CONSECUENCIA DEL 'CASO ENCARNACIÓ'

Barcelona veta durante un año las nuevas licencias para construir viviendas en Gràcia

El Gobierno municipal mantendrá la suspensión en gran parte del distrito durante un año, a partir de hoy, mientras elabora un plan de preservación urbanística para proteger el patrimonio de los barrios de este distrito

Vecinos se oponen al derribo de las casas de la calle de Encarnació en Gràcia

Vecinos se oponen al derribo de las casas de la calle de Encarnació en Gràcia / FERRAN NADEU

Ernest Alós

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El Ayuntamiento de Barcelona ha decretado una suspensión de licencias de nueva construcción, gran rehabilitación y de planes urbanísticos durante un año en gran parte del distrito de Gràcia, mientras elabora un plan especial de preservación urbanística y protección del patrimonio de la Vila de Gràcia y parte de los barrios de la Salut, Vallcarca y Camp d'en Grassot y Gràcia Nova. El objetivo del documento será conservar la singularidad de estos ámbitos con la aplicación de medidas que "preserven el patrimonio construido característico de estos barrios, fomenten y estimulen la rehabilitación y el mantenimiento y eviten la sustitución de las casas y construcciones que hay actualmente". La iniciativa, anunciada por el concejal de Gràcia, Eloi Badia,  ha sido calificada por la oposición municipal de "medida desesperada" y "improvisada"

La suspensión se ha comunicado hoy mismo, el día en que entraba en vigor, para evitar movimientos especulativos de última hora. Sin embargo, Badia cree que apenas quedarán afectados nuevos proyectos inmobiliarios ya que todas las licencias concedidas actualmente podrán seguir su proceso. Además, debido a la inminente aprobación del 30% de vivienda protegida (que también ha sido publicado hoy en el DOGC) y al hecho de que la oposición municipal no facilitó la aprobación de la versión inicial del proyecto, que en la práctica implicaba una suspensión de licencias durante el verano, en los últimos meses se ha incrementado la petición de licencias de edificación de vivienda para que no quedasen afectadas por la norma del 30%. 

El objetivo, explica el consistorio, es conservar la singularidad de barrios donde desde los años 60 se produjo una progresiva desaparición del tejido tradicional y un cambio importante de la imagen de ciudad jardín originaria en muchos lugares. En este contexto se enmarca el caso de las casitas de los números 15 y 17 de la calle Encarnació,  que los propietarios de la finca tienen previsto derribar para construir 28 viviendas y en las que el Ayuntamiento solo ha conseguido pactar, hasta el momento, la conservación de una encina monumental que se erige en el jardín.

Según Badia, sería de esperar que la oposición dé apoyo a la medida ya que esta misma semana ha reclamado la reelaboración del catálogo de edificios protegidos patrimonialmente de Barcelona a raíz del proyecto de las casas de la calle Encarnació. Aspiración improbable en el actual clima de tensión preelectoral entre los grupos políticos del ayuntamiento y las habituales reacciones de rechazo en cada ocasión en que el Gobierno de Colau, como sucede también en este caso, emprende algún tipo de medida sin haberla consensuado previamente con el resto de fuerzas políticas.

Las reacciones

Como es habitual en las últimas semanas, las reticencias más matizadas han llegado desde ERC, mientras que PSC, PDECat y Ciutadans han reaccionado con contundencia.  ERC ha recordado que hace cinco años y medio solicitó la revisión del catálogo del patrimonio, sin que se haya emprendido ninguna medida, lo que ha llevado al conflicto de Encarnació. Los republicanos consideran  la medida, eso sí, "necesaria", aunque estiman que "llega tarde" y sin haber hecho el trabajo necesario para "garantizar que en un año tengamos el plan de protección a punto". También apuntan una duda: en caso de que hubiese un acuerdo para salvar la encina de la calle Encarnació, la suspensión de licencias podría afectarlo.

Por su parte, el concejal del PDECat Jordi Martí ha sostenido que la suspensión de licencias "es una improvisación fruto de la mala gestión y el electoralismo" y ha acusado al Gobierno de Ada Colau de "condenar el distrito a una parálisis total solo por el miedo de tener que afrontar antes de las elecciones del mes de mayo una nueva polémica como la de las casitas de Encarnació". Martí ha añadido que "los cuatro años de inacción en el ámbito del patrimonio arquitectónico y de paisaje urbano pasan hoy factura" y la situación actual se podría haber evitado "si el Gobierno Colau hubiese tirado adelante lo que ellos mismos propusieron hace dos años, la elaboración de un catálogo del paisaje". 

Según el concejal del PSC Daniel Mòdol, la decisión tomada "es una medida desesperada y exagerada que respnde más al descontrol del urbanismo desde el Gobierno municipal que a una necesidad inminente. Por enésima vez lo paran todo para pensar qué hacen, cuando han tenido tres meses para pensar". 

Por su parte, la presidenta del grupo municipal de Ciutadans, Carina Mejías, ha criticado que el Gobierno municipal "establece prohibiciones y moratorias que hipotecan el futuro de Barcelona cuando les quedan seis meses de legislatura". "Para proteger una encina no hace falta paralizar la construcción en todo el distrito de Gràcia, ha añadido.