BARCELONEANDO

Compro avión en esta zona

avion

avion

Toni Sust

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace un mes, el telepredicador estadounidense Jesse Duplantis pidió ayuda a sus fieles. Les comunicó que necesita sus donaciones para comprarse un Jet, un Falcon 7X que cuesta 54 millones de dólares. "Dios quiere que lo tenga", advirtió Duplantis, que sabe de qué habla. Ya ha tenido dos aviones, los dos sufragados por sus seguidores, a los que el predicador asegura haber extraído todo el jugo posible (a los aviones y a los seguidores): "Mis fieles saben que he usado los aviones hasta quemarlos por el Señor". Asegura Duplantis que fue Dios quien le instó a adquirir la nueva aeronave y precisa que cuando él le replicó que no tenía dinero para costearlo la respuesta divina fue rotunda: "De eso no te preocupes".

Si el telepredicador residiera por estos lares y no en Luisiana quizá la frase hubiera sido distinta, del tipo: "Dios quiere que tenga un piso en Barcelona". Porque ahora, usted puede comprar en el mismo establecimiento del paseo de Gràcia un piso y un avión. Y a un precio similar. Viene todo esto a cuento de que hace unos días, una inmobiliaria situada en la frontera de Gràcia con el Eixample tenía colgado entre sus anuncios el de un jet. Porque tal como están los precios de los pisos en esa zona, un avión ya no desentona. La nave es, era, un Cessna Citation CJ2, con espacio para siete pasajeros y un precio que no destacaba especialmente en el escaparate. Si hablamos del avión en pasado es porque hace unos días que ya no está. Ni siquiera ha pasado la fase habitual de los pisos, aquellos carteles con un "Reservado".

Quizá no se ha vendido o quizá sí. Su precio: dos millones y medio de euros. Así está la situación: los precios de los pisos en algunas zonas del Eixample ya son equiparables a los de los aviones, por lo que no sorprende mucho que ambos productos se vendan en el mismo sitio. La verdad es que varios de los pisos que se anunciaban junto a la aeronave eran más caros. Tampoco parece descabellado pensar que dado el perfil del comprador de algunas de esas viviendas –rico o muy rico-, esté interesado también en un avión o lo tenga ya.

El reclamo

El anuncio está acompañado de las inevitables frases de aliento publicitario. No es todavía un lenguaje eufemístico tan enriquecido como el de la vivienda, que ha dado pie incluso al diccionario que este periódico publicó hace un año y medio: "ideal parejas" equivale a piso pequeño sin ascensor; "abstenerse agencias", a que el vendedor es una agencia que prefiere no revelarse como tal; "muchas posibilidades", a que habrá que hacer más obras que la Sagrada Família. En el caso del avión el reclamo es más primario y consiste en resumir en "tres palabras" los beneficios del Cessna Citation: "Simplicidad, economía y rendimiento". Y no podemos decir que sea del todo falso, porque un avión que cuesta 2’5 millones de euros es más simple y económico, por ejemplo, que el de 54 millones que quiere el telepredicador. E, insistimos, que muchos pisos.

Este diario contactó con la agencia inmobiliaria para interesarse por si el avión ya había sido vendido. Una voz experta respondió con evasivas. Porque si se dice que los vendedores suelen conocer bien a las personas, no lo deben de tener difícil para determinar que la voz del que llama no es la de alguien que sí compraría un avión. El resultado es automático, discreción y una escasez de datos considerable: el avión ha sido retirado del escaparate porque el escaparate se modifica a menudo. Eso no significa que el avión ya se haya vendido. No puedo confirmar que el avión se ha vendido. También vendemos yates. Hace años que también vendemos aviones.

Vivir en un avión

En este punto queda preguntarse si en Barcelona llegará el día en que sea más barato vivir en un avión que un piso. El Cessna Citation tiene un espacio ciertamente limitado, menos de ocho metros cuadrados, pero visiten ustedes las habitaciones que se alquilan en la ciudad. Hace apenas dos meses había una disponible que medía lo que el jet, o un poco menos. Quizá seis metros cuadrados. A 590 euros mensuales.

Vivir siempre en un avión es complicado aunque se ha hecho. Está el caso de Dennis Hopper y sus secuaces, un grupo de excombatientes en la guerra de Vietnam que en la película The american way residen en un avión reconvertido en emisora pirata que quiere desenmascarar a una candidata a la presidencia de los EEUU. Pero es una película. Sí es más frecuente vivir en un barco: hay una pequeña comunidad que lo hace en la capital catalana.

Es una pena que cada vez menos gente recuerde aquel lema sobre Superman para recuperarlo actualizado: ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, es un piso en Barcelona.