BARCELONEANDO

Rebelión en la granja (catalana)

La fábula del procés en la que los 'animales' quieren separarse de la 'granja ibérica'

Presentacion del libro 'Independencia en la granja' de Jose Serralvo, en la libreria +Bernat

Presentacion del libro 'Independencia en la granja' de Jose Serralvo, en la libreria +Bernat / ELISENDA PONS

Ramón de España

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El pasado miércoles, me disponía a acudir a la presentación de un libro en la +Bernat cuando cayó un chaparrón de proporciones bíblicas gracias al cual llegué empapado al acto. Teniendo en cuenta que el día anterior, durante la gloriosa fiesta patriótica del 11 de septiembre, el sol había brillado en Barcelona y que el libro que se presentaba, 'Independencia en la granja', de José Serralvo era una fábula humorística sobre el 'procés', llegué a la conclusión, apresurada y supersticiosa, de que la climatología había tomado partido por los independentistas. Para colmo, cuando llegué a la librería, me crucé con uno de los presentadores, Félix Ovejero, quien, al verme con gabardina y gorra de béisbol, en vez de felicitarme por mi elegancia casual o citar el último libro de Sergi Pamies, 'L'art de portar gavardina', me espetó que le recordaba al Ignatius J. Reilly de 'La conjura de los necios'. “Solo te faltan las orejeras en la gorra”, remachó el clavo el amigo Félix. Menos mal que luego Dios le castigó haciéndole olvidarse el paraguas en la librería (aunque maldita la falta que le hacía, ya que para entonces no llovía).

Saludé al otro presentador, mi viejo amigo Ignacio Vidal-Folch, actualmente exiliado en Madrid para no ser menos que Puigdemont, y le presenté a Carlos Cañeque, que también rondaba por allí. Gracias a la lluvia, parecía que en vez de llegar a pie o en taxi, lo hubiésemos hecho en patera, dejando atrás a los compañeros ahogados. La lluvia, eso sí, impidió la posible aparición de los CDR con sus antorchas, que se les habrían apagado en el acto. Saludé al autor, un simpático novelista andaluz (Jerez de la Frontera, 1984) que trabaja para la Cruz Roja Internacional y ha estado destinado en sitios como el Congo o Afganistán, donde sí que hay crisis humanitarias de verdad y no como la que vive Quim Torra a diario y dio comienzo el acto, lleno de esas personas que se sienten tan solas que se apuntan a lo que sea con tal de que se ponga verde al régimen.

La presentación de 'Independencia en la granja' estaba llena de esas personas tan solas que se apuntan a lo que sea si pone verde al régimen

Mientras Ovejero habló del presente -entre otras cosas, de la actitud de virgen violada de los trabajadores de TV3 cuando Albert Rivera le dijo a Lídia Heredia que eran el aparato de agitación y propaganda de los indepes-, Vidal-Folch se dedicó a reivindicar el humor ante las situaciones más serias. “Nadie nos puede decir de qué podemos reírnos y de qué no”. Según él -y no puedo estar más de acuerdo- el humor es un arma fundamental contra el nacionalismo y contra el poder en general, “ya que reírse de un pobre infeliz al que todo le va fatal no tiene ninguna gracia”. Se remontó hasta Mijail Bulgakov, autor de 'El maestro y Margarita', y recaló en el célebre viaje de Joseph Roth y Walter Benjamin al Moscú de poco después de la revolución, cuyas maravillas se tragó Benjamin mientras Roth, en solo cuatro o cinco días, ya se dio cuenta con su retranca habitual de que allí empezaban a pintar bastos muy pronto.

Llegado el turno de palabra al autor, José Serralvo, el hombre nos dijo que su libro procedía en realidad de un grano en el culo: “Vine a operarme a Barcelona de una fístula y pasé tres semanas de convalecencia en el hospital, donde tenían puesta TV3 a todas las horas del día. Fue así cómo me fui interesando por un tema, la independencia de Catalunya, que en principio ni me iba ni me venía. Aproveché para leer el 'Homenaje a Cataluña' de Orwell, un autor que siempre me ha encantado, y así, poco a poco, con la inspiración de 'Rebelión en la granja' y hasta de '1984', fui dando forma a 'Independencia en la granja', una fábula sobre el procés con animales que quieren separarse del resto de la granja ibérica”.

El resultado es un divertido relato protagonizado por el cerdito Puerquimón que no hará mucha gracia a los procesistas y que nuestras librerías, sobre todo las más progres, esconderán convenientemente en alguna zona poco frecuentada del local, aunque lo haya publicado una editorial tan prestigiosa como la sevillana Renacimiento.