BARCELONEANDO

Vecinos que montan escenas de verdad

Hace dos meses no se saludaban por la calle y ahora están rodando juntos un corto. Son vecinos del Eixample que se conocieron vía 'app'. Así es como se hace ahora comunidad

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Ana Sánchez

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Te dicen que “cualquier cosa es posible” con la misma convicción que en un anuncio de la lotería de Navidad. Por mucho que les mires con la ceja en alto a lo Sobera. “Aquí da miedo decir ‘hace falta algo’ –susurran-, porque a los cinco minutos lo tienes”. Sin tirar de sobres, ni siquiera del responsable de márketing de Rosalía. Un clic en el móvil y aparece algún vecino que te lo ofrece. 

Ahora se encuentran por 'app' vecinos más amigables que el Ned Flanders de 'Los Simpson'. Se extienden los Tinder vecinales: en vez de tirarte los tejos, te pides el taladro 

Todos son vecinos del Eixample, pero se conocieron vía app. Así se encuentran ahora vecinos más amigables que el Ned Flanders de Los Simpson. Se extienden los Tinder vecinales: en vez de tirarte los tejos, aquí te pides el taladro. En septiembre se estrenaron en Barcelona Nextdoor ¿Tienes sal? Hace un año que puedes pedir prestado lo que sea a través de Lendi. Con Olio, compartes entre vecinos la comida que te sobra.

Los vecinos del Eixample han quedado hoy por Sant Antoni. Terminarán en un bar de cañas entre risitas con intermitencia de sitcom. Nadie diría que no se conocían hace dos meses, pero es la tercera vez que se ven. Decir que se llevan de película sería redundante. Están preparando un corto. En cuanto te descuides, te montarán una escena en plan Aquí no hay quien viva. Con cámara y guion. “Yo creo que es la primera vez que se hace algo así –dice el director-: una película con gente que no se conocía de nada”.

Hace dos meses que Joan colgó un post en NextdoorJoan Quiles, 46 años, es freelance audiovisual, de la BBC –que dice él-: Bodas, Bautizos y Comuniones. Propuso en la app hacer un corto con los vecinos. “Pensé: ‘¿Qué puedo ofrecer en el barrio? Pues, mira, lo que sé”. Se apuntó tanta gente que su guión se quedó pequeño. “En dos semanas éramos, no sé, ¿15? ¿20? –el resto del equipo asiente-, y tuve que traspasar la idea a Ana”. Ana Ridao, 56 años, ahora guionista y ayudante de dirección. Fuera de aquí trabaja en un hospital público y escribe novelas. “¡Escritora!”. Joan le pasó el guion como un vecino que te da sal.  

"Todo esto ha salido de la nada"

“Me ha llegado el estrellato casi a los 40”, se ríe Vanessa. Vanessa Prat, 39 años, ya había hecho dos anuncios, recuerda. En este corto es la prota. “Yo hice de árbol”, tira de currículum Maite. “Tenía 6 años”, dice entre la carcajada general. Maite Martín, 56 años, es secretaria de departamento en una universidad. Aquí es la mujer de un treintañero y tienen dos hijos. “¿Me tengo que preocupar de algo?”, le preguntó su marido de verdad. El de pega es Aingeru Tellechea, 34 años. Descubres que es de Bilbao en cuanto pide a la camarera algo para sobrellevar la resaca: “¿Tiene un barril de agua?”. Merecería una secuela de Ocho apellidos vascos: es un tipo de Bilbao que dirige un tablao flamenco en Barcelona. “Y estuve con una bailarina sevillana”, añade. Carlos de Pablo es el veterano del grupo: funcionario jubilado, 73 años. Aquí ejerce de segundo cámara.

"Todo es altruismo. Aquí todo lo estamos pagando con ganas, ilusión y con mucha actitud”, dice el director del corto. “Y con cervezas”, añade la protagonista

“De la nada ha salido todo esto”, se encoge de hombros el director. No tienen financiación. “No hace falta”, asegura. “Todo es altruismo. Aquí todo lo estamos pagando con ganas, ilusión y con mucha actitud”. “Y con cervezas”, se ríe Vanessa. “Lo bonito es lo que se puede llegar a hacer sin interés –apunta Aingeru-. Entre todos estamos montando un chiringuito que alucinas”. “Es magia”, dice Ana. Unos Reyes Magos exprés. “Hay mucha predisposición y altruismo”, asegura Vanessa. “Incluso a veces quieres dar y no sabes qué”, señala Joan.

El corto durará 13 minutos. Tendrá un asesino y una niña enferma de cáncer. “Es una historia sobre el bien y el mal", resume el director. Empezarán a rodar después de Reyes entre el Mercat de Sant Antoni y la casa de Ana. Tendrán lista la película lo justo -se ríe Aingeru- “para presentarla a los Goya”.

¿Habrá largo? “Yo tengo un guion que se hace en Colombia” -responde Ana-. Joan ya dijo que si nos tenemos que ir, nos vamos”, se ríen todos. “A alguien conoceremos que tenga un avión”, apunta el director. “Mi primo es piloto de Iberia”, suelta Aingeru al segundo. Joan pone cara de te-lo-dije: “¿Ves como da miedo decir que hace falta algo?”.  

"Generar comunidad otra vez"

“Faltaba una app que te pusiera en contacto con tu vida real”, asiente Joana Caminal. Es la responsable de Nextdoor en España. La aplicación nació en San Francisco hace 9 años. Se lanzó aquí en septiembre y ya está activa en más de 230 vecindarios. Aparte del corto, los vecinos han montado desde grupos de caminatas hasta recolectas de alimentos. En el Eixample puedes ir a pasear con personas mayores que te descubren el barrio y te enseñan catalán.

Son  apps que sirven “para todo lo que los vecinos quieran”, apunta Sonia Alonso, responsable de ¿Tienes sal? Esta es una aplicación alemana. Se lanzó en Barcelona el 1 de septiembre y ya va por unos 12.000 miembros activos. Han hecho algo más que pedir sal. Hacen quedadas para hacer ganchillo, leer cómics, jugar a la Xbox, organizar viajes. Hay quien avisa de que están robando motos en el barrio, quien regala un sofá, quien comparte eventos de la zona. Lo mismo te dejan una escalera que te cuidan al gato o te ayudan a buscar trabajo. Ese es el objetivo: “Generar comunidad otra vez”.

También hay quien se las toma como si fueran apps de contactos, advierte Vanessa, la protagonista del corto vecinal. “Y no. Es para hacer cosas con gente del barrio”, replica. “Ya, pero qué cosas –bromean sus compañeros de rodaje-, tienes que aclarar”. “Un corto y lo que surja”, se ríe el director. “Con final feliz”.