BARCELONEANDO
Pide prestada la escalera por 'app'
Lendiapp es una aplicación móvil con la que pedir a los vecinos objetos que necesitas. Ya lleva más de mil préstamos con conciencia. "Consumes menos y creas conexiones de barrio"
Ana Sánchez
Periodista
En vez de “¿cómo estás?”, a ella le preguntan “¿que has hecho qué?”. No sabe cocinar, pero sí tirar hachas. Si le haces una pregunta retórica, lo más probable es que la responda. Autora de ‘Barcelona increíble’ (Ediciones B).
Ana Sánchez
Chico espera a chica en la calle con mirada de tanteo. Sí, es una cita vía app, como ahora se conoce la humanidad. Pero no es Tinder, ni Wallapop, ni siquiera han intercambiado un mísero “claro que sí, guapi”. Llega ella. “¿Javier?”. Él asiente. Un “hola, qué tal” y ya le está prestando una caja de herramientas con la confianza de quien da sal al vecino. Es que ella es vecina. Y no es la primera vez que alguien del barrio la saca de un apuro con más rapidez que MacGyver. Tres minutos tardan en ofrecerte lo que necesitas, dice. “No somos conscientes de que tenemos infinidad de vecinos deseando echarnos una mano”, asegura Javier.
"No somos conscientes de que tenemos infinidad de vecinos deseando echarnos una mano”, asegura Javier
“Pide prestado cualquier objeto que necesites a vecinos de tu barrio”, propone esta aplicación con conciencia. Su hashtag de cabecera es #consumoresponsable. “Cuidas el planeta –justifica su web-, conoces gente increíble, ahorras tiempo, dinero y espacio”. Lendiapp, se llama. Está en Android desde noviembre; en breve estará disponible para iPhone. Acaban de lanzar una campaña de financiación colectiva.
Dos objetivos: 1. Consumir menos. “Cortar esa conexión automática de necesito-compro -explica Javier, su ideólogo-. Hay infinidad de cosas a nuestro alrededor muertas de risa”. Y 2. Crear conexiones de barrio. “Que la gente se conozca, que conecte -añade-. Creo que la felicidad está mucho más ahí que en las cosas que tengas en casa”.
"Generar un cambio real"
Javier Velasco, 30 años, habla de cambiar el mundo con la convicción de Mandela. “Creo que tenemos una oportunidad muy bonita de generar un cambio real en la manera en la que consumimos e interactuamos en nuestros barrios”, dice con la boca grande. Es de Cartagena. Vivió cuatro años por EEUU, el sudeste asiático, Nueva Zelanda. “Iba cambiando mucho de casa –recuerda-, siempre necesitaba cosas, pero no me las quería comprar porque consumimos demasiado y nos cargamos el planeta”. Él cree que la manera en que consumimos es lo que da forma al mundo.
La comunidad Lendi empezó como un grupo de Whatsapp de vecinos de Gràcia. Se crearon siete grupos más. Casi un millar de usuarios en total
Con el germen de Lendi en la cabeza, Javier se instaló en Barcelona hace tres años. “Y di con el movimiento del consumo colaborativo. Y todo conectó”, añade. “Si un vecino me lo pudiera prestar", pensó. Metió en un grupo de Whatsapp a 50 personas de Gràcia. “Aquí somos todos vecinos –escribió-. Lo que necesitéis, pedidlo, a ver si alguien lo tiene”. Era un experimento, recuerda. “A ver si yo estaba loco”. Pero no lo estaba.
Eso fue hace dos años. Los grupos se multiplicaron por Poble Sec, el Raval, Sant Antoni. Hasta ocho. Casi un millar de usuarios en total. Llevan más de mil préstamos. Incluso les ha salido una comunidad spin-off: Lendi sin plástico. Al final todo ha desembocado en la app. “Para llegar a más gente de manera más ordenada”, justifica Javier. “Imagínate un barrio donde mil personas usan Lendi. Cambia el feeling”.
“Es como un Wallapop, pero sin transacción económica”, resume Patricia Carbonell. “Es encontrar necesidades y oportunidades”. Ella es valenciana, 28 años. Se mudó a Gràcia hace tres meses y necesitaba una escalera para pintar su cuarto. “A los tres minutos alguien me contestó y vivía a tres minutos –recuerda-. La tuve una semana, porque pinté toda la casa -se ríe-. También te motivas”.
"Tenemos que pedir más"
“En el momento en que prestas algo, se genera un vínculo”, apunta Javier Gassó. Él tiene 40 años y un estudio de diseño del que te dan ganas de pedir prestado todo. “Con una vecina que vive en Balmes ya nos hemos intercambiado la escalera, luego yo le dejé la sierra, incluso me ha regalado cosas. ‘¿Tienes hijas? Ah, pues te voy a regalar ropa de la mía’”.
“Tenemos que pedir más –incita el otro Javier-. Me encantaría entender por qué nos cuesta pedir. Parece que nos da vergüenza. La gente está deseando ayudar y prestar”. Una chica hasta ha encontrado trabajo por Lendi. “De las conexiones se generan muchas cosas buenas”, señala Marta.
Marta Baraibar, 31 años, necesitaba unas alforjas para hacer el camino de Santiago en bici. “Un chico me las dejó un mes y pico –dice-. Y todo el mundo se quedaba sorprendido: ‘¿Y no lo conoces de nada?’. ‘¿Y no le has dado ninguna fianza?’. Te sorprende que alguien que no conoces te deje algo y no le preocupe que no se lo vayas a devolver”.
Confiar. Es volver a confiar. “Yo creo que es el telediario de Tele 5: todo son sucesos”, Javier Velasco menea la cabeza. “Es de las cosas que más me gustan de Lendi –asegura-: me da fe en la humanidad. Somos buenos”.
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