REGRESO AL SUEÑO DEL 92

El Gobierno apoya los JJOO de Invierno Pirineus-Barcelona pero exige el "máximo consenso"

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Carlos Márquez Daniel

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Acoger o no unos Juegos Olímpicos va mucho más allá del evento en sí. Las ciudades, en su afán de cultivar un modelo propio de crecimiento, deben elegir entre hacerlo a golpe de acontecimiento o convertirse en una plataforma permanente de actividades de relieve internacionalBarcelona, en los últimos años, parece haber apostado por la segunda vía. Pero la idea de ser sede de los JJOO de Invierno va más allá de los límites urbanos: siempre fue un proyecto de país. Tras el fiasco de la candidatura del 2022, ahora se habla del 2030, sin descartar el 2026. Las ilusiones -y las incertidumbres- se han disparado tras conocerse que un consultor del Comité Olímpico Internacional (COI) visita esta semana las distintas zonas que podrían albergar la cita. La última palabra, sin embargo, y con todo lo que eso significa, está en manos de la política. Todos de acuerdo en que nada se hará sin un amplio consenso social e institucional. Esa es, de hecho, la línea roja.

Lo único cierto por ahora es que Gilbert Felli, exdirector ejecutivo del COI, encabeza esta expedición de tres días a Catalunya que tiene como objetivo conocer de primera mano las vicisitudes del proyecto. No es un hombre cualquiera, no solo por el cargo que ostentó (Juan Antonio Samaranch fue su mentor), sino por la excelente relación que mantiene con Barcelona, ya que hizo de enlace entre Lausana y la organización de los JJOO de 1992. Le acompañan, además de los alcaldes de los municipios implicados, el secretario general del Esport de la Generalitat, Gerard Figueres, que se ha convertido en el resucitador del proyecto después de que el consistorio barcelonés cediera el cetro al Govern. De ahí que Barcelona-Pirineus pasara a ser Pirineus-Barcelona. Al margen de pisar el terreno alpino (lo hará el miércoles), haría bien Felli en revisar la decena de tomos que la oficina municipal liderada por Enric Truñó preparó a partir de enero del 2010, cuando el entonces alcalde Jordi Hereu anunció su intención de que la capital catalana albergara los Juegos de Invierno del 2022

Felli estuvo ahí

Entonces fue precisamente la política quien echó por tierra las aspiraciones. Xavier Trias, que arrebató la alcaldía a los socialistas en el 2011, anunció en octubre del 2013, un viernes, durante la inauguración de una escuela en la Barceloneta, que la ciudad se retiraba de la contienda. "No se dan las condiciones para ganar los Juegos. Empieza el trabajo para el 2026", dijo el edil. La consulta popular que se planteó sin llegar a realizarse, y que tenía a la ciudadanía dividida, terminó por achicar al concejal de CiU. Diez días antes, el propio COI había instado a Barcelona a apearse de la carrera. La nula cultura de deporte invernal y las diferencias políticas fueron las razones esgrimidas. Felli, por cierto, estuvo presente en aquel encuentro en Lausana.

 Barcelona en Comú no ha destilado excesiva ilusión a pesar de que en el 2016 se celebró una comisión extraordinaria para abordar el tema. Ahí quedó claro que los ‘comuns’ tienen otras prioridades, aunque el suyo no es un rechazo de plano. En esas sesiones apareció el ‘procés’. "¿Cómo piensan conseguir el apoyo del Gobierno y a la vez la desconexión de Madrid?", preguntó el concejal Jaume Asens a la bancada convergente. Una de las conclusiones de aquella comisión fue que debía ser la Generalitat quien liderara la iniciativa, como así está siendo. Figueres explica a este diario que uno de los cambios más importantes es la "sostenibilidad del proyecto". Es por ello que el presupuesto se ha reducido un tercio respecto a la propuesta inicial, de manera que la organización saldría por unos 1.300 millones, a repartir entre el COI (800 millones) y las administraciones del país y los espónsores (500 millones). "Es muy asumible", estima. "Todo esto -añade Figueres- no podemos hacerlo de espaldas al gobierno del Estado". 

"Voluntad compartida"

A nadie se le escapa que el momento no es el mejor. Habida cuenta de que el COI exige a las candidaturas el apoyo y el compromiso explícito del comité olímpico local (y por ende, del Gobierno), conseguir que el deporte quede al margen de la cosa política no será sencillo. Un portavoz del Consejo Superior de Deportes ha explicado a este diario que el Ejecutivo de Pedro Sánchez "ve con buenos ojos" la propuesta, pero advierte de la necesidad, o más bien dicho, de la obligación de que el proyecto salga adelante "con el consenso y la unidad de todas las administraciones implicadas". La propia secretaria de Estado para el Deporte, María José Rienda, se reunió con Figueres el lunes. El hecho de que Rienda fuera profesional de los deportes de invierno también le viene como anillo al dedo a la propuesta. El alto cargo del Govern le avanzó la intención de impulsar la candidatura (fue el segundo punto en el orden del día), y la respuesta fue que adelante, siempre que haya una voluntad compartida por todos. 

Figueres explica que la visita técnica de Felli está siendo "muy provechosa", y asegura que, aunque oficialmente se trabaja de cara al 2030, "no se descarta intentarlo en el 2026". Razones no faltan. Tras dos sedes asiáticas, el COI vería con buenos ojos un salto a Europa. Por no hablar de las indirectas que el propio comité le está lanzando a Barcelona, ya que a finales de junio se celebró una reunión con altos cargos del organismo para iniciar el debate, y el primer paso, solo dos meses después, es mandar a Catalunya a un consultor de la talla de Felli. "Nos han enviado -señala el responsable catalán de Deportes- a la persona que más conoce los Juegos Olímpicos, y yo no soy de los que creen en las casualidades". Si el comité, por la razón que sea, nos quiere en la carrera por el 2026, estamos abiertos a hablarlo". Competirían, si nadie se retira, con candidaturas de Austria, Canadà, Italia, Japón, Suecia, Suiza y Turquía. En otoño deberían quedar dos o tres finalistas, hasta que en octubre del 2019 se conozca el ganador. Lo que todavía no ha decidido la Generalitat es si celebrará, como sí han hecho muchas otras candidaturas, una consulta popular para dirimir el sentir ciudadano.

También en la Vall d'Aran

La sosteniblidad del proyecto no es un capricho de la candidatura catalana. Es, de hecho, la consecuencia de un cambio en la vara de medir del COI. Tras comprobar que muchas ciudades se apeaban del concurso por razones sociales, políticas y, sobre todo, económicas (para el 2022 solo quedaron dos pretendientes), el comité decidió suavizar las pretensionesMaite Fandos, concejala del PDeCAT en el Ayuntamiento de Barcelona y coordinadora institucional del proyecto, señala que el objetivo "ya no es construir, sino aprovechar al máximo lo que ya exista en el país organizador". Eso implica que si alguna prueba no se puede realizar porque no hay pista practicable, no hay problema en buscarla en países cercanos. Eso, según fuentes conocedoras de la negociación, abriría la puerta a que los Alpes acoja las competiciones de luge, bobsleigh y skeleton, que requieren de costosísimas instalaciones que hoy no existen ni en Catalunya ni en la cercana Andorra. 

También se abre el abanico gerográfico, de manera que si hasta ahora solo se hablaba de la Cerdanya y la capital catalana, ahora, tal y como avanza Figueres, habría sedes olímpicas también en el Alt Urgell, la Vall d'Aran y en varias localidades del Área Metropolitana de Barcelona. Eso, según señala a este diario el alcalde de la Seu d'Urgell, Albert Batalla, no comporta "ningún problema de competencia entre municipios", ya que el objetivo, sostiene, "es que defendamos la idea de que todos juntos formamos los Pirineos". "La propuesta debe ser ganadora, y que se añada más territorios es algo positivo para todos, porque cada zona sacará lo mejor de sí misma", concluye el edil del PDeCAT.

Felli viaja el miércoles a la Cerdanya, luego recala en la Vall d'Aran y termina por la tarde en la Seu d'Urgell. El jueves, vuelta a Barcelona para celebrar las última reuniones y las últimas visitas. Volverá al COI y compartirá su diagnóstico con los emperadores de la cosa olímpica. Ahora solo queda esperar.