RUTA DE COMPRAS

10 puestos que no te puedes perder en el nuevo mercado de Sant Antoni

Por su interiorismo innovador, su calidad, su solera, su oferta o su carisma, estas son algunas propuestas para iniciarse en el renacido recinto

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Patricia Castán

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CASA SENDRA (106)

Embutido de proximidad en la barra

Seis puestos han abierto la veda a la degustación, limitada a un 25% de su espacio lineal. Xavier Sendra, todo un personaje en el mercado que merece una visita, lleva la batuta de esta charcutería de 1940 que da el salto al siglo XXI con productos kilómetro 0, de proximidad y ecológicos “acreditados” y bolsas de papel. En su mostrador de madera sirven tapeo frío y caliente, ibéricos al corte, menús degustación… mientras en su vitrina despachan fiambres a su comprador de siempre. Han añadido el servicio a domicilio para llegar a nuevos clientes.

OUS DE CALAF (96-97)

Solo faltan las gallinas

Su género –cinco estrellas- también se encuentra en la Boqueria, Ninot, la Abaceria y en Manresa, donde se fraguó el negocio familiar de su abuelo. Pero Xavier Frauca tiene debilidad por Sant Antoni, donde se plantó en 1978 para acercar el producto de la granja familiar a los barceloneses en lugar de esperar a que estos les visitaran en Calaf. Su obsesión es ofrecer “buen género porque nuestras gallinas comen bien”. Venden huevos de oca, pato, avestruz, gallina periquita (raza pequeña)… ¿Para una tortilla 10? “Los de ‘pagès’, de gallinas en libertad”.

FRUITERIA PARRA (134)

El cliente entra en el puesto

Entre las coloridas nuevas fruterías destacamos la de Miquel Parra por abrir paso al cliente dentro del puesto. La mitad de su espacio es de mostrador convencional, pero en el resto hay expositores donde el comprador, asesorado, se acerca al producto y lo elige directamente. “Queríamos un espacio de venta más dinámica”, cuenta, convencido de que toda comodidad es poca porque la gente ha de poder “pasear y pasarlo bien comprando”. Hoy vibraba: lleva toda la vida en el mercado pero solo 14 años como propietario, la mayoría en una vieja carpa.

ELIÉ PEIXATERS (151)

El triángulo de la pesca

Los hermanos Elié, Gerard y Eduard han unido sus dos tiendas de la carpa en un espacio triangular de 25 metros lineales de venta. Cada uno manda a un lado, aunque comparten el pescado de primera que la familia compra de madrugada en Mercabarna o encarga en la lonja. Cuarta generación de un negocio de 1905 que su padre “hizo crecer”,son fieles a un reto: abastecer desde a la clientela pensionista hasta los paladares más sibaritas. Han potenciado el marisco y estrenado vivero. En pocas semanas tendrán un chef japonés que prepará el sashimi para llevar.

BAR CASABLANCA (78)

El oasis del avituallamiento

En Mercats de Barcelona confiesan que había tortas para hacerse con un bar en Sant Antoni. Pero solo se ha dado continuidad a los que había, limitando su presencia a tres. Uno de los afortunados es Sergi Larregola, en el mercado desde 1982 y que ha desplegado un oasis donde tomar un café o comer en cómodas mesas mientras se contempla la vorágine del mercado en primera línea. Destaca por su gran barra para tentempiés y amplio espacio para disfrutar de pescado fresco, su especialidad. En el debut, las ocho personas de su equipo se quedaban cortas.

TEIXITS OLGA (7-8-9)

Adictos a telas y manualidades

El centenar de puestos de los Encants mantienen con acierto un mix comercial clave para nutrir las necesidades de un barrio. Olga Campillo ha sabido conquistar a un nuevo público joven, enganchado a la moda de las manualidades, que se mezcla con compradoras más maduras en busca de fieltros, rellenos, tules, telas de todo tipo por metros... que la mayoría aprende a manejar en talleres o tutoriales de youtube. Lleva sola (hace 12 años) un negocio que crece y ha adaptado al gusto del cliente, único en el mercado. Las ventas de su paraíso del patchwork de dispararon en el estreno.

CRISTINA & ANDREA (24-25)

¡Que no falten pijamas y bragas!

Los más agoreros se temían que el mercado más moderno dejase atrás los entrañables negocios de siempre. Pues no, allí están Cristina Soler y su hija Andrea (y otros puestos) despachando los pijamas, camisones, bragas, sostenes y calcetines de rigor, sin olvidar a su abuela, que llegó a vender sobre un pañuelo en el suelo. Ellas añaden ese trato cercano y personal que encandila a la clientela fiel. Para el debut se han permitido la “ilusión”  llenar el espacio de “género nuevo”, con los buenos precios de siempre, guardando el de la carpa para las rebajas.  

CARDIEL CALÇATS (136-143)

Los reyes son los pies

Uno no sabe si está en un mercado o una tienda en este espacio de 60 metros cuadrados más 20 de almacén que multiplica las opciones de encontrar un trono para los pies en cualquier talla. Ángel Cardiel cumple un sueño que incluye un pequeño escaparate, mucha luz y corners de exposición de reconocidas marcas. Confía en que el esfuerzo se acompañe de un crecimiento de horario (voluntario) los días en que los Encants no tiene previsto abrir (martes y jueves). Una hermana y su hijo completan el equipo de este negocio impulsado en 1964 sin dejar de crecer.

BOTONS JULIÁN (163-165)

La mercería de los 4000 ítems

Botones, vetas, hilos, cremalleras… y hasta 4.000 artículos (sin entrar en gamas de color) se alinean perfectamente organizados en esta deliciosa mercería donde se puede encontrar todo lo que un amante de la aguja y los arreglos necesite. Joan Julián y Adolfo Pérez son segunda generación de este pequeño zoco datado en 1951 donde se hacen muchas ventas de apenas unos pocos euros, pero clave en el comercio de proximidad. Joan está jubilado pero ayuda a su hermano y maneja con soltura una clientela donde abundan las canas. “Los jóvenes cosen poco”, bromea. 

GM22 (198-201)

Moda urbana que trae cola

No había fémina que no sucumbiera hoy a detenerse ante este fantástico puesto que nada tiene que envidiar a una tienda a pie de calle. Los artífices son Manuel González y su mujer, Maria Jesús, que han desplegado 43 metros cuadrados de “moda urbana y de vestir” que recorrer, y donde probarse prendas con comodidad. “Aquí hemos buscado dar facilidades y comodidad al cliente”, cuenta la vendedora sin dejar de cobrar a la fila de compradoras. Pese a la espectacularidad, “los precios y la variedad son los de siempre”, garantiza, tras 37 años de trayectoria.