LA MOVILIDAD EN LA CAPITAL CATALANA

Barcelona abre el curso con más oferta de transporte público que nunca

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Carlos Márquez Daniel

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La vuelta al cole es un ‘reset’ anual para la ciudad. El verano sirve para ponerlo todo patas arriba, para ejecutar obras en la vía pública aprovechando que no hay clases y que las vacaciones reducen el tráfico más de un 20%. Pero todo termina y todo regresa, y la capital catalana, como sucede en todo el planeta, pone de nuevo el contador a cero cuando los niños vuelven a llenar los patios. Este año no habrá un arranque traumático en cuanto a movilidad, más allá de un par o tres de obras de calado que pueden complicar o seguir complicando los accesos. Ayudará, además, que la capital catalana tenga la mayor oferta de transporte público de su historia. Otra cosa es que crezca la demanda. Eso está por ver.

Barcelona está a un suspiro de terminar la lenta y larga implantación de la red ortogonal de autobuses. A saber, la malla de 28 líneas verticales, horizontales y en diagonal que viene a substituir el desorden heredado de los antiguos trazados del tranvía. Tenemos ya operativos 23 de estos autobuses que TMB califica de "altas prestaciones" por su elevada frecuencia de paso (entre cuatro y siete minutos), aunque no por su velocidad media, de apenas 12 kilómetros por hora. Está previsto que el próximo otoño, a un suspiro de las elecciones de mayo del 2019, se pongan en marcha las cinco que faltan, lo que pondrá fin a un proceso de seis años que empezó en septiembre del 2012, en tiempos del alcalde Xavier Trias. Sin tener en cuenta las que faltan, la red ortogonal ya transporta al 53% del pasaje diario del bus. Teniendo en cuenta que el total de líneas que gestiona TMB asciende a casi 100 (entre las convencionales y las de barrio), parece que el invento funciona.

Bienvenida L10 sur

En cuanto al metro, el pasado sábado se puso en funcionamiento el ramal sur de la L10 de metro, que incorpora dos nuevas estaciones (Foneria i Foc Cisell) en los barrios de la Marina. Este suburbano todavía debe incorporar ocho estaciones desde Gornal (L9) hasta Polígon Pratenc. A principios del 2019 está previsto abrir otras dos paradas en terrenos de L’Hospitalet. Para el resto todavía habrá que esperar. Este puede ser, además, el año en el que se desatasquen las obras de la línea 9. Esa es la intención del Govern, que prevé tener esos 16 kilómetros pendientes entre Sagrera y Zona Universitària terminados en algún momento entre el 2022 y el 2025. Pero ojo, conocida la trayectoria del proyecto, con tomarse muy en serio los plazos sobre el papel. Lo que es indiscutible es que el metro pasa por su mejor momento de forma. En el 2017 se batieron todos los récords históricos al superar los 390 millones de validaciones. El bus, por su parte, registró sus mejores números de la década, esto es, desde que arrancó la crisis. 

Lo que no puede unirse a la oferta ferroviaria, por ahora, es el tranvía por la Diagonal, que pasó todos los cortes técnicos pero no logró el apoyo políticoapoyo político necesario para salir adelante. Barcelona en Comú le apretó las tuercas a ERC hasta la extenuación, pero no hubo manera de que sumaran al proyecto, ni que fuera solo el tramo que los propios independentistas llevaban en su propio programa electoral, entre Glòries y Sant Joan.

Ojo con los patinetes

La ciudad también inaugura curso con más kilómetros de carril bici que nunca (el año acabará con cerca de 200) pero con el reto de que los patinetes eléctricos y los ciclistas aprendan a convivir en un espacio reducido y a velocidades tan distintas. Las restricciones al coche y la moto (no solo por los planes anticontaminación, también por las limitaciones de aparcamiento, la pérdida de carriles y la introducción, timidísima, de supermanzanas) están animando, u obligando, según se vea, a muchos a apostar por los vehículos de movilidad personal.

Por lo que respecta a las obras que pueden entorpecer el arranque del curso, hay que citar un par de casos. El primero es un clásico (Glòries) y el segundo (Mallorca) dejó muestras en julio, ya sin colegios, de su capacidad de generar el caos. La plaza de las Glòries prosigue la construcción del túnel viario que debe permitir que en la superficie aflore un enorme parque, de nombre Canòpia Urbana. Esto mantendrá los problemas que se llevan produciendo desde hace un lustro en el acceso y salida a la ciudad por Gran Via. Con un añadido: la noche del miércoles al jueves, la arteria quedará reducida a un carril, tanto de entrada como de salida, entre Rambla del Poblenou y la calle de Bilbao.

Los trabajos en la plaza se reanudaron en marzo, después de que en mayo del 2017 se detuvieran por decisión municipal. El gobierno de Ada Colau decidió rescindir el contrato por los incumplimientos de la empresa adjudicataria. Si todo sale según lo previsto, la galería debería ser transitable en el 2021, incluida la segunda fase del túnel, que dicta la perforación hasta la Rambla del Poblenou.

Salidas del AVE

Por lo que respecta a la calle de Mallorca, la construcción por parte del gestor ferroviario Adif de tres salidas de emergencia del túnel de alta velocidad que enlaza Sagrera y Sants tendrá la calle cortada hasta finales de año. Las obras se iniciaron la última semana de julio y ya pudo comprobarse hasta qué punto afecta a la circulación por la Meridiana, que ya de por sí presente tropezones viarios con la remodelación del tramo Glòries-Mallorca (hay un carril menos entre Aragó e Independència) que se alargará hasta, como mínimo, marzo del 2019. Además de en la Meridana, Mallorca se encuentra cortada entre Xifré y Dos de Maig y entre Sicília y Roger de Flor, así que todo lo que sea incluir esta vía en una hipotética ruta urbana en coche o moto no es para nada recomendable. Lo mejor es usar Aragó, que deberá asumir toda esa carga de vehículos como buenamente pueda.

La Ronda de Dalt, que ha sido uno de los puntos calientes del verano, ya ha recuperado la normalidad con la apertura del carril cortado en sentido Llobregat entre las salidas 5 y 6 para acometer nuevos trabajos de la cobertura de la arteria a la altura del mercado de la Vall d’Hebron. También las líneas de metro con tramos cortados durante las vacaciones (L3 y L2) también estarán a pleno rendimiento. Ahora solo falta que las escuelas abran, que los niños regresen a los pupitres, que los padres respiren tranquilos y que la ciudad funcione lo mejor que pueda.