Collboni promete 1.000 agentes más en la Guardia Urbana para acabar con la inseguridad

La campaña electoral para las elecciones municipales de Barcelona del próximo mayo no ha comenzado aún, pero la carrera por la alcaldía arrancó hace semanas. El candidato del PSC, Jaume Collboni, ha presentado este sábado la que probablemente será una de las apuestas más destacadas de su programa: la mejora de la seguridad de la ciudad, la cual pasa, según el socialista, por convocar 1.000 plazas nuevas de agentes de la Guardia Urbana en cinco años.

Esta medida estará dentro del 'Nou Model de Seguretat per Barcelona des de l'esquerra' que impulsará su partido y en ella invertirá 46,5 millones de euros. Actualmente hay 2.978 agentes pero, con la entrada en vigor el próximo año del decreto de jubilación para policías a los 59 años, en el 2023 serán unos 2.500 si no se convocan plazas nuevas. Collboni se ha comprometido a alcanzar los 3.500 efectivos para dar respuesta a la "crisis de seguridad" que vive Barcelona, de la que ha responsabilizado a la alcaldesa, Ada Colau.

En el coloquio 'Barcelona, ciutat segura', celebrado en la sede del PSC, Collboni ha asegurado que para su partido "la seguridad pública es un instrumento para proteger las libertades, derechos y convivencia" de la ciudadanía y que siempre son los barrios más vulnerables y las familias sin recursos quienes más sufren la inseguridad. Según él, en Barcelona el "principio de autoridad democrática está tocado desde hace años", pero desde el 2015, directamente, "no se asume". El alcaldable ha acusado al ayuntamiento de Barcelona en Comú de "inacción" y de "menospreciar" la opinión profesional de la Guardia Urbana. "La carencia evidente de la actual dotación de la policía municipal, acompañada de la carencia crónica de Mossos d'Esquadra, tiene efectos claros en la ciudad", ha dicho.

Collboni, quien también se ha comprometido a crear una agencia de prevención en materia de seguridad, ha criticado que en Barcelona el índice de victimización ha retrocedido a niveles de los 80, cuando la primera oleada de la heroína (actualmente hay una segunda) atizó con fuerza la capital catalana y, en especial, el distrito de Ciutat Vella. Después esta se mezcló con la aparición del sida y con un aumento del paro entre las clases populares. En este sentido, el socialista ha apelado a la "experiencia histórica" de su partido para revertir esta situación y por eso este sábado ha estado acompañado de los exalcaldes Joan Clos (1997-2006) y Jordi Hereu (2007-2011).

Años 80: muertes por sobredosis

Clos, que entró en el ayuntamiento en el 79, con las primeras elecciones democráticas, citó dos asesinatos a taxistas y otros dos a farmacéuticos sucedidos en aquella época para ilustrar la inseguridad que se vivía en Barcelona. "Todo esto, unido a las muchas muertes por sobredosis, generó una reacción de pánico en la ciudad", ha explicado y ha añadido que por eso el PSC, que entonces estaba en el gobierno municipal, decidió crear el Consell de Seguretat de Barcelona. En aquella época se creó también la Enquesta de Victimització. Clos también ha reconocido que "desde la izquierda el tema de la seguridad siempre genera un poco de incomodidad".

Por su parte, Hereu, que entró en el ayuntamiento en el 2003 como regidor, ha explicado que él tuvo que enfrentarse a problemas diferentes. "Barcelona comenzaba a ser una ciudad global. Todo el mundo venía a Ciutat Vella: inmigrantes, pero también la nueva ciudadanía. A esto se sumó el turismo y la aparición de nuevas desigualdades", ha dicho. Fue así como nacieron nuevos retos, como la convivencia y el civismo. "Ahora nos gobiernan los que votaron 'no' a la ordenanza de civismo. La gente ve que actualmente no hay un gobierno que se tome en serio Ciutat Vella", ha finalizado.