CANDIDATO DEL PSC

Collboni promete 1.000 pisos sociales por año en su reestreno como alcaldable

collboni

collboni / .43018030

Carlos Márquez Daniel

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hubo un tiempo en el que Barcelona tenía agenda política propia. El Parlament y la Generalitat iban por su lado y el ayuntamiento cortaba su bacalao sin más intromisiones que las previsibles. El consistorio, con la distribución de concejales más atomizada de la historia, da hoy pocos pasos sin echar antes la mirada al otro lado de Sant Jaume o a la Ciutadella. O incluso al Congreso de los Diputados. En este contexto, los socialistas, conscientes de que la película del 'procés' les ha lastimado la línea de flotación, han iniciado la precampaña electoral para las municipales del 2019 apelando precisamente al "patriotismo barcelonés", palabras que debemos atribuir al ya candidato oficial, Jaume Collboni, que en su proclamación como cabeza de cartel ha regalado la primera promesa electoral: mil pisos sociales por año si se hace con el cetro de la ciudad. 

El PSC ha celebrado unas primarias sin intriga. Con un solo aspirante, el partido se ha evitado el lío del 2014, cuando el propio Collboni se disputaba el pan con Jordi Martí, hoy gerente del consistorio, y en el recuento final hubo veladas acusaciones de voto fraudulento. Ahora, después de tres años en el ayuntamiento, parece que ya nadie le tose al presidente del grupo municipal socialista.

Ovación para Hereu

El acto se ha celebrado en el auditorio del Ateneu, donde se han citado viejas glorias como Josep Maria Sala, concejales de los tiempos dorados del socialismo barcelonés como Sara JaurrietaCarles Martí (quizás le recuerden: él promovió la consulta de la Diagonal en el 2010) y Jordi Hereu (el exalcalde se ha llevado la ovación de la mañana) o primeras espadas del partido como Meritxell Batet, Javi López o Ferran Pedret. Y cómo no, Miquel Iceta. El primer secretario de los socialistas ha reiterado su confianza "ilimitada" en Collboni, y de sus palabras se desprende lo dicho, esa voluntad de forrar Barcelona con hueveras para que pueda aislarse del conflicto político alrededor de la independencia de Catalunya, y así, poder avanzar "y volver a ser una capital avanzada". 

En opinión de Iceta, la ciudad "está retrocediendo y nos están haciendo bajar de división". Aunque no siempre fue así, ha señalado, porque en los 18 meses en los que Collboni y Colau formaron un gobierno de coalición que los 'comuns' "rompieron de manera unilateral", esto fue una suerte de edén. "Desconocemos los motivos por los que pusieron fin al acuerdo demostrando, por si alguien tenía dudas, que no son de fiar". 

Collboni ha tirado de los clásicos que nunca fallan en el lado socialista. Ha puesto en valor el trabajo de los alcaldes Serra, Maragall, Clos y Hereu (todos suman 32 años de gobiernos del PSC), y ha explicado que estos tres años le han servido para muscular su experiencia y conocimiento sobre la realidad diaria de la capital catalana. Por eso ha llegado a la conclusión de que a la ciudad le falta un alcalde que gobierne "sin prejucios y sin excluir a nadie para que podamos volver a reconocernos en el espejo". "Hace tiempo que esta ciudad vive bajo una cierta niebla que ha traído conflicto, pérdida de confianza y autoestima y depresión".

Burbuja de promesas

Cómo lograrlo ya es otra cosa, aunque puede que ayude lo que Maragall dijo en su primera proclamación como alcalde, en 1982, unas palabras que Collboni ha compartido y que recetan "sensibilidad y ambición para conseguir todo lo que uno se proponga". El panorama, sin embargo, igual no deja lugar a tanta poética: "No podemos permitir que Barcelona sea un campo de batalla del independentismo ni un campo de pruebas de políticas fracasadas como las de Colau, ni que la alcaldía sea un un premio de consolación para carreras políticas frustradas".

Cuando falta más de un año para las elecciones, el ya candidato ha lanzado su primera promesa: construir mil viviendas por año durante el próximo mandato, de manera que el consistorio llegue al 2023 con 13.000 pisos en propiedad (el plan de Colau sube la apuesta hasta los 17.000 pero con dos años más de margen). Para terminar, el líder socialista ha apelado al voto útil con un llamamiento a tres caladeros. Primero, los votantes de los 'comuns' "desilusionados y engañados por las promesas de Colau; segundo, los que confiaron en Ciutadans "porque no quieren que este país se rompa", y tercero, a los "catalanistas auténticos que han visto como la independencia ponía en riesgo la convivencia y la economía". Queda claro que Collboni no le hace un feo a nadie.