VISIÓN 360º

Una tercera parte de la plaza de las Glòries estará lista en marzo

Vistas desde el mirador de Glòries del lado montaña de la plaza

Vistas desde el mirador de Glòries del lado montaña de la plaza / RICARD CUGAT

Luis Benavides

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Las obras en la plaza de Glòries avanzan al ritmo previsto: el próximo mes de marzo estarán acabadas la primera fase del parque, la zona de la Clariana, que supone una tercera parte de la superficie del proyecto, y la reurbanización del primer tramo de la avenida Meridiana, situado entre Glòries y Mallorca. Los trabajos en los túneles viarios, en cambio, requieren mucho más tiempo y continuarán aproximadamente hasta el primer semestre del 2021. Los vecinos y curiosos podrán comprobar ahora los avances de las obras, en las que trabajan una media de 370 operarios cada día, desde un lugar privilegiado: un mirador situado sobre las casetas de obras ubicadas en la confluencia de Gran Via con Meridiana, frente al Museu del Disseny de Barcelona. 

El mirador, a 6 metros de altura, ofrece una visión de 360º de las obras y estará abierto el primer sábado de cada mes mientras duren las actuaciones en la zona. La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, ha explicado que la ciudadanía puede constatar ahora “todo lo que se está haciendo en este espacio”. “Estamos cumpliendo con nuestra palabra: que retomaríamos las obras y a buen ritmo”, ha subrayado durante la presentación a los medios de esta pequeña atalaya levantada en un enclave estratégico para el gobierno municipal. Y es que en este punto de la ciudad se entremezclan  diferentes proyectos que dibujan la Barcelona del futuro, relacionados con la movilidad sostenible pero también con los espacios para la ciudadanía y la naturaleza. A saber: la creación de un nuevo pulmón verde, la pacificación de la nueva Meridiana, el soterramiento de la circulación y, si algún día se consigue que el pleno municipal la apruebe, la conexión del tranvía. “Donde antes había una frontera, ahora queremos espacios de vida”, ha dicho Sanz, en referencia a los 40.000 metros de la Clariana, algo más de la mitad de ellos de zona verde, en el lado montaña de la plaza.  

La gestión de ese espacio será comunitaria y algunos vecinos presentes en la inauguración oficial del mirador han aprovechado para pedir “una reunión urgente” con el Ayuntamiento. “Queremos que la gestión del parque y de las futuras casetas se la correcta”, ha dicho Miquel Catasús, vocal de urbanismo de la asociación de vecinos del Clot-Camp de l’Arpa, quien también ha solicitado que las obras en los túneles también puedan ser visitadas por los vecinos y vecinas con un arquitecto para ver lo que se cuece en el subsuelo.

El porcentaje de vivienda pública, a la baja

En general, las asociaciones de vecinos ‘afectadas’ valoran positivamente la situación actual del proyecto, que arrastra un retraso histórico. Ahora su principal reivindicación es mantener el 80% de viviendas en régimen de alquiler público de las cerca de 450 viviendas de titularidad pública proyectadas en este zona (sumando las viviendas de titularidad privada, el parque sumará unas 1.012). “En la última reunión con el regidor de vivienda (Josep. M. Montaner) nos dijo que quizá se quedaría en un 40 y pico y no estamos conformes. Pedimos, como mínimo, el 80%, que es lo se había acordado hace años”, explica Catasús.

En la misma línea, Jordi Casanovas, vicepresidente de la Associació de Veïns i Veïnes de Fort-Pienc, también presente en la inauguración del mirador panorámico, se muestra preocupado por la proporción de vivienda pública que habrá en esta zona pero confía en solucionar este punto en futuras reuniones con el máximo responsable de la vivienda del Gobierno de Ada Colau. “Nos han dicho que con ese mayor porcentaje de vivienda con derecho a superficie podrán construir más vivienda pública en otras partes de Barcelona, pero los vecinos de esta zona llevan mucho tiempo esperando”, añade.

Casanovas también recuerda que los túneles viaros no son suficientes para mejorar la calidad del aire de la ciudad,  con unos niveles de contaminación por encima de los valores límite recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).  “Es necesario reducir el tráfico. No basta con enterrarlo”, explica el vicepresidente, quien considera un motivo de satisfacción que los vecinos puedan comenzar a disfrutar una parte del parque después de años y años de “obras permanentes” que han ocasionado muchas molestias.