salud pública

Las ratas vuelven a aflorar en las calles de Barcelona tras eliminar el refuerzo antiplagas

Ratas en Barcelona

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Patricia Castán / Arnau Soto

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Una rata del tamaño de un conejo se pasea junto a unos contenedores en la avenida de Roma con Borrell (Nova Esquerra de l'Eixample) para estupor vecinal. Los vecinos de Ciutat Meridiana (Nou Barris), reportan que estos repulsivos animales recorren sus calles y zonas verdes. En un bloque de la calle de Caravel·la Niña (Les Corts), los vecinos dieron la alarma de que al menos un ejemplar llegó a un balcón desde un árbol. Y este diario comprueba que en el parque de la Ciutadella se cuentan por decenas a lo largo de una tarde, en busca de alimento... ¿Hay más roedores este verano en Barcelona se preguntan muchos vecinos? El ayuntamiento afirma convencido que ni las quejas ni las intervenciones han aumentado. En el 2017 se doblaron los recursos para su control, pero este año vuelve a funcionar el operativo habitual, con cinco equipos de dos técnicos. Una ardua tarea que no consigue evitar que vuelvan a verse por la calle estos mamíferos, ante el uso cada vez más intensivo del espacio público y el consiguiente incremento de residuos.

Otras recientes imágenes de alto impacto han sido las decenas de ratas flotando en las playas de Barcelona tras las tormentas de mitad de agosto. Se cree que llegaron arrastradas al llenarse las canalizaciones del subsuelo. Y suma y sigue, en la asociación de vecinos de la Guineueta, donde el último verano fue especialmente tortuoso al respecto, cuentan que las siguen viendo en sus espacios públicos, aunque en menor volumen después de que la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) desplegase varias intervenciones en la zona en el 2017. Pero se preguntan cuándo desaparecerán de sus calles, asociándolas a la "falta de limpieza en la vía pública y a las modificaciones que se han ido haciendo en el alcantarillado del barrio". También en la Barceloneta los vecinos se quejan de su presencia, aunque no alcance el nivel de la Ciutadella, donde campan por muchos puntos aunque este sea uno de los más espacios con más presencia municipal (entre jardineros, limpieza y la propia ASPB). Extrañamente, solo han registrado dos incidencias ciudadanas en lo que va de año.

La visión de pequeños ratones en las vías del metro, o en obras en la vía pública (en Diagonal con Doctor Fleming corretean estas noches) no provoca la alarma ni el rechazo visceral de las ratas grises de alcantarilla que en verano se asoman a muchos barrios. Los parterres, jardines, plazas... donde haya uso intensivo y se encuentren residuos son terrenos abonados, relatan desde la agencia. El ayuntamiento asegura que las incidencias de este verano están estabilizadas. No obstante, muchos barceloneses esperaban que los refuerzos del segundo semestre del 2017 dieran frutos más evidentes de cara a este año si se había cortado su proliferación.

Operativo finalizado

En julio pasado se anunció un aumento de presupuesto y se dobló literalmente el operativo hasta noviembre, pasando a 10 equipos de dos personas, que sumaban 20 técnicos-operadores a pie de calle. Las incidencias habían aumentado a partir del 2016 y el reto era controlar las situaciones más agudas incrementando visitas y puntos de control; vigilar los puntos de riesgo de plagas buscando evidencias de múridos antes de que generasen molestias (tanto en superficie como en la red de alcantarillado); y dar respuestas a esas incidencias ciudadanas que suelen alertar de su presencia. Cada año se gestionan más de 1.600 avisos de ratas y ratones, mientras que se articulan unos 550 planes de actuación. Si en el 2016 hubo 12.500 intervenciones en el terreno, la presión del 2017 se saldó con 15.599, casi el doble que hace menos de una década. No hay datos todavía sobre el 2018, porque la prioridad ha sido actuar a cada demanda ciudadana registrada, puntualizan.

Fuentes de la agencia enfatizan que la presencia de estos mamíferos es también habitual en el centro de la ciudad y la fachada litoral, por la alta afluencia, igual que en parques donde hay picnics o muchos visitantes, siendo julio el mes punta. Por esa razón, "la limpieza de los espacios y la gestión de los residuos" y potenciales alimentos disponibles para estos es clave para que proliferen más o menos. Una coyuntura que este verano, con quejas en muchos barrios por la suciedad de las calles y la falta de baldeo, se suma a altas temperaturas que también favorecen su reproducción.

Estas semanas es frecuente ver letreros municipales que advierten de zonas del tratamiento en muchos espacios pequeños espacios verdes, como a lo largo del paseo de Sant Joan y en pleno centro de la ciudad.

Normativa sobre venenos

A todos estos aspectos se suma otra complicación, como es la normativa europea que ahora obliga a reducir la toxicidad del rodenticia o veneno utilizado tradicionalmente. De hecho se declara "no permitido" en sus madrigueras, aunque de momento el Ministerio de Sanidad está permitiendo su uso en la ciudad -en formato de pequeñas pastillas- previa solicitud de autorización. Este método convive con el de cebos (colocados en una suerte de trampas en forma de tubo y al que solo acceden estos múridos) que les provocan una muerte en los días posteriores, para que no asocien el veneno a estos artilugios y no aprendan a evitarlos.

Al margen del espacio que controla el consistorio, cabe destacar que otro importante foco son los solares, jardines privados o almacenes que no son de gestión municipal y pueden convetirse en focos si los particulares a su cargo no toman las oportunas medidas antiplagas.