BARCELONA GLOBAL

Christina Scheppelmann: "La gente en Alemania se arregla para ir a la ópera. En BCN nos escondemos de que nos guste"

Entrevista a la directora artística del Gran Teatre del Liceu

Christina Scheppellmann, directora artística del Liceu.

Christina Scheppellmann, directora artística del Liceu. / JUAN CAMILO MORENO

Anna Marquès Corbella

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EL PERIÓDICO realiza, con Barcelona Global, entrevistas a profesionales internacionales que han elegido vivir y trabajar en Barcelona. Son personas nacidas y formadas en el extranjero que por experiencia, capacidad y creatividad pueden dar una visión diferente de la capital. 


Nacida en Hamburgo (Alemania), Christina Scheppelmann es desde enero de 2015 la directora artística del Gran Teatre del Liceu. Estudió Economia y Finanzas, aunque su vida profesional ha estado siempre muy ligada al mundo de la música. Ya de niña estaba en un coro de su ciudad natal y ha trabajado en las principales operas del mundo, desde La Fenice en Venecia, a las óperas de San Francisco y Washington. Antes de llegar a Barcelona fue la directora general de la Royal Opera House de Masqat (Oman), la mayor institución musical de Oriente Medio.

¿Por qué escogió Barcelona?

Ya había trabajado en Barcelona previamente en el Liceu como adjunta a la dirección artística de Albin Hänseroth, del 1992 al 1994, justo después del incendio del teatro. Desde entonces estuve más de 20 años fuera de Europa, lejos de mi familia. En 2014 el Liceu abrió un concurso para la actual posición que ocupo. Conociendo Barcelona y sintiéndome cómoda en ella, no dudé de que era el momento de regresar. Tenía ganas de volver.

¿Cuáles son los principales cambios que vio 20 años después de dejar Barcelona?  

La primera vez que vine a Barcelona era una ciudad preolímpica que justo se preparaba para acoger su gran cita con la historia. Fue uno de los periodos más excitantes para una ciudad con unas unas ganas terribles de perfilarse a nivel internacional. Con los Juegos consiguió abrirse al exterior, y 25 años después sigue siendo una de las grandes ciudades del mundo. El cambio más perceptible fue ver como habían avanzado las obras de la Sagrada Familia (¡la última vez que la vi, no tenía techo!). También ha cambiado políticamente. Este espíritu internacional de los Juegos ha pasado a una realidad menos optimista…

¿Qué podría mejorar Barcelona del ámbito cultural y en concreto de la música?

Hay un aspecto global a mejorar, no sólo en Barcelona, que es el papel que tiene la cultura en la educación. La música es algo fundamental en la vida y no está en la base educacional. La teoría musical es la misma para todos y debería enseñarse para dar valor a lo que significa ser músico (y no hablo solo de música clásica). No se aprecia que es una profesión que requiere muchísima preparación para alcanzar un alto nivel de calidad y además no se trata solo de crear músicos a través de la música, sino de estimular la forma de pensar y la creatividad en general, que sirve para todas las profesiones.

¿Cómo se puede estimular esta forma de pensar?

Hay que normalizar el consumo de música en cualquier registro y fomentar el orgullo de escuchar música a cualquier edad y sobre todo a cualquier nivel social. La gente en Alemania se arregla para ir a la ópera y aquí, en cambio, parece que nos tengamos que esconder de que nos guste por considerarse elitista. Pero la palabra “elitista” viene del latín “eligere” que significa escoger. Tenemos que dar la oportunidad de escoger para poder probar. Hoy en día, la gente informada sabe que puede ir a la ópera y otros conciertos a precios accesibles y para todos. ¡Os animo a probarlo!      

¿Cómo es el mundo musical en Hamburgo?

En Alemania en general la música forma parte del tejido social. Existen elevadas subvenciones para que la cultura y la música sean accesibles a todos los públicos. Hay teatros, teatros de ópera (más de 130 en todo el país), museos, salas de conciertos, clubs de jazz etc. Esta mayor educación cultural genera más demanda, más interés, más curiosidad. De poco sirve contratar a grandes figuras del panorama musical cuando no hay una sensibilidad y apreciación por parte de la gente…

¿Qué valora de la Barcelona cultural?

Barcelona tiene muchísimo más ahora que hace unos años. L¿Auditori no existía, la actividad del Liceu es más amplia y variada, el Palau de la Música se ha convertido en uno de los principales puntos de interés a visitar por su arquitectura y sus actividades musicales. Barcelona ha creado espacios nuevos como el Teatre Nacional de Catalunya y ha sabido adaptar y renovar los distintos equipamientos ya existentes. La gente se moviliza cuando hay una oferta cultural interesante y se generan nuevos públicos, con las muchísimas exposiciones, galerías, fundaciones que tenemos como por ejemplo  la del Kubrick en el CCCB o Warhol en el Caixa Fórum. Es necesario programar contenidos interesantes que estimulen la curiosidad y generen un vínculo de interés con las personas.