DEBUT MULTITUDINARIO
Barcelona hace suyo el mercado de Sant Antoni en su gran estreno
Miles de vecinos del barrio y otras zonas aplauden la transformación y sucumben a las compras
Parecía el inicio de las rebajas, solo que en lugar de llevar la tarjeta Visa en la mano lo que empujaban los ávidos compradores eran carros de la compra y cestos. Cuando el mercado de Sant Antoni ha levantado las persianas -elécricas- a las ocho de la mañana, se han barrido de un plumazo los nueve años de espera y demoras, de obras, de molestias, de ventas alicaídas en una carpa provisional incómoda y de incertidumbres sobre el resultado. Miles de ompradores y curiosos se adentrado desde primera hora para conocer esa maravilla que ha emergido tras la dura y costosa (80 millones de euros) reforma, sin escatimar muchos más halagos que muestras de nostalgia.
A mediodía el recinto ya estaba literalmente abarrotado y los comerciantes relajaban la tensión previa a la apertura al ritmo constante de sus cajas registradoras. Había ganas de ver y, sin duda, de comprar. Algún turista pululaba por la zona pero el interior era pasto de vecinos del barrio y del resto de la ciudad. Habrá que esperar para ver si su tirón turístico desequilibra su misión de comercio de proximidad, como opinaban ayer algunos grupos de la oposición municipal.
Especulaciones aparte, ha sido una jornada emocional. A Maria, de 82 año, se le saltaban las lágrimas con la transformación. "He comprado siempre aquí y ya pensaba que no lo vería nuevo, solo lamento que mi marido nunca podrá verlo", se lamentaba echando la vista atrás a los nueve años transcurridos desde la mudanza a una carpa. Recuerda el "carisma" del viejo mercado pero también como se degradó y perdió establecimientos en sus últimos años. "Esto va a dar mucho empuje al barrio", terciaba otra señora, de 65 años, que no podía dejar de mirar a toda velocidad a los lados y hacia arriba -la parte más distintiva y deslumbrante del mercado-, como si recorriera por primera vez la Quinta Avenida.
Nueva oferta
Tras una maratón de tres días de preparativos, muchos operadores estaban literalmente extenuados pero felices, como la presidenta de la zona de alimentación, Maria Masclans, que incorpora a sus bacaladerías zona de degustación. Es una de los seis puestos del mercado donde se puede comer algo, siempre y cuando esta oferta no suponga más de un 25% de su lineal ni tenga taburetes en la zona de pasillos. La variedad de puestos es absoluta. Los 52 comerciantes de esta zona han ampliado sus negocios, y aunque sigue habiendo mostradores más tradicionales, algunos se han lanzado a un interiorismo innovador, con inversiones que podían superar los 125.000 euros para dar vida al espacio que les ha correspondido, asignado por Mercados de Barcelona.
En este sector central solo una pescadería no ha llegado a tiempo de abrir hoy y otros dos establecimientos lo han hecho parcialmente, mientras que otro par de puestos tampoco han podido acabar su montaje en los Encants que ocupan la parte perimetral interna del recinto, con ropa, menaje y complementos.
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