SEGURIDAD

Los Mossos y la Urbana renegocian su reparto de funciones en Barcelona

Guillem Sànchez

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El director de los Mossos d'Esquadra, Andreu Joan Martínez, y el comisionado de Seguretat de Barcelona, Amadeu Recasens, encabezan el grupo de trabajo mixto entre Conselleria d'Interior y Ayuntamiento para "actualizar", en palabras del primero, un convenio que regula la relación entre Mossos y Guardia Urbana que ha quedado "obsoleto", en palabras del segundo.

El reparto de funciones entre ambos cuerpos se redactó en el 2005, cuando la policía catalana se desplegó en Barcelona para asumir las competencias del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil. Sin embargo, en 13 años, la ciudad ha cambiado mucho. "Ha crecido la población y esta es objeto de nuevos fenómenos delictivos", subraya Martínez, sin citar explícitamente la amenaza yihadista o la epidemia de narcopisos. En este tiempo, también han evolucionado los propios cuerpos. Y la Guardia Urbana lo ha hecho hacia un modelo "basado en la proximidad y la transparencia", remarca Recasens, que ha supuesto renunciar a la función de orden público.

Tanto Martínez como Recasens se muestran reacios a avanzar ninguna de sus prioridades en una de negociación que, aseguran, comienzan "con lealtad mutua", algo que no siempre ha sucedido. Aunque durante las entrevistas con EL PERIÓDICO ambos han reconocido que una de las carpetas que se abrirá será la que concretará mejor las funciones de policía judicial que puede desempeñar la Urbana. Las unidades de investigación del cuerpo municipal o su Grupo de Delincuencia Urbana (GDU) han sido claves para acreditar ante el juez la actividad de los narcopisos en Ciutat Vella o descubrir las vías de suministro de material falsificado a los vendedores top manta. "Podrían completar esta función con la recepción de denuncias", apunta Martínez.

Colas en las comisarías

No se trataría de una novedad menor para el ciudadano dado que comisarías como la de Ciutat Vella registran colapsos importantes para recoger denuncias. Actualmente, la Urbana solo recoge demandas por los delitos más sencillos, hurtos o pérdidas de objetos. 

En la misma mesa se debatirá también sobre el Puerto de Barcelona, una administración independiente pero colindante con la ciudad, responsable de la orilla en la que se concentra un problema como la venta ambulante ilegal. Y aunque nadie discutirá la competencia en seguridad viaria dentro de la capital catalana, responsabilidad de la Urbana, sí se abordará en qué casos una patrulla de los Mossos puede intervenir para sancionar una infracción que detecte in fraganti. Sin que haya nada escrito sobre este asunto, la inercia ha provocado que los Mossos hayan dejado de multar en Barcelona.

Mejorar la coordinación

La coordinación entre ambos cuerpos debe mejorar porque las políticas de austeridad del Partido Popular han dejado a las dos policías con una falta de efectivos lacerante. El gobierno español adeuda a los Mossos unos 800 millones de euros porque el presidente Rajoy dejó de abonar el 100% del dinero estatal para la policía autonómica y tampoco ha permitido que se convoquen nuevas promociones entre el 2011 y el 2018. "Las sensaciones con el nuevo equipo del Ministerio de Interior son buenas", explica Martínez, que valora que se haya creado una comisión permanente y bilateral para lograr la convocatoria de 1.500 mossos que se integrarían en junio del 2020 -750- y en junio del 2021 –otros 750-. "Estamos dentro del plazo para que esto pueda conseguirse". El ministro Marlaska también ha prometido que comenzará a restituir el monto de 800 millones en cuanto se aprueben los presupuestos generales.

Recasens, por su parte, solicita al gobierno español que acceda a reponer con previsión todas las bajas que puede provocar el decreto sobre la prejubilación de policías locales que prevé aprobar. "Que nos den un plazo de año y medio antes de aplicarlo porque eso es lo que tardamos en generar nuevos agentes", razona. 

A Barcelona le faltan policías, tanto mossos como guardias, por eso es todavía más necesario "mejorar la coordinación" entre ambos, coinciden Martínez y Recasens.

Ciutat Vella, laboratorio de pruebas

Ciutat Vella es un laboratorio de pruebas idóneo para buscar nuevas fórmulas que mitiguen la ausencia de efectivos. La Urbana activó en verano un plan de choque consistente en enviar un refuerzo de 56 agentes a este distrito y en aprobar una partida de 12 millones de euros en horas extras invertidas alargar los horarios de los efectivos que operan en estos vecindarios. Sin embargo, la medida se ha confirmado insuficiente. Este miércoles 31 de octubre -aunque la fecha oficial es el 1 de noviembre- los Mossos estrenan un nuevo intento de pacificar el distrito, y más en concreto, el Raval. Tras los datos del balance delincuencial que han registrado un repunte alarmante de los delitos, la policía catalana ha diseñado el dispositivo 'Ubiq', que recibe este nombre como abreviación de ubicuidad, para "elevar la presencia de policía uniformada" sobre todo en los puntos más conflictivos y durante las franjas horarias más complicadas. "No es ningún brindis al sol, es un esfuerzo real que se notará", matiza un mando policial.

El plan 'Ubiq'

El plan 'Ubiq' significa enviar diariamente a Ciutat Vella un convoy que integrarán una furgoneta de seis antidisturbios del Área Regional de Recursos Operativos (ARRO), dos coches patrulla de la Unitat Regional de Proximitat i Atenció al Ciutadà, tres motoristas Guilla del Grupo Regional de Motoristas y dos agentes de paisano especializados en delincuencia urbana. Este grupo alternará su presencia en los sectores del distrito de más riesgo. 

Las instrucciones que han recibido son aparcar los vehículos en lugares visibles y patrullar en binomios -los antidisturbios y los agentes de proximidad- por la zona. "El barrio debe notar que estamos allí y los delincuentes, también", remarcan. Los motoristas actuarán en trinomio, es decir, los tres juntos, un número que permite que, al identificar un grupo numeroso, uno de ellos trate con los sospechosos, el segundo se quede en segunda línea para dar seguridad y el tercero contacte con la sala de control para poder comprobar que sobre ellos no consta una orden de detención pendiente.

Esta es precisamente la tarea que van a llevar a cabo los efectivos que encarnan el dispositivo: identificar a cualquier sospechoso que detecten los agentes de paisano para poder perseguir la tenencia de armas blancas. En el Raval y en el Born se han producido en los últimos meses altercados graves con machetes, casi siempre vinculados a discusiones derivadas de los narcopisos.

La presencia de los tres tipos de vehículos, especialmente las motos, posibilita que su presencia no se limite a tranquilizar a vecinos -que serán informados por los agentes de proximidad- y a espantar a malhechores, sino que también funcionarán como un recurso de respuesta rápida ante cualquier emergencia en la zona. "Es un dispositivo dinámico" que suplementa el servicio ordinario de la comisaría de Ciutat Vella, resume Martínez. "Lo que notará el ciudadano es que verá más policías", aclara Recasens.