Tras su renovación

El hotel de lujo más antiguo de Barcelona festeja cien años de historia

HOTEL  MAJESTIC

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Patricia Castán

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En la Barcelona del 2018 el gran lujo hotelero tiene en cartera casi una veintena de alojamientos de impresión. Pero en abril del 1918, la apertura del Majestic Hotel Inglaterra en el paseo de Gràcia supuso un auténtico acontecimiento social y turístico. Ni sus instigadores imaginaron que habían hecho diana al elegir la que hoy es la calle reina de la hostelería y el lujo de la capital catalana, ni que un siglo después sería el hotel de 5 estrellas GL con más solera de la ciudad. Un aniversario que la familia propietaria Soldevila-Casals festejará durante todo el año a partir de este mes, como merece un establecimiento que ha sido escenario de cien años de historia local y de un desfile de huéspedes ilustres que marcaron varias épocas.

Porque el carácter familiar es lo que diferencia a este alojamiento en  la Champions League barcelonesa de la máxima categoría hotelera. Sin los dictados de las grandes cadenas, el hotel es un rara avis, con la plantilla más estable del sector y muchos actuales empleados con cuatro décadas en nómina, incluso el personal de limpieza (las llamadas ‘kellys’), que en muchos otros hoteles se han externalizado y precarizado.

En un 'flashback' acelerado, cabe destacar que el establecimiento impulsado por Hércules Cacciami ofreció muchos titulares en blanco y negro. Constituyó la primera licencia de una gran obra hotelera de nueva construcción firmada por el ayuntamiento y detonó lo que la prensa de la época definió como «el renacimiento de la industria hotelera en Barcelona». No en vano se estrenaban 125 habitaciones que presumían en su publicidad de baños propios y teléfonos, una virguería para la época, por 12,5 pesetas.    

Vida social

Pero si algo permitió al Majestic arraigar en Barcelona no fueron sus camas sino, sobre todo, sus salones. La vida social de Barcelona, desde banquetes de boda para hasta 500 comensales a incipientes congresos y tertulias, discurrió sin tregua por su planta baja.

Luego llegaría la compra del hotel por parte de Martín Casals, ampliaciones, renovaciones y, la última reforma integral, recientemente completada, que lo aupó a la máxima categoría hotelera con sus actuales 271 habitaciones (45 suites) y que también ha marcado su entrada en la asociación internacional de hoteles de élite independientes The Leading Hotels of the World. 

Las conmemoraciones de este año -iniciadas con un gran rótulo en la fachada- abarcan desempolvar la historia del hotel (con la edición de un libro y un diario del centenario que se presentarán la próxima semana semana), homenajear su vínculo con el arte (luce más de mil obras de arte, de Tàpies a Barceló, y alojó a Miró y Picasso) y potenciar su gastronomía. La agenda en marcha incluye un folleto con un recorrido por sus principales obras de arte, una gran gala en la Fundació Miró para recaudar fondos para una restauración, un menú centenario vigente todo el año que aglutina platos históricos de sus restaurantes, el estreno de su nuevo restaurante de Solc -de producto de proximidad y precios asequibles- y otras sorpresas que se desgranarán a lo largo del año.

El director del hotel, Pascal Billard, destaca que el aniversario llega en un gran momento para la empresa, con una plantilla donde se  ha sabido «cohesionar» al personal sénior que ha crecido con el hotel y siente al Majestic en las venas, con las nuevas generaciones de profesionales. Continuas auditorías internas y una gran interacción con los viajeros, añade, han servido para elevar el listón del servicio, a la vez que se ha logrado conjugar ese estilo de lujo tradicional con el confort y tecnología que se espera de un gran hotel del siglo XXI. Otra de los retos de los últimos años ha sido estrechar lazos con el cliente barcelonés, abrir sus puertas más a la ciudad. 

Así, mientras que sus habitaciones cuentan cada vez con más huéspedes internacionales, los espacios comunes son territorio también local. En especial la terraza de verano Dolce Vitae en su azotea, el exitoso 'brunch' de los domingos -supervisado por el chef Nandu Jubany-, y el carismático bar del Majestic, donde por las tardes un pianista y el último limpiabotas de un gran hotel en la ciudad, mantienen un cordón umbilical con un pasado que daría para una serie de televisión.

Revolucionó el confort hotelero con sus 125 habitaciones originales dotadas con baño y con teléfono

Y es que el Majestic Hotel & Spa Barcelona ha sobrevivido a conflictos bélicos y depresiones económicas; ha brillado con la Exposición de 1929, los JJOO del 92 y el primer restaurante de un hotel en la ciudad que alcanzaba una estrella Michelin (Drolma); y ha vivido situaciones tan variopintas como ser intervenido en 1936, albergar eventualmente el consulado de la URSS, o servicios del Comissionat de Propaganda de la Generalitat o, más recientemente (1996), el famoso pacto del Majestic entre CiU y el PP. 

En sus salones se ha brindado en las nocheviejas más glamurosas de la burguesía catalana, y se ha festejado la victoria italiana en la primera guerra mundial, entre un sinfín de veladas para el recuerdo. Entre sus paredes Ernest Hemingway y Robert Capa encontraron la inspiración para acuñar el dolor de la guerra civil española. En sus colchones han soñado escritores, pintores, músicos, artistas de Hollywood, realeza y millonarios de amplio espectro. 

Meses con Machado

Pese a la habitual discreción del hotel respecto a los huéspedes famosos, baste mencionar que el poeta Antonio Machado se alojó durante mese con su familia en 1938, y hoy da nombre a una de las suites. O que García Lorca descansó entre sus sábanas y disfrutó de tantas aguas con limón y menta en su bar... O que un primer ministro belga en arresto «bajo residencia vigilada» protagonizó una huida de película en 1940.

La hemeroteca es el testigo más fiel de hasta qué punto el hotel ha estado presente en el devenir de la ciudad. Y de la evolución del lujo en una metrópolis que en los últimos años ha batido sus récords turísticos.  Ahora la novena planta, donde hasta hace poco residieron los dueños, alberga suites de infarto, y su spa despunta en la ruta hedonista. 

EL EQUIPO HUMANO Y SU MISIÓN