conflicto de convivencia

Un 'tsunami' de quejas vecinales exige a Colau más seguridad y civismo

Una veintena de entidades se alían de nuevo en una marcha contra la degradación de sus barrios

jcarbo46015612 manifestacion vecinos181124203514

jcarbo46015612 manifestacion vecinos181124203514 / periodico

Patricia Castán

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El 24 de noviembre era posiblemente el peor sábado del año para sacar reivindicaciones a la calle. Decenas de miles de barceloneses -incluidos los menos contentos con la gestión del equipo de gobierno de Colau- se han entregado sin tregua al 'black saturday' que prorrogaba los descuentos e invitaba al 'shopping' navideño. Así que para manifestarse ante el ayuntamiento en medio de esa euforia festiva y consumista hoy sábado hacía falta mucha motivación. Tanta como han exhibido un par de centenares de vecinos vinculados a la veintena de entidades que participaban en el segundo Tsunami Vecinal, que aspira a arrasar con el incivismo y la inseguridad sus barrios.

Antes que el anunciado tsunami (así se llama la convocatoria) se fueron formando las olas. De distintos barrios y zonas (Vila Olímpica, Besòs, Diagonal Mar, Fòrum, Raval, Barceloneta, Poble Sec, Poblenou, el Carmel...) fueron saliendo grupúsculos de vecinos cabreados, pancartas en mano. Se concentraron a pie de Correos, en la Via Laietana, mientras la Guardia Urbana cortaba el tráfico desde Urquinaona para enfado de los compradores que llegaban en coches y buses a la vorágine del epicentro comercial de la ciudad.

Entre las primeras comitivas apareció la del Poble Sec. Sergi Gázquez, portavoz de la Unió d'Associacions de Veïns del barrio, contó que sus vecinos están hartos de amanecer con las calles llenas de restos de botellón y orines -"el ayuntamiento ya no hace el baldeo con agua por las mañanas"- y de ver cómo el barrio se degrada por un incivismo desatado y cada vez más problemas de seguridad.

Problemas compartidos

Coinciden en sus desvelos con Francisco Abad, presidente de la asociación del Besòs, quien se queja de que la policía casi no se deja ver por su barrio y que "a los pocos que hay no se les deja actuar". Ni con agentes cívicos ni con un inspector al que han ilustrado sobre los problemas de suciedad del barrio mejora la cosa, insiste. "Pusimos unas latas como testigos y pasaban los días y allí seguían". Como otros participantes, vio manos negras "retirando los carteles" de la marcha, lamentó.

En la Barceloneta, como destacó David Riojo, los problemas son comunes a sus convecino, sumados a una fuerte presión turística e inmobiliaria y a un déficit de recursos. Su cabreo ha aumentado en la medida en que la alcaldesa "no ha cumplido con el plan de reuniones previstas" desde la última revuelta vecinal. Jordi Giró, presidente de la Vila Olímpica, reitera que "el ayuntamiento no ha hecho los deberes", lo que en su zona se traduce por la amenaza de un macro albergue, los robos y trapicheo de drogas en el parque Moscú, la venta de alcohol en colmados a los noctámbulos....

La manifestación acabó ante el ayuntamiento, con un gran círculo de pancartas de protesta

Suma y sigue en el Raval, con el añadido de la crisis de los narcopisos y la exigencia de seguridad, añadía Lluís González, de la Taula de Mediació Folch i Torres. "Ajuntament, el Raval no aguanta més", amenazaba alguna pancarta. La marcha culminó en Sant Jaume, donde el pequeño ejército de pancartas formó un círculo ante el consistorio mientras sus representantes pedían soluciones desde un megáfono. El público del controvertido pesebre municipal se convirtió en improvisado auditorio.

Muy cerca, se celebraba una asamblea convocada por Acció Raval donde decenas de vecinos y colectivos expresaron sus angustias en la plaza del Pedró: el temor a perder sus pisos o la imperiosa necesidad de un nuevo CAP para el Raval Nord, dando por buena la propuesta de la Conselleria de Salut para llevarlo a la Capella de la Misericòrdia.