calles de oro

La moda gana terreno en el paseo de Gràcia por sus imparables alquileres

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Patricia Castán

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El mejor escaparate de Barcelona mide solo un 1,5 kilómetros y cotiza cada año más caro. Circunstancias que, combinadas, suponen una purga natural para que primero fuesen los bancos los que se casi se han extinguido y ahora sean los restaurantes de alquiler los que van cediendo paso a la moda en el paseo de Gràcia. Un eje de oro que, según comerciantes y consultoras del sector, vive un buen momento de salud, aunque afronta el reto de mantener una diversidad de comercios, servicios y cultura que preserve su atractivo. En otras palabras, sus vertiginosos alquileres corren el riesgo de devorar la variedad en pos de las grandes -y millonarias- marcas.

Una radiografía al día detecta 190 locales a pie de calle de los que 120 están abanderados por tiendas de moda, mientras que el resto dibujan un mix de edificios culturales (como la Casa Batlló o el Palau Robert) e institucionales, hoteles, restaurantes, cafeterías, joyerías, perfumerías, bancos y otros. El que antaño fuera el paseo de las grandes entidades bancarias, se ha quedado ahora con apenas media docena. Una mutación natural al compás de las leyes del mercado que le coronan año tras año como segunda calle más cara (por metro cuadrado), por detrás del hiperconcentrado Portal de l'Àngel. Aunque con grandes diferencias cualitativas, ya que el paseo de Gràcia sigue siendo la única calle donde está dispuesto a desembarcar el superlujo.

El último y exhaustivo informe anual de la consultora Ascana destacaba que, pese a haber sido el 2017 un año convulso para la capital catalana por el atentado y la inestabilidad política, sus zonas prime (la primerísima línea comercial) siguen pegando fuerte. El paseo, que viene a ser también el termostato del nivel turístico de la ciudad, experimentó una subida de las rentas del 4% -y una rentabilidad para los propietarios de los inmuebles del 3,7%-, hasta llegar a los 260 euros el metro cuadrado mensual de media, con una media que se eleva a 285 euros en su cotizado tramo alto, donde hay picos de hasta 370 euros el metro cuadrado.

Inditex ya se ha hecho con el 22% de los metros cuadrados comerciales del Portal de l'Àngel

Esos estratosféricos costes hacen que solo las supermarcas puedan permitirse echar allí el ancla, sean firmas de gran consumo como la 'santísima trinidad' que ha dibujado Zara, H&M y Uniqlo en la parte baja con sus buques insignia, o marcas de gran lujo dispuestas a asentarse en grandes locales de 2.000 metros cuadrados como los que ostenta el tramo que va de València a Diagonal. Si hubieran más espacios de 150 o 200 metros cuadrados arrasarían, señala María de Marco, del departamento de Retail de Ascana, que sigue de cerca todos los movimientos en la zona.

La puja de esas multinacionales va descabalgando a proyectos que no resultan rentables con semejantes alquileres. Entre las defunciones recientes, el gigantesco restaurante Tenorio, el Navarra (en obras para acoger otro negocio por determinar) o el Original's Bakery (antes Baguetina Catalana)... Algunos no son fáciles de recolocar por distintos motivos, empezando por los altísimos precios. Ni en el paseo de Gràcia hay garantías de reconversión rápida cuando un local es demasiado grande, demasiado pequeño, tiene poca fachada para escaparate o no está en una ubicación estratégica. 

Éxitos y riesgos

Luis Sans, presidente de la asociación Passeig de Gràcia, cree que el eje está en un "buenísimo" de forma: la mayoría de las marcas más prestigiosas ya han arraigado y las grandes pendientes de aterrizaje están a la espera del local idóneo; superó lo peor de la crisis gracias al auge del turismo de alto nivel adquisitivo en su momento, y puede presumir de sumar el tiró del glamur, con el de las 'flagships' de consumo popular que mueven a miles de compradores diariamente. 

No obstante, y aunque "el paseo todavía tiene un buen mix comercial" -obviamente sin tiendas de proximidad ni alimentación-, a Sans le preocupa que se pueda avanzar hacia la pérdida de diversidad. "No queremos un paseo uniforme, donde solo haya moda, tiene que haber gastronomía, cultura, farmacias, cafeterías", mantiene. Observa con preocupación lo que pueda acabar siendo del antiguo Bulevard Rosa, que era un crisol de pequeños comercios con identidad propia. Sus propietarios aún están negociando la división de los espacios y sus posibilidades con uno u otro formato, pero se da por hecho que serán pocos operadores y con gran atractivo popular, dada su particular fisonomía interior.

El 2018 está siendo un año de muy pocas operaciones, destaca Domènec Casellas, asociado del departamento de Retail de la consultora Cushman & Wakefield por la poca disponibilidad de locales y los recientes movimientos. por ejemplo, se ha alquilado por fin el gran local del 103 junto a Diagonal (antes Imaginarium), aunque no ha trascendido a qué operador. El misterio planea también en el otro extremo del paseo, en el número 2, con obras en el edificio de Catalana de Occidente donde estuvo el restaurante Navarra y Swatch. Y también está en transformación el antiguo Banco Popular que albergará oficinas y está por decidir si un amplio espacio comercial en los bajos o dos de menor tamaño. En el caso del Tenorio, en el mismo edificio hay otro espacio destinado a pop ups temporales (Adolfo Domínguez estará unos meses mientras se reacondiciona su tienda del 32, en una ubicación donde también se ha encajado a Isabel Marant), que cuando quede liberado potenciaría las posibilidades del antiguo restaurante, al ganar fachada y escaparate.

Donde estuvo Intropia desembarcará Loro Piana (ya en obras en el 89), mientras que el resto de bajos de ese edificio, presuntamente se unirán cuando finalice la 'pop up' de Montblanc, mientras este renueva su ubicación definitiva del 99. Uno de los pocos inmuebles presuntamente libres es el de Bakery del 58, a precios por las nubes y en negociación, mientras que en el 21 donde estuvo Brandy Melville llega Muji. Casellas señala que los años 2019 y 2020 serán de bastante movimiento, tanto por reubicaciones como ampliaciones, también algún nuevo fichaje, pese a un contexto de "cautela" por parte de las marcas de cara a abrir tiendas en Europa.

Del auge de la Diagonal a la redefinición de Portaferrissa

Cada uno de los ejes comerciales más cotizados de la ciudad tiene personalidad propia y reglas del juego que no sirven para el resto incluso si apenas les separan unos metros. En esa Champions League juegan muy pocos y la ubicación céntrica y la afluencia masiva de paseantes/compradores son determinantes para estar entre los elegidos. Desde la Rambla a la Diagonal, pasando por varios tramos de muchos kilates.