El frente político-inmobiliario

Las sedes de la vieja política renacen como viviendas de lujo

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Toni Sust

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Los nuevos tiempos de la política catalana, marcados por el ‘procés’ independentista, han menguado drásticamente el poder que atesoraban los partidos que llevaron la voz cantante durante las últimas décadas. Sobre las cenizas de esa vieja política, sobre las ruinas de las torres caídas, se erige hoy lo que sigue cotizando al alza en la capital catalana: pisos de lujo.

Las antiguas sedes de los partidos que cortaban el bacalao en Catalunya o están vendidas, o están a la venta, o están en obras, o lo estarán en breve, con la excepción, por ahora, de la de ERC y la de ICV. Alguna sólo servirá como local, pero en todos los casos en los que es viable prima como nuevo destino el de las viviendas de lujo orientadas al comprador extranjero, con precios que en algunos casos solo parecen viables para el mercado saudí.

11 pisos en 4.500 metros cuadrados

De mayor a menor, el partido que más poder atesoró fue Convergència Democràtica de Catalunya, con Unió como socio, aunque el de los democristianos es un episodio en el que nos detendremos después. CDC y sus sedes han sido noticia en los últimos años porque el partido tuvo que emplearlas como garantía económica ante reclamaciones judiciales.

Cuando Convergència todavía se llamaba así, anunció que vendía la sede que tenía en Còrsega 331, allí donde trató de frenar su decadencia, donde se atrincheró durante su oposición al tripartito, donde moraba cuando fue señalada, primero, y condenada, después, por la trama del 3%, el caso Palau o caso Millet, como prefieran. Millet por Félix, el saqueador confeso del Palau de la Música, condenado pero no encarcelado, mediador entre el partido y los adjudicatarios de obra pública de la Generalitat, que abonaban un porcentaje de las ganancias a cambio del los contratos. La dirección no desveló entonces cuando había cobrado del grupo Hong Kong que compró los edificios, pero según expertos en el sector la cifra recibida fue de 15 millones de euros.

Con todo lo que robó, Fèlix Millet no podría comprar los pisos que se erigirán en la exsede de CDC

El monto de lo robado en el Caso Palau ronda los 30 millones de euros. Es mucho. Pero ni con todo lo sustraído podría Millet comprar los pisos que se harán en la antigua sede convergente. Porque aunque suma 4.500 metros cuadrados, allí se construirán sólo 11 pisos, de dimensiones extravagantes y precios que lo son todavía más: en total, 42,5 millones de euros. El más barato costará 2,6 millones; cinco superarán los tres millones; dos costarán más de cuatro millones; uno roza los seis millones. El más caro, por 7,5 millones, es el dúplex que corona el edificio, que tiene un aliciente: en el piso inferior de ese dúplex tenía su despacho Artur Mas. Justo donde ahora se ubicará un dormitorio y un baño para el servicio, un dormitorio para invitados y una piscina privada.

Según la documentación colgada en internet por la empresa responsable del proyecto, Coldwell Banker, los 11 pisos tendrán tres o cuatro habitaciones cada uno y medirán de de 202 a 334 metros cuadrados, con terrazas de 52 a 215 metros. Tiene sentido: ese edificio también fue sede de la efímera 'Casa gran del catalanisme'. Al menos los nuevos pisos sí serán grandes.

Las obras todavía están por empezar en la calle de Còrsega, si bien ya se ha vaciado y demolido gran parte del interior. La publicidad de la empresa promotora guarda las características del mercado barcelonés orientado al extranjero. Un texto que destaca que la finca está ubicada “en pleno centro de Barcelona, cerca del lujoso hotel Casa Fuster”. De hecho, el edificio está entre un sex shop y un bingo, aunque quede menos glamuroso decirlo. Cierto es que el hotel está a tres minutos a pie. Pero al lado no está.

En la sede de la ‘Casa gran del catalanisme’ habrá ahora un gran ático de 600 metros

La sede de Provença

Cuando Convergència dejó la sede de Còrsega se instaló en una de la calle de Provença, en el número 339, que le costó más de 6 millones de euros. Fue en el 2016 y tan sólo un año después ya estaba en venta. Aquí uno se topa con problemas de fuentes. Fuentes del PDECat, partido que nació ya en la calle de Provença, confirman que en enero próximo tienen previsto dirigirse a un nuevo hogar, lo que indica que la venta ya se ha consumado. Pero fuentes de Convergència, que es el dueño del inmueble, no quieren desvelar si la operación se ha producido.

Otras fuentes, las terceras, conocedoras estas del mundillo inmobiliario, sostienen que el espacio ya tiene futuro, aunque no están en condiciones de detallar si se concretará en pisos de lujo o en un hotel. Y mientras tanto, la Crida de Carles Puigdemont ya está abriendo algún local en Barcelona. La vida siempre continúa.

El bastión socialista

La sede del PSC del número 75 de la calle de Nicaragua fue el bastión de los socialistas durante 38 años, de 1980 al 2018. Fue la base de la eterna oposición a Pujol, que nunca logró arrebatarle la presidencia de la Generalitat y tuvo que conformarse con el poder municipal. Acuciado por las deudas, el partido vendió el edificio por un precio cercano a los 10 millones de euros. A diferencia del caso de Còrsega, allí los trabajos han empezado y parecen avanzados.

Según la oficina inmobiliaria abierta a unos metros por Stoneweg Living, la promotora, los 39 pisos que se levantarán tendrán de una a tres habitaciones y estarán acabados en diciembre del 2019. Los precios oscilan entre los 550.000 euros de las viviendas de 95 metros cuadrados y los 675.000 euros de las de 140 metros cuadrados. Resulta menos prohibitivo vivir donde mandaban los socialistas que donde los convergentes, es evidente.

"Se trata de viviendas tipo loft con espacios singulares y altos techos”, reza la publicidad del proyecto, que precisa que todas las viviendas “serán exteriores o con amplias terrazas” y que en el edificio habrá un párquing con 34 plazas y “zonas comunes de alta calidad”.

En la antigua base socialista se ofertan viviendas de 700.000 euros con el reclamo: “Situado cerca del Club de Polo”

Aunque en este caso los compradores potenciales no deben tener un perfil cercano al del sultán de Brunei, como los de Còrsega 331, también se intuye que se busca a un comprador foráneo, sin perder la vista de que Les Corts es una zona menos burguesa que la de la exsede convergente. El edificio, prosigue el texto publicitario colgado en internet, “se sitúa cerca de la estación de Sants, del Camp Nou (estadio del FC Barcelona), cerca del Real Club de Polo de Barcelona y también del campus universitario más grande de la ciudad”. La alusión al Club de Polo parece pensado para el comprador extranjero. La verdad es que queda bastante más lejos de la exsede socialista que el Hotel Casa Fuster de la exconvergente.

Unió, el día del juicio final

Caso aparte es el de la última sede de Unió, en Nàpols, 35. El partido de Josep Antoni Duran Lleida (y decir que era suyo parece lo adecuado) colapsó en cuanto voló solo, alejado de la nave nodriza convergente. Duran se fue antes que el avión se estrellara y visitar la sede ahora resulta desolador. Está como si la hubieran dejado hace cinco minutos para evacuar el planeta Tierra, o como si un rayo divino hubiera fulminado a los democristianos. Una senyera visible en el cristal, dos plantas secas, el teléfono de la centralita. Mesas de despacho con correo por abrir. A lo lejos se vislumbra una estantería con libros. El timbre no funciona. Fuentes cercanas a lo que fue el partido de Duran afirman que el local está ahora bajo el control del administrador concursal. Ni siquiera pueden precisar si está en venta. Ningún cartel lo anuncia, a pesar de que tiempo atrás sí fue ofertada por alguna inmobiliaria.

En el PP, la bajada en ingresos por la caída en resultados electorales –Ciudadanos acabó robándole la pelota en el patio- le ha obligado a poner su sede en el mercado. Con Josep Piqué al frente, pilotando un giro catalanista que no se sabe si tuvo menos de giro o de catalanista, los populares dejaron la oficina que alquilaban en Urgell, 259 para desplazarse 10 números hasta el 249. Allí compraron el local -1.000 metros cuadrados; 500 de planta baja y 500 de sótano- que ahora venden por 1,9 millones de euros, según el portal Idealista. Fuentes del partido explican que pese a que sigue siendo utilizada, la sede recibe de vez en cuando la visita de compradores potenciales. Imaginen al guía: “Aquí recogimos firmas contra el Estatut. Aquí celebramos el pacto con Pujol. Aquí fue Aznar al lavabo”.