el uso del espacio público

Segundo desalojo en tres días de los manteros de la plaza de Catalunya de Barcelona

Mossos d'Esquadra y Guardia Urbana expulsado a los vendedores ambulantes esta tarde

Desalojo de manteros en plaza Catalunya

Segunda operación de Mossos y Guardia Urbana en 3 días para impedir la presencia de vendedores ambulantes en el vestíbulo de plaza Catalunya. / periodico

Guillem Sànchez / Óscar Hernández

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Otro episodio del gato y el ratón en Barcelona. Un nuevo dispositivo conjunto de Mossos d'Esquadra y Guardia Urbana ha desalojado este jueves a las cuatro de la tarde a los manteros que venden su mercancía en el vestíbulo de la estación de Rodalies de la plaza de Catalunya

Poco después de las cuatro de la tarde, unos 25 efectivos uniformados de los dos cuerpos policiales han bajado al vestíbulo subterráneo, el intercambiador de trenes, para desalojar a los vendedores, que han huido y han bajado con sus mercancías a los andenes del metro.

Esta es la segunda expulsión del 'top manta' del recinto ferroviario en dos días. El pasado martes los cuerpos de seguridad ya forzaron la retirada de los manteros del vestíbulo de la estación. Sin embargo, no pasaron ni 24 horas cuando los vendedores ambulantes volvieron a colocarse en el mismo lugar sin presencia policial. Hasta este jueves.

Este interminable conflicto sobre el uso del espacio público en uno de los puntos neurálgicos de Barcelona ha conllevado el continuo cruce de reproches entre administraciones. El último episodio ha sido el protagonizado por el equipo municipal de Ada Colau, que ha avisado de que la participación de los Mossos en un operativo permantente es imprescindible si se quiere poner fin al 'top manta' en el centro de la ciudad. 

Se veía venir

A las cuatro de la tarde, la inminencia de la intervención se palpaba en el vestíbulo de Renfe. Algunos vigilantes de la seguridad privada de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) y Renfe, en número superior al habitual, no cesaban de dar vueltas entre los manteros, algunos de los cuales recogían una mercancía expuesta desde hacía solo minutos. Desconfíaban. De repente, unas voces de alerta provocaron la primera estampida, unos corrieron hacia la zona central, la de las canceladoras de billetes de Renfe, y otros, la mayoría, hacia los extremos del inmenso ‘hall’, donde están las entradas a las líneas 1 y 3 del metro.

"Yo siempro llevo un billete preparado y así puedo acceder a los andenes de Renfe sin que me cojan", explicaba Pape Modou, de 26 años, natural de Senegal, que llegó a Barcelona hace 10 meses y vive con su hermano. "Cuando oímos ‘Police, police’ tiramos de la manta y nos vamos. No queremos que nos quiten lo que vendemos", añadía.

A salvo en el metro

De repente, se escucharon de nuevo gritos y Pape Madou desaparecío con su fardo blanco a cuestas rodeado de una veintena de manteros que hacía solo unos segundos vendían tranquilamente sentados en uno de los laterales de la estación. "Hace días que unas chicas nos advierten de que no estemos aquí. Son del ayuntamiento. A mí me han ofrecido un curso de español que ya estoy haciendo", explica.

Poco después, cuando los antidisturbios de Mossos y Urbana ya habían vaciado el vestíbulo y formaron sendos cordones en cada extremo del intercambiador, los manteros con sus sacos a cuestas, se agolparon en las escaleras que bajaban a los andenes del metro. Al otro lado de las máquinas, comenzaba la zona segura. Sabían que los agentes, por motivos de seguridad, no atravesarían las canceladoras.