Las tramoyas de la moción de censura de Badalona

La cuarta ciudad de Catalunya transita del albiolato al independentismo y, ahora, a ser gobernada por un socialista criado en Sant Roc

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Carles Cols

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A veces no hay que ir a los clásicos, a Tácito o Cicerón o cualquier otro contemporáneo de cuando Badalona era una próspera ciudad romana, para darle empaque a lo que está apunto de suceder, nada menos que una moción de censura rara como pocas, pues la presenta Àlex Pastor, con solo tres concejales socialistas en el pleno, a Dolors Sabater, que no tiene muchos más apoyos, cinco. Las elecciones del 2015 las ganó con holgura Xavier García Albiol, que salvo sorpresas de último minuto respaldará este miércoles la elección de Pastor como alcalde de Badalona.

► Moción de censura en Badalona | Directo

Moción de censura en Badalona

A veces hay que ir a lo clásicos. No es esta, sin embargo, una de esas ocasiones. Basta y sobra con citar a Morticia Addams para situar esta telaraña que la oposición ha tejido para atrapar a la filocupaire Sabater. “Lo que para una mosca es el horror, para una araña es el orden y la normalidad”. Todo es cuestión del punto de vista, de si se es la araña o la mosca y, como se trata de una moción de censura a menos de un año de las elecciones, de los propósitos camuflados de cada actor.

Badalona son dos ciudades en un mismo término municipal. En una elogian a Sabater. En la otra la reciben con un "yo soy español..."

Primero toca, claro, Àlex Pastor, que si este miércoles alcanza su meta será el primer alcalde de Badalona criado en Sant Roc, barrio en el que ya no vive, pero es un detalle a no pasar por alto, porque entre líneas, en el pleno de la moción de censura de este miércoles, quedará claro de nuevo que término municipal de Badalona hay uno, sí, pero Badalonas hay dos, la que pivota alrededor del centro, donde Sabater recibe aplausos por su incuestionable independentismo, y la de los barrios excéntricos, como Llefià, donde el pasado viernes la alcaldesa fue recibida a gritos de “yo soy español, español, español”.

Pastor, lo dicho, es originario de Sant Roc. Tiene 38 años y dos hijas. La primera vez que por edad pudo votar fue en las elecciones de 1996 que hicieron presidente a José María Aznar, sin duda un quebranto para un militante de las juventudes socialistas como él. Quedaría bien decir que aquello le marcó, que juró con una rosa en la mano que consagraría su vida política a revertir aquella situación. Sería mentir. Pastor tiene a tocar la alcaldía de Badalona porque sin grandes ambiciones se vio de repente liderando la agrupación local de un PSC de Badalona en horas bajas y sin haber concurrido a las últimas elecciones como cabeza de lista. Las malas lenguas (en momentos convulsos, siempre las hay) sostienen que para Pastor ser alcalde, aunque sea menos de un año, le garantiza ser cabeza de lista en mayo del 2019, lo que hasta ahora nadie le había asegurado en el partido.

Little Bighorn

Maledicencias al margen, lo que el aspirante a alcalde pretende es evitar que las próxima cita con las urnas sea un choque entre García Albiol y Sabater sin margen de protagonismo para terceros. El mal resultado ya lo tiene. Tres concejales para un partido que gobernó la ciudad durante más de tres décadas es un bochorno. “Hay más indios acampados que balas en las cartucheras de tus soldados”, le dijeron al general Custer antes de su fatídica última carga de Little Bighorn. Pero dio la orden de cargar, como Pastor, en contra del criterio de no pocos socialistas, que no en público, por supuesto, le afean que vaya de la mano de García Albiol con lo que ello puede comportar, morir dentro de un año, por muy puestas que se lleven las botas. La alianza con el PP no es la única contingencia a la vista, añaden las fuentes consultadas. También lo es la bisoñez en la gestión municipal de los tres concejales socialistas del pleno. Ninguno de ellos ha sido con anterioridad concejal de gobierno. Sobre la inoportunidad de ello podría hablarle y mucho (eso dicen) la propia Sabater.

'Procés' al margen, a Sabater le reprochan propios y extraños una bisoñez en la gestión que ha paralizado obras y proyectos

A la alcaldesa le critican sus detractores, sobre todo, que haya gobernado Badalona como si de una Berga metropolitana se tratara, como si fuera una sólida e inexpugnable plaza indepe. Bajo el runrún de esas críticas, sin embargo, conviene no pasar por alto que también acusan al equipo de Sabater, incluso desde el fuego amigo, de una inesperada incapacidad de tirar adelante proyectos sin aristas políticas. El proyecto de la guardería de Montigalà, por ejemplo, seguro que aparecerá como munición en el pleno de la moción de censura. Se admiten apuestas. Hay un proyecto definido, hay una necesidad social y hay presupuesto, pero de la guardería nada se sabe. El desbarajuste puertas adentro del ayuntamiento es notable. Se han sucedido sin fortuna los jefes de las áreas de contratación y de recursos humanos. Lo único positivo es que la parálisis ha llenado las arcas municipales como no lo estaban desde hace años. Es mérito (o demérito, más bien) de José Téllez, aquel concejal que el Día de la Hispanidad del 2016 rompió ostentosamente un auto judicial que impedía abrir las puertas del ayuntamiento. “Es un perfecto ejemplar de la nueva política”, resume un alto cargo municipal desde la discreción del anonimato. O sea, muchos gestos, poca gestión.

Candidata mártir

Los tres años de Sabater como alcaldesa no son para enmarcar. Es cierto que la ciudad venía de lo que venía, del albiolato, de una etapa en la que el gabinete de comunicación municipal daba a conocer cada semana tres o cuatro operaciones policiales de dudosa noticiabilidad, como aprehensiones de barras de pan en mal estado en comercio de inmigrantes o redadas a la luz de la luna capitaneadas por el propio García Albiol y su lugarteniente Miguel Jurado (¡qué foto la de aquella noche...!). Con Sabater, esa grotesca imagen de Badalona ha cesado. No es poco. Pero su gestión no ha brindado titulares alternativos. De ahí que a Pastor le critiquen desde dentro del propio PSC que con su moción de censura la haya pagado media campaña electoral a Sabater, que haya iniciado su proceso de canonización como mártir del independentismo y, en cierto modo, facilite su repetición como cabeza de lista de una candidatura conjunta, algo que no tenía garantizado. Es un secreto a voces que cara a las próximas municipales, los Comuns e Iniciativa quieren, al contrario que en el 2015, formar una lista conjunta y, llegado el momento, ofrecerle el número uno a Sabater, o sea, que diluya su alianza con la CUP. Lo de Griezmann con el Barça parecía más fácil.

De una tacada, Albiol puede dar de baja Badalona de la AMI, romper el cordón sanitario antiPP y soñar con volver a la alcaldía en el 2019

Todo lo dicho depende, obviamente, de que García Albiol no se desdiga en el último minuto en el pleno. La versión oficial del PP es que el sentido del voto de sus 10 concejales dependerá de qué diga Pastor en su intervención, de que aclare cómo piensa gobernar y con quién. No hay otra versión oficial más manida que esta. En realidad, García Albiol puede este miércoles cosechar dos victorias. La primera es la evidente, dar de baja a un socio de la AMI, la asociación de municipios por la independencia. Pero la segunda no es menor. Romper aquello que la oposición llama el cordón sanitario, es decir, la conjura que impide pactar, por su discurso filoxenófobo, con García Albiol. En el PP dan por hecho que volverán a ganar las próximas elecciones municipales. En Llefià silban a Sabater y aún aplauden a García Albiol. Parece que mantiene su pegada, pero no sabe si intacta, es decir, si la hora incierta del PP en el conjunto de España le lastrará en las urnas. Así que, a su manera, García Albiol tiene previsto invertir en acciones del PSC. Es una manera muy bursátil de decirlo, sí. Quid pro quo. Los dividendos del respaldo a Pastor pretenderá cobrarlos dentro de un año. También se admiten apuestas sobre si se lo dirá veladamente a Pastor en el pleno. O la brava. Es Albiol.