EDIFICIO EMBLEMÁTICO

La Sagrada Família intenta seducir a los vecinos

sagrada familia

sagrada familia / ELISENDA PONS

Natàlia Farré

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En las calles que rodean el templo de la Sagrada Família es más fácil comprar una camiseta del Barça o del Madrid, menos oficiales que más, que una de las que se llevan debajo de la ropa cuando el frío arrecia. También es posible degustar, los suyo sería decir tragar y punto, todo tipo de hamburguesas: se puede escoger local 'fast-food' a la carta, pero no intente que le vendan un pollo a cuartos para guisar, por poner un ejemplo. Pues el comercio de proximidad es una especie que ya no está en extinción sino que simplemente se ha extinguido. Tampoco intente coger el transporte público sin ser engullido por hordas de turistas, no importa la hora del día ni el día del año. Los visitantes siempre están. Y no nacieron ayer. Llevan años presentes. Y la movilidad en la zona no es mucho mejor que en los llamados atascos del Everest, cuando en el mes de mayo cualquiera con unas botas de montaña y algo de experiencia a sus espaldas decide emular a Edmund Hillary camino a la cima del mundo. Con tanto trasiego y tanto aficionado esperando turno para pasar en el último tramo, se arma la de Dios es Cristo.

Estos son algunos de los inconvenientes, a los vecinos les  gusta utilizar palabras un poco más gordas, de vivir frente a la Sagrada Família. No hay vida peatonal, comercial ni de transporte. O si la hay, es a base de mucha voluntad. Ha habido mejoras, sí, como la prohibición de los autocares en la zona y la de aparcar las motos en las aceras. Y las colas ya se hacen dentro del recinto. Pero el barrio sigue siendo zona de conflicto entre turistas y vecinos. Así que la Sagrada Família ha decidido hacer lo que nunca ha hecho: una campaña de relaciones públicas. El objetivo: caer bien a los vecinos. Lo que no está tan claro es que estos tengan mucho interés en congraciarse con el vecino que siempre les ha dado problemas y pocas veces soluciones. ¿Que los autocares molestan? Que lo arregle el Ayuntamiento. ¿Que las aceras desaparecen bajo riadas de turistas? El consistorio se encargara de la movilidad.

Próxima reunión

Y así hasta ahora. En octubre se firmó un acuerdo entre el templo expiatorio y el Ayuntamiento por los 133 años de obras sin pagar ni un euro por permisos y demás. La situación se regularizará en breve, a cambio la Sagrada Família compensará el barrio con 36 millones de euros para mejoras a aportar en 10 años. La cifra no está mal si uno no se dedica a hacer la cuenta de la vieja: 4,5 millones de visitantes al año por 15 euros que vale la entrada básica suponen, por lo bajo, unos ingresos de 67,5 millones de euros. Pero a lo que íbamos: Habrá inversión de mejoras y el templo ha decidido celebrarlo con una campaña de pósters entregados a los vecinos puerta a puerta. El título: 'La sort de viure a la Sagrada Família'. Una suerte que para algunos, los de la calle de Mallorca, es más un sinvivir siempre con la espada de Democles encima. ¿Les expropiarán para construir la famosa escalinata de acceso al templo? La decisión no se ha tomado aún. Ayuntamiento y templo lo estudiarán más adelante.  Pero los potenciales afectados, unos cientos, llevan tiempo peleando por su casa. La proxima reunión será este martes bajo el título 'Asamblea afectados obras templo Sagrada Família y la falsa escalinata'. Lo de falsa viene a cuento porque ellos esgrimen que no forma parte del proyecto de Gaudí. 

Como los parisinos y la Torre Eiffel

"La campaña de relaciones públicas indica un cierto nerviosismo del templo sobre cómo reaccionarán las vecinos. Quieren comer el coco preventivamente por lo que vendrá. Teóricamente no se quiere afrontar aún el tema de la calle de Mallorca. Pero en el fondo del acuerdo ya se ve que quieren llevar a cabo lo que ellos dicen es el proyecto de Gaudí", asegura Joan Itxaso, presidente de la Associació de veïns de la Sagrada Família. De hecho, poco dice de ello el texto del póster que sí habla de la suerte de desayunar viendo el templo. Algo similar a lo que experimentan los parisinos con vistas a la Torre Eiffel o los romanos que otean el Coliseo. Sí anuncian que se escuchará la opinión de los vecinos en esta segunda fase, cuando el espinoso tema de la calle de Mallorca esté sobre la mesa. Pero de momento, el texto se centra en la supuesta lluvia de millones: para limpieza, reurbanización del entorno, financiación del transporte público y nuevo acceso del metro directamente a la basílica. Bienvenidos, pero sin alegrías: "Los 36 millones son en 10 años, 3,6 anuales. El Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) es un 4% del volumen de la obra. Los 36 millones no están objetivizados, quizá pagan menos de lo que deberían. Lo hacen porque el templo quiere y necesita regularizar irregularidades", señala Itxaso.  

Aunque para la Sagrada Família las mejoras harán que vivir en el barrio "sea, más que nunca, una suerte, un privilegio Y un orgullo". "Privilegiados en no poder salir de casa, en expropiaciones, sin comercio de proximidad y con problemas de vivienda por los pisos turísticos", sentencia el portavoz de los vecinos.