LA TRAMPA

La coartada del chip de los perros explotados en Barcelona

Los activistas instan a los veterinarios a pedir la documentación antes de identificar al animal

Uno de los individuos que exhiben de manera ambulante perros con fines lucrativos, con un boston terrier en la esquina de la calle Pelai con La Rambla.

Uno de los individuos que exhiben de manera ambulante perros con fines lucrativos, con un boston terrier en la esquina de la calle Pelai con La Rambla. / ADRIANA DOMÍNGUEZ

Manuel Arenas

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Si algún impedimento destaca la Guardia Urbana de Barcelona para decomisar perros de pseudovagabundos, ese es paradójicamente que los canes estén identificados mediante chip con los datos de sus explotadores, que usan esta obligación como coartada para atentar contra la integridad animal.

Uno de los decomisos -el de una perra, Blanca- se hizo efectivo hace un año en la Plaza de Catalunya con la Rambla sin que el animal fuera devuelto a su explotador. Precisamente porque el individuo, uno de los identificados policialmente con origen rumano y cuya identidad responde a las iniciales B. I., no logró hacer a tiempo el cambio de nombre en la protectora de Caldes de Montbui tras obtener el perro. "Si el animal hubiera constado a su nombre cuando lo decomisamos, se lo habrían devuelto", señala el agente que participó en la operación.

En los últimos meses, a B. I. y a otros integrantes del pequeño grupo organizado se les ha visto con más de ocho perros de raza diferentes por Barcelona. Hace dos semanas le volvieron a decomisar dos cachorros braco de Weimar en paseo de Gràcia con Gran Via, debido al mal estado físico de los animales.

La responsabilidad de los veterinarios

Tras el decomiso del 17 de junio del 2017 de la perra BlancaB. I. consiguió una nueva perra, Princesa. El 18 de junio se apresuró a llevarla a la Clínica Veterinària Animàlia de Hostafrancs para que le pusieran el chip; el 19 de junio, el animal ya estaba siendo usado en la calle. Se desconoce su destino.

La asociación Vigilancia Solidaria advirtió a la clínica del propósito explotador. El responsable de Animàlia, David Pumarola, se excusa: "No fue una comunicación formal ni estaba claro que fuera un grupo organizado. Si el animal no presenta evidencias delictivas, los veterinarios no podemos negarnos a identificarlo".

Maria Pifarré, portavoz del Colegio de Veterinarios de Barcelona, afirma que la entidad no tiene conocimiento de estos casos, pero considera determinante pedir el DNI antes de la identificación. "Como no malpensamos, pedimos la documentación. Y, si dicen que la han olvidado, dan los datos verbalmente y resultan falsos, no podemos comprobarlos y el registro los acepta", dice Pumarola, que ni pensó en un caso "tan retorcido". "Intentaré poner algún filtro más para evitar casos parecidos", añade.

"Cada vez es más difícil actuar"

Fuentes policiales admiten haber discutido con veterinarios. "A veces nos dan la razón en que deberían haber consultado con el Colegio de Veterinarios, pero es lo que hay: llega un cachorro y acceden a identificarlo", apuntan estas fuentes conocedoras del caso.

B. I. ha conseguido estas últimas semanas poner el chip a cuatro nuevos perros, en este caso en la Clínica Veterinària Gran Via. Su responsable, Eduard Saló, admite que se trata de un individuo conflictivo.

La Guardia Urbana quiere ahora concretar cuántos perros están dados de alta a nombre de este individuo. "¿Doce? ¿Quince? No lo sabemos, pero cada vez es más difícil actuar porque él ya se las sabe todas", sostiene un agente participante en decomisos.

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