CINE URBANO

Cuando Barcelona se disfraza de La Habana, Gibraltar o Estambul (y Jackie Chan salta en el Poble Espanyol)

La guía de Eugeni Osácar sobre los rodajes en la ciudad señala 30 películas en las que Barcelona se convirtió en otros lugares del mundo en la gran pantalla

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Ernest Alós

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Patriotas anticomunistas húngaros planeando un asalto contra los ocupantes soviéticos en el Borsí de la calle Avinyó (que por dentro crece y se convierte en el Coliseum) en 'Rapsodia de sangre'. Y escapando de los malvados de la KGB por el puente de Correus. Leones de verdad rugiendo en la platea de un Liceu maquillado de teatro de Hamburgo en 'El maravilloso mundo del circo'. Carmen Sevilla y la artista de burlesque Gipsy Rose Lee, por una orientalizada montaña de Montjuïc en 'Babes of Bagdad'. Todo esto y mucho más (la sufrida Justine del marqués de Sade en la Casa de l'Ardiaca, Fú Manchú y su castillo de Estambul en el Parc Güell, Simbad navegando en la carabela 'Santa María', arrastrada disimuladamente por un remolcador) ha sido posible en la gran pantalla.30 películas ha encontrado el experto en turismo cinemátográfico Eugeni Osácar en las que Barcelona se ha hecho pasar por otras 28 ciudades diferentes. Cinco veces se ha convertido Barcelona en Los Ángeles, otras cinco en París, otras tres en Nueva York… Y a este fenómeno de travestismo urbano le ha dedicado uno de los nuevos capítulos que ha incorporado en la reciente edición revisada de su guía 'Barcelona. Una ciudad de película' (Ed. Dièresi / Ajuntament de Barcelona), en la que recoge centenares de películas rodadas en la capital catalana y propone itinerarios para descubrir esos escenarios.

Pero centrémonos en este nuevo capitulo, que nace de un trabajo publicado en el 2016 por este profesor de la escuela de turismo CETT en la 'Journal of Tourism Research'. Pongamos un ejemplo en que la ciudad se cambia de vestuario más frenéticamente que James Corden en su 'Carpool Karaoke' con Lady Gaga. Solo en los 2.46 minutos del tráiler oficial de 'La gran esperanza blanca' (1970), en la que James Earl Jones interpreta al boxeador Jack Johnson, el primer afroamericano en ganar el campeonato del mundo del peso pesado, la sala oval del MNAC se convierte en escenario de un combate de boxeo en Londres en que 'gentlemen' indignados lanzan bananas al boxeador, la estación de França en la estación de Budapest, cuidadosamente rotulada en magiar, el ruinoso Estadi Olímpic, en el Oriental Park de La Habana donde Johnson perdió contra Jess Willard en 1915 (se añadieron unas palmeras premonitorias de los gustos jardineros del 92) y la Ciutadella, con la cascada monumental de fondo, en un parque alemán en el que un grupo de militares prusianos con sus puntiagudos 'Pickelhaube' encasquetados, le echan un pulso en una cervecería al boxeador.

Barcelona sigue siendo un plató cotizado. Más de 3.000 rodajes (la mayoría publicitarios) en el 2017, según las cifras más recientes de la Barcelona Film Comission. En muchos de ellos la marca Barcelona se exhibe con orgullo. En otros la ciudad es un telón de fondo estiloso pero anónimo para un anuncio, otro más, de coches. Y en algunos casos, eso sí, más frecuentes cuando la ciudad tenía una imagen internacional más anónima y un aire más marsellés, se disfrazaba sin tapujos para convertirse ante las cámaras en Nápoles, Nueva York, Budapest o La Habana.

"Barcelona como plató ofrece grandes posibilidades porque tiene localizaciones muy diversas, mar, montaña, miradores, puerto, calles históricas bien conservadas, muchas horas de sol al año, muchos técnicos de nivel y proyección internacional", resume Osácar.  Eso sirve para los miles (literalmente) de espots y videoclips que se ruedan cada año. Sin embargo, cuanto más conocida es Barcelona internacionalmente, más difícil es hacer pasar gato barcelonés por liebre neoyorquina sin que se vea el truco. Difícilmente se podrá volverán a repetir las carísimas transformaciones, más a golpe de atrezzo masivo que de retoque digital, que convirtieron las calles de Barcelona en el París del siglo XVIII en 'El Perfume'. Y nadie se atreverá a producir una escena como la del parque Güell convertido tanto en el castillo de Fú-Manchú de Cristopher Lee por el expeditivo Jesús Franco (que también echó mano en 'Justine' de los jardines de Gaudí, y de la Casa de l'Ardiaca, y del castillo de Montjuïc, que también fue el castillo de Enrique IV en 'Campanadas a medianoche' de Orson Welles).

O sí. La serie 'Emerald City', del director Tarsem Singh, utilizó elementos gaudinianos para construir la Ciudad Esmeralda de 'El mago de Oz'. Soldados con cascos gaudinianos, escaleras y galerías del Parc Güell… y un retoque digital insuficiente, en el que se escapó una estelada ondeando al viento de Oz.

Pero lo habitual es que las producciones muy recientes en las que Barcelona se ha puesto la careta de otra ciudad elijan rincones desconocidos, sometan al paisaje a un retoque más eficaz o, sobre todo, cierren el plano sobre un elemento aislado. Ese es el caso, recuerda Osácar, de 'The Gunman' ('Caza al asesino'), en el que la Barceloneta sde convierte en Gibraltar. El paseo de acceso al hotel vela se supone que es la vía de acceso a la colonia británica, y el mismo hotel (una pared acristalada, solo, de hecho) aparece detrás de Sean Penn y Javier Bardem.   

Entre las estrellas del transformismo cinematográfico de Barcelona destacan la estación de França (Amberes, para Peter Greenaway) y el puerto de Barcelona. Quizá porque todas las estaciones de tren, y todos los puertos de mar, son en el fondo un mismo lugar, terminales de una misma red. Se lo tomaron al pie de la letra los diseñadores del rodaje de 'El fabuloso mundo del circo' (1964), en el que la caravana circense embarcaba en el puerto de Nueva York (era el de Barcelona) y desembarcaba en el de Barcelona (también lo era). Siguiendo con el puerto de Barcelona, también fue utilizado para 'El viaje de los malditos' (1976), la película que seguía la odisea de un barco lleno de refugiados judíos que iban vagando de puerto en puerto sin que en ninguno quisieran acogerlos. Bueno, eso en la ficción: todos esos puertos eran en realidad el de Barcelona.

Se disputa el podido de la transformación radical el museo zoológico de la Ciutadella, transformado, las palmeras ayudan, en el museo de Lagos (Nigeria) para la película 'Sahara' (que convirtió media Catalunya en África). Orson Welles, en 'Mr. Arkadin' (1955), tampoco se quedó corto: La Llotja se convirtió en La Habana y el puerto de Barcelona, en el de Nápoles. Curiosamente, la película se abría con un avión que la voz en off decía que pasaba por Barcelona, que explícitamente no volvía a ser mencionada. No tuvo que esforzarse mucho en la ambientación de la fachada marítima, a diferencia de la intensa capa de maquillaje que Antonio Isasi-Isasmendi para crear una casa de juego ilegal en la plaza Reial en 'Istambul 65' y para transformar en un baño turco el Grupo Escolar Lepanto de la Barceloneta.

Recursos de un cine español sin ellos, rastros de otros tiempos... aunque hay casos de pereza localizadora más recientes. 'Savage Grace', con Julianne Morre y Eddie Redmayne, en una escabrosa relación madre-hijo, convertía a Barcelona en Nueva York y Londres. El Gran Café de la calle Avinyó, en un bistrot parisino. Y la facultad de Económicas de la UB... en el aeropuerto de Palma de Mallorca. 

El desembarco de Tollywood

<span style="color: rgb(0, 0, 0); font-family: PTSerif-Regular; font-size: 16px;">Otra novedad de la nueva edición de 'Barcelona. Una ciudad de película' es el capitulo dedicado al "boom de películas asiáticas rodadas en Barcelona". Osácar nos ilustra: además de Bollywood (cine musical en hindi rodado en Bombay) también existe Tollywood, la industria de rodaje de películas en telegu para los estados de Andhra Pradesh y Telangana. Nada, 250 películas al año y 80 millones de potenciales espectadores. Barcelona se ha convertido en plató de rodaje de producciones de Tollywood como 'Don Seenu' (2010), 'Iddarammayilatho' (2013), 'Chinnadana Nee Kosam' (2014) y 'Zindagi Na Milegi Dobara' , que en el 2011 desbancó a Harry Potter en India con una fórmula infalible: turistas, toros, flamenco, paella y vino. El cine japonés, surcoreano y de Hong Kong también ha visitado Barcelona. Aunque pocos sepan que uno de los grandes éxitos del 2016 en Filipinas fue el drama romántico 'Barcelona: a Love Untold'. Pero el visionado más bizarramente recomendable en Youtube es 'Los supercamorristas' (1984): un joven Jackie Chan con escenas de lucha en el Poble Espanyol y acrobacias más bien torpes con 'skate' frente a la 'Dona i ocell' de Joan Miró.</span>

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