EL FIN DE SEMANA

Gastronomía sobre ruedas en el Port Vell

La Cofradía de Pescadores de Barcelona acoge el evento Van Van Market

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Anna Rocasalva

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Quien diga que la oferta gastronómica callejera es básica o de poca calidad es porque nunca ha ido al Van Van Market. "Tacos de pulpo con guacamole, jalapeños y pico de gallo"; "pan de tinta de sepia, pulpo rebozado en dos harinas y salsa de anticucho" o "secreto de cerdo hecho a baja temperatura, con mostaza y cerveza doble malta, queso blanco rallado y chutney de mango" son sólo algunos ejemplos de lo que uno puede encontrarse en este mercado gastronómada que este fin de semana ha estacionado en el Moll del Rellotge del Port Vell de Barcelona.

Bajando por el paseo de Juan de Borbón, con su marea de top manta y turistas, girando a la derecha, se divisa la mítica Torre del Rellotge, un antiguo faro del siglo XVIII, convertido en reloj en el 1904. Éste ha sido el lugar escogido para celebrar una curiosa simbiosis culinaria entre lo más cool y lo más tradicional: una fusión entre los 'food trucks' del Van Van Market y la cocina ancestral de los pescadores de la Barceloneta. Dos caras de la misma moneda, en el fondo.

Gafas de sol y sandalias han sido la vestimenta clave para hacer frente al calor de este mediodía en el Moll dels Pescadors. Las vistas son inmejorables: se puede observar el funicular, el Hotel Vela y hasta el Palacio Nacional de Montjuïc. Huele a mar y a comida recién hecha. Familias con niños y mucho hipster se han apoderado de las cómodas sillas para tostarse con los primeros rayos de sol del verano. La música no cesa y el ambiente invita a saborear el vermut o a notar como la fría cerveza baja gustosamente por la garganta. ¡Delicioso!

Como en un cinco estrellas

Con esta atmósfera buenrollista es natural que el movimiento gastronómada haya llegado a Barcelona para quedarse. Y es que, desde el nacimiento del Van Van Market, hace cinco años, la demanda de 'food trucks' (furgonestas o caravanas dónde se elabora comida) se ha multiplicado de forma exponencial, según explican sus creadores. "Ahora tenemos disponibles 300 vehículos preparados para cocinar igual que un obrador de cinco estrellas", explica, orgulloso, el organizador del evento, Max Porta. "Nuestro objetivo es cuestionar la distinción entre la alta y la baja gastronomía y romper con el estigma que acompaña a las diferentes formas de cocina en la calle", añade.

Este fin de semana, además, los asistentes podrán visitar el muelle y la lonja, gracias a la colaboración del Van Van Market y la Cofradia de Pescadors de Barcelona. Una oportunidad única, ya que el espacio suele estar cerrado al público general. "Los pescadores son los grandes gastrónomos de la cocina porque tienen el balanceo de la barca. Ese movimiento cariñoso es lo que hace que el suquet se mezcle mejor", explica la secretaria de la cofradia, Montse Piqueras.

La lonja es donde se subasta el pescado como ya se hacía en el siglo XIV. Desde las gradas, gracias a una pantalla informatizada, los mayoristas pueden saber el nombre de la embarcación y el tipo de pescado, la calidad, la cantidad y el precio. "¡Como la bolsa de Nueva York pero con gambas y merluza!", bromea una de las asistentes. Por cierto, para poder degustar pescado frito, boquerones o mollete de calamares sólo hay que encontrar el 'food truck' El Peix de la Barceloneta, en el propio Van Van Market, que estará abierto este domingo hasta las 11 de la noche.