Un grupo de vecinos asaltan e incendian la casa del presunto asesino de un hombre en Baró de Viver (Barcelona)

Tensión y crispación en Baró de Viver. Un par de centenares de vecinos del hombre que el sábado fue asesinado a tiros han asaltado y provocado un incendio en la casa donde vivía el presunto homicida, identificado por testigos presenciales de los hechos. La familia del sospechoso huyó del barrio el sábado por la noche, poco después de que se cometiera el crimen que culminó tres días de incidentes en las calles del barrio que nadie supo atajar. Miembros de este clan habían amenazado de muerte antes al fallecido. El último encontronazo se produjo el pasado jueves pasado. Uno de ellos se lo encontró y, según la denuncia que presentó a los Mossos, espetó:  "Le tengo que pegar un tiro, le tengo que matar. Voy a violar a su mujer". Al día siguiente continuaron las coacciones. "Los Mossos fueron a su casa, estuvieron un rato y se fueron. No los detuvieron ni hicieron nada", se queja del padre del fallecido.  El Ayuntamiento de Barcelona ha activado sus servicios de mediación.

El altercado en la casa del hombre acusado del crimen por sus vecinos se ha producido este domingo pasada las dos del mediodía, al final de una concentración de repulsa por el crimen. En ella, más de un centenar de vecinos, amigos y familiares de la víctima del asesinato se han concentrado en la plaza del Baró de Viver, en el distrito de Sant Andreu, y han señalado como culpables de los hechos a la familia que mantenía rencillas con el hombre que perdió la vida el sábado y con otros residentes en el barrio. Allí han indicado que el difunto, que sufría una discapacidad, ya había presentado denuncias por agresiones y amenazas contra miembros del la familia señalada por los hechos. Otros vecinos del barrio también denunciaron por amenazas a esta familia, compuesta por tres hermanos, sus respectivas mujeres y el padre de ellos. Todos han desaparecido del barrio.

Tras la concentración, los vecinos han mantenido un minuto de silencio en el lugar donde el hombre fue asesinado, donde instalaron unas velas en su memoria. En ese momento los ánimos se han exaltado y, entre gritos de 'asesinos' y 'justicia', mientras más personas se sumaban al grupo, este se ha dirigido hacia la cercana vivienda de la familia a quien culpan de la muerte, en el paseo de Santa Coloma. Han entrado en su interior, en una planta baja, la han destrozado, han sacado muebles a la calle y le han prendido fuego. Ante la llegada al cabo de dos minutos de agentes de los Mossos, que tenían una presencia discreta en el barrio desde esta mañana, estos han sido increpados por no haber evitado la muerte del vecino el día anterior. Algunos de los congregados se han encarado con los agentes que taponaron la puerta de la casa. A los pocos instantes han llegado unidades antidisturbios y los bomberos, que han sofocado el fuego. Uno de los manifestantes pintó en la fachada la palabra "asesinos". 

A pesar de los rumores que han circulado entre los vecinos de Baró de Viver, los Mossos no confirmaron este mediodía haber practicado todavía ninguna detención, y recuerdan que, en casos similares, la práctica habitual es que el agresor o bien se entregue al instante, cosa que no ha sucedido, o bien disponga de recursos para huir y esconderse. En un principio, según los vecinos, una persona que pudo ver el asesinato ha declarado ya ante la policía, con lo que el autor podría estar identificado. 

Los hechos

El homicidio se produjo sobre las 10 de la noche del sábado en la plaza Baró de Viver, junto al paseo de Santa Coloma. E. C. C. recibió cinco disparos, uno de ellos en la cabeza y otro en el pecho.  Había salido a comprar a una tienda cercana a su domicilio. 

El padre y amigos de la víctima han explicado que el finado había sido amenazado varias veces por los miembros de la familia señalada como conflictivo. El último episodio se produjo el jueves, sobre las 14 horas. El hombre bajó a la calle a pasear a sus perros. Según la denuncia presentada el viernes, cuando pasaba por delante de un bar vio a dos hijos de P. S. M., de la familia ahora sospechosa, con el que había tenido problemas en el pasado. Este le gritó que iba a matarle, le miró fijamente e hizo la señal de apuntarle y disparar. Un grupo de personas, algunas con cuchillos y navajas, le rodeó, según la denuncia. "Saca la pistola y pegarle un tiro", se escuchó. E. C. C., al final, salió corriendo y se refugió en su domicilio. 

El viernes continuó la disputa. Un desconocido llamó al interfono de la vivienda de la víctima. Eran las 16 horas. Esa voz anónima le dijo que era un familiar de la persona que le había amenazado el día antes y que quería hablar con él, que quería "arreglar las cosas". Sin embargo, se quedó en su casa porque un amigo le avisó de que no bajara a la calle, que le estaban esperando todos escondidos con cuchillos y palos.  Ese mismo día por la noche lo denunció a los Mossos. Los vecinos sostienen que la familia conflictiva tuvo que salir del barrio de Can Tunis por problemas similares y que el sábado, horas antes del crimen, se produjo otro incidente que podría haber desencadenado el fatal desenlace.