de Turismo y Mercados de Barcelona, Agustí Colom, se ha reducido la parte del importe recaudado que se destinaba directamente a financiar el organismo Turisme de Barcelona, al fijar un límite de 4,5 millones de euros anuales, y se ha pasado a destinar "prioritariamente" los recursos obtenidos a proyectos de retorno a los distritos con mayor afluencia turística, a descentralizar la oferta turística y a "compensar las externalidades", los costes sociales que acarrea el turismo.
Las inversiones
De los 9,6 millones de euros gestionados en el 2018, 2,3 millones se han destinado a proyectos de mejora en los barrios y 830.000 a iniciativas en el campo del patrimonio y cultura. Entre los primeros, el refuerzo de la oferta de líneas de autobuses como la D20, V15 y 59 en verano, el aumento de agentes cívicos y 'visualizadores' de viviendas de uso turístico (inspectores que detectan la actividad de apartamentos no declarados) y mejoras en el parque de la Ciutadella, en los accesos y señalización en la sierra de Collserola. En el campo de los proyectos culturales se han derivado fondos a financiar el festival Llum BCN, el concierto popular de la Orquestra Sinfónica de Barcelona (OBC) en la playa, el Día Internacional de la Música, la adecuación del refugio antiaéreo de la Torre de la Sagrera, la Biennal del Pensament, el plan de convivencia de Ciutat Vella, el plan de plazas de la Gràcia y el servicio de agentes cívicos para la regulación de espacios de gran afluencia como la Sagrada Família.
Para "dar visibilidad al retorno de este impuesto", el Ayuntamiento ha creado un logotipo, la flor típica de los panots de las aceras de Barcelona con el círculo central que indican el retorno de los recursos, que señalará los proyectos financiados con la tasa turística. Para Colom, se ha dado un "giro" al uso de la tasa turística. "Es significativo que si en el mandato anterior se dedicaba básicamente a crear una señalética de los puntos turísticos en la ciudad, hoy sirve para gestionar mejor el turismo y darle un mayor retorno a la ciudadanía, y para que equilibre los elementos positivos que genera y también disminuir el impacto negativo que también genera", ha concluido Colom.
En años anteriores también se han financiado, bajo el concepto de "proyectos de compensación", actuaciones como la remodelación del paso de peatones del Pas sota la Muralla y la plaza de Pau Vila, la reordenación del pavimento y mobiliario urbano de la plaza de Catalunya y proyectos en los barrios como la Casa de l’Aigua, visitas guiadas a Sants, Hostafrancs y la Bordeta, al districte de Sants-Montjuïc, la finalización de la restauración de los murales de la capilla de Sant Miquel del Reial Monestir de Santa Maria de Pedralbes y el inicio de las actividades del Sónar Kids en Nou Barris.
- Tráfico y transportesEstos son los cambios en el permiso de conducir para los mayores de 70 años
- DeportesEl dueño de la Fórmula 1, cerca de cerrar un acuerdo para comprar MotoGP por 4.000 millones de euros
- SociedadCuando el 'bullying' lleva al suicidio: el lado más crudo del acoso escolar
- Ocio y CulturaMuere la periodista Anna Pérez Pagès, rigor y compromiso con la cultura
- SociedadDestrozos, puñaladas y "fiestas con escorts" en los nuevos rascacielos de lujo de Madrid: "Me fui por miedo
- SociedadDani Alves acude a firmar a la Audiencia de Barcelona para cumplir con las medidas impuestas para su libertad
- SanidadLa tosferina se dispara en Catalunya: los casos de este año ya multiplican por 13 los de todo 2023
- BarcelonaVídeo | Las olas causadas por la borrasca 'Nelson' vuelven a comerse las playas de Barcelona
Un nanosegundo en el metaverso