Iniciativa comunitaria en Barcelona

Grumetes del Raval

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Helena López

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La cita es a las cuatro en punto en el muelle de la plaza de la Odissea, frente al yate. La puntualidad es importante. También forma parte del aprendizaje. Quien no esté a la hora, no zarpa. El barco no espera. Bien... algo sí. Ilham, Melisa y Génesis llegan corriendo casi a las cuatro y diez. "¡Nos hemos encontrado el puente del Maremagnum levantado y hemos tenido que dar toda la vuelta!", explican sonrientes -"¡buf, pero aquí estamos!"- mientras suben al centenario Far Barceloneta, una de las embarcaciones que el Museu Marítim usa para sus actividades educativas. Allí las esperan el resto de sus compañeros.

Minutos antes había cruzado ese mismo puente, entonces bajado, Trimon. Como Ilham, Melisa y Génesis, también uno de los jóvenes del 'casal' Atlas del Casal dels Infants del Raval. En él se acababa de encontrar con Laia, la educadora del 'casal' que les acompaña en la actividad. Han aprovechado el paseo hasta el amarre, sorteando turistas, para ponerse al día, casi como dos viejos amigos. En época de exámenes los chicos van menos al 'casal' y hacía días que no se veían. Trimon está estudiando Integración Social y música, su pasión, algo que quedará claro al rato, cuando, una vez el barco haya cogido rumbo, se agarre a una de las cuerdas y se marque a todo pulmón unos versos del pegadizo 'Himne dels pirates' de 'Mar i Cel'"Les veles s'inflaran, el vent ens portarà...".

Este miércoles soleado, como todos los últimos miércoles de mes desde enero, las velas del Far Barceloneta se inflaron y el viento llevó a 'los mayores' del Atlas que participan en este proyecto piloto del Museu Marítim y del Casal dels Infants del Raval para acercar el mundo de la navegación a los chavales barrio. Para que conozcan una realidad con la que comparten territorio, pero que les es completamente ajena. Romper -aunque sea por unas pocas horas- con la ley no escrita pero conocida por todos de que estos chavales tienen que ver los lujosos yates amarrados a pocos metros de sus casas a sabiendas de que jamás podrán acceder a ellos.

- ¿Quién está en la escota? ¡Vamos a izar! ¡Venga! Moha, a la escota! 

- ¿La cojo más? ¿Tiro más o no?

Melisa, ¡quédate aquí!

No vienen de paseo. Vienen a aprender. Tienen que estar atentos y trabajar. 

Ilham desprende felicidad. No solo porque le encanta la actividad, que sí, que le encanta. Acaba de saber que las ha aprobado todas y ya tiene el bachillerato. Adiós al Milà i Fontanals. En septiembre empezará, si todo va bien, a estudiar el ciclo formativo de grado superior de Integración Social en el Salvador Seguí, como Trimon, quien la abraza para celebrarlo. Esta joven de 19 años, que lleva tres en el 'casal', fue una de las participantes de la iniciativa Catalunya al través, donde nació el proyecto. "Fue una experiencia brutal", explica la joven. Melisa Génesis asienten. Las tres se embarcaron en el pailebote Santa Eulàlia, otro de los barcos clásicos del Marítim -en el que llegan los Reyes Magos a la ciudad- y convivieron durante cinco días con la tripulación, haciendo de grumetes. "La experiencia sirvió para romper estereotipos en los dos sentidos. Hicieron la travesía juntos hasta Palamós, durmiendo todos en el barco. En seguida vimos que teníamos que darle continuidad a la actividad, y de ahí salió este taller", explica María José Garcia, directora de la sede del Raval. 

"La travesía hasta Palamós sirvió para romper estereotipos en los dos sentidos; en seguida vimos que teníamos que darle continuidad"

María José Garcia

— Directora de la sede del Raval del Casal dels Infants

A bordo del Far Barceloneta aprenden desde normas de seguridad en los barcos -jamás bajar al camerino de cara, siempre de espaldas-, a los nombres de los distintos nudos y vientos o consejos ante el inoportuno mareo. "Bebe traguitos pequeños, no va bien llenarse el estómago de agua. Y el primer trago, tíralo al mar, para enjuagarte la boca", recomienda amable y muy atenta Ilham a una mareada compañera que este miércoles -de Ramadán para muchos de ellos, con lo que eso comporta- se ha embarcado por primera vez.

- Todo lo que os apetezca saber, preguntadlo. Es el momento- señala Lorenzo, uno de los tripulantes de la embarcación a los chavales.

Pere [el capitán], ¿puedo llevar el timón? -pregunta Nadjat, otra de las jóvenes.

El primer yate de la ciudad

Ana Vico, técnica del Área de Educación y Actividades del Museu Marítim, explica que el yate Far Barceloneta fue construido en 1915. "Fue una de las primeras embarcaciones de ocio construidas en los astilleros de la ciudad", señala Vico. Se trata de un yate de madera que la familia Batlló Canadell compró en 1959 y lo mantuvo en activo hasta que lo donó al Consorcio El Far. Mide 14,40 metros de eslora y 3,88 metros de manga. En 1991 fue cedido para su restauración por el Consorcio El Far.

"El Far Barceloneta es un yate de 1915; una de las primeras embarcaciones de ocio construidas en la ciudad"

Ana Vico

— Técnica de Educación del Museu Marítim

Mientras navegan, y cuando todo está controlado, Laia va preguntando a los chicos cómo lo tienen el fin de semana próximo. El Marítim dispone de ocho plazas para participa en el encuentro de embarcaciones centenarias Maresmar, que se celebrará en el puerto de Arenys de mar. Ajay se apunta; el viernes por la tarde no tiene clase. Además del taller, la iniciativa busca vincular a estos chicos. Todos han pasado a formar parte de la bolsa de voluntarios del museo. Los sábados por la mañana, por parejas, participan en las actividades del museo, enseñando el Santa Eulàlia a los visitantes.

Además del proyecto con el Atlas, que el curso que viene repetirán, con la idea de darle la oportunidad a otros jóvenes, los chicos de la Unitat d'Escolarització Compartida (UEC) del Casal también colaboran con el museo como si fueran un instituto más, en el programa ordinario del museo con los centros educativos.

"También les sirve para descubrir posibles salidas laborales. Posibles vocaciones. Si alguno no sabe hacia dónde tirar, abrir otra puerta", señala la educadora de los chicos, quienes aprovechan que la tienen allí para preguntarle por gestiones y becas que tienen pendientes de tramitar, casi como una hermana mayor. Mohammed Rida tiene 17 años y ahora mismo no está estudiando. Este curso ha hecho un taller de cocina en Mescladís, pero no tiene claro que sea lo suyo. Quizá para él el mar sí puede ser una oportunidad. La cuerda le sienta bien.

Antes de volver a tierra, Trimon saca una armónica de su bolsa y se pone a tocar, poniendo el broche nostálgico a la tarde.  

Otros proyectos vinculados

Hace algunos años nacía en la vecina Barceloneta un proyecto con bastantes puntos en común. Barceloneta proa a la mar Barceloneta proaa la marse creó en el marco del Pla Comunitari de la Barceloneta y de la mano de entidades muy dispares para  para promover la formación, la ocupación y el desarrollo local en un barrio popular muy castigado por la crisis y por el impacto turístico. Tenía, tiene, tres grandes objetivos estratégicos: la dinamización de la economía local mediante el vínculo con el mar, el fomento del comercio de proximidad y el turismo responsable; la mejora de las oportunidades de ocupación, y la mejora del éxito educativo de adolescentes y jóvenes, vinculándolos a los oficios del mar, con el fomento de los ciclos formativos relacionados con este mundo, ciclos a los que derivan a los grumetes del Raval que se quedan con ganas de más.