CONFLICTO DE CONVIVENCIA

28 entidades dan un ultimátum a Colau para que combata el 'top manta'

Patricia Castán

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"Nos sentimos menospreciados y desamparados por el Ayuntamiento de Barcelona; desatendidos y desprotegidos, como ciudadanos y como comerciantes, y también como usuarios de la vía pública", afirman desde las 28 entidades y colectivos que este miércoles han presentado un requerimiento escrito en el consistorio para reclamar medidas urgentes contra el 'top manta'. Argumentan que la tolerancia de Ada Colau con este fenómeno ha disparado la presencia de vendedores ambulantes, que cifran en un millar solo en el entorno de la Barceloneta, y está perjudicando gravemente la actividad económica legal y la vida vecinal en zonas saturadas como el barrio marinero. El requerimiento viene a ser un "ultimátum" para que el ayuntamiento combata con decisión esta actividad ilegal. El siguiente paso podría ser una posible querella.

Hace ya dos años que se constituyó la Plataforma de Afectados contra el Top Manta y la venta ilegal ambulante, que aglutina a 35 entidades de la ciudad. La gran mayoría han suscrito ahora el requerimiento: las asociaciones de comerciantes Barcelona Oberta, Fundació Barcelona Comerç, Barna Centre, Comertia, Born Comerç, Amics de la Rambla, del Passeig de Gràcia, de Venedors Mercat Fira Bellcaire (Encants...)...; el Consell de Gremis de Comerç, serveis i turisme; PIMEC Comerç, L'Aquàrium de Barcelona, la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED), el Gremi d'Hotels, el de Restauración; diversos colectivos de empresarios y entidades de la zona más afectada (la asociación de vecinos de la Barceloneta, la de Comerciants i Industrials del barrio, la de Castellers...) y otros. Reclaman también un pacto de ciudad con todos los grupos políticos para afrontar el problema.

Quienes no han firmado de momento son unas pocas entidades de la plataforma que al estar vinculadas con el consistorio (o con subvenciones) han preferido evitar el enfrentamiento directo. Pero representantes del resto se han concentrado ante el ayuntamiento para presentar el requerimiento. Su portavoz, Fermín Villar, considera que las tibias medidas impulsadas por la alcaldía para frenar la actividad ilegal en estos dos años han enquistado y aumentado el conflicto de convivencia. Asegura que la presencia policial es escasa y puntual, lo que da alas para que el mercadillo de manteros esté permanentemente ubicado en el perímetro de la Barceloneta. Y también en la estación de metro de plaza de Catalunya, entre otros puntos.

Unos 2.000 manteros

La plataforma calcula que el "efecto llamada" se traduce en unos 2.000 manteros en Barcelona, sin que las medidas sociales impulsadas por el consistorio (de formación, creación de una cooperativa y otras) hayan tenido éxito, más allá de un puñado de casos puntuales. Villar insiste en que denuncian la actividad ilegal y "no a las personas que la ejercen". Rechazan "la explotación de personas", pero no tolerarán -dicen- "una actividad que genera saturación de diversos espacios y vías públicas".

Según los movilizados, el 'top manta' deriva en la "degradación de las calles, afecta a la salubridad, restringe la libertad de movimientos, genera ruido, es un agravio comparativo para los comerciantes con licencia, perjudica a las actividades reguladas y contribuye a la precarización laboral", amén de la "dudosa seguridad" del género despachado en la manta y del negocio fraudulento de falsificaciones.

Numerosos afectados han detallado sus presuntas afectaciones, que en los casos de negocio implican pérdidas que van del 30% al 80% de su facturación.  

Los 18 artesanos del Mercat del Port Antic aseguran que sus ventas caen un 40% con el 'top manta' desplegado en el litoral. “El público se lo llevan ellos. Si esto sigue así muchos de nosotros dejaremos el mercado. Pagamos impuestos y autónomos, no podemos seguir así”, señalan. También los restauradores de Pla de Palau se quejan de perder la mitad de sus ingresos cuando resulta casi imposible acceder a sus terrazas. Una queja que se extiende a la agrupación de comerciantes de la Barceloneta y a la asociación tradicional de vecinos, porque mantienen que la disposición de las mantas en las aceras y junto a semáforos canaliza a los paseantes por el lado mar del paseo. “Los compradores no llegan a la acera de comercio y restaurantes, apunta Borja Martínez, con dos negocios.

“No podemos casi acceder al barrio, estamos rodeados hasta el Hospital del Mar”, agrega su vicepresidenta, Carmen Piera, que pide “disuasión sin medidas violentas”. No obstante, el barrio está dividido al respecto, ya que en la otra asociación, L’Òstia, no rechazan esta actividad mantera.   

Empresarios como Jorge Álvarez, que afirma vender un 80% menos de helados y cafés en sus kioskos (Carros 2000), añaden que la situación es muy tensa entre sus empleadas y la “intimidación y exigencias” de algunos manteros.