La espantada de la Barcelona World Race deja en entredicho la apuesta náutica de Colau

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Patricia Castán

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La suspensión de la próxima edición de la regata Barcelona World Race ha dejado un vacío que va más allá de la prestigiosa competición deportiva. Cancelada una prueba que supone el escaparate mundial de la actividad náutica en la capital catalana, el resto de iniciativas impulsadas en la ciudad se desinflan estratégicamente, según fuentes del sector consultadas. Es paradójico que el gobierno municipal de Ada Colau aspire a convertir la náutica en el eje principal de la futura Nova Bocana y en uno de los motores de actividad del reformulado Port Olímpic, mientras ha mostrado escaso interés en impulsar una Race que da alas a la ascendente industria náutica. 

El anuncio de la cancelación el pasado jueves desembocó en un fuego cruzado de acusaciones entre los grupos políticos. Según explicó la Fundació Navegació Oceànica Barcelona (FNOB) en un comunicado, el clima de «indefinición institucional» y la «falta de estabilidad política» han motivado la suspensión de la cuarta edición de la regata, con argumentos añadidos como el retraso en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y el cambio de criterio en cuanto a patrocinio en las cuentas estatales de los acontecimientos de interés públicos, como es la vuelta al mundo a vela, y sus exenciones fiscales.

Los reproches toman como foco del conflicto sobre todo el efecto del Procès y la desidia municipal en impulsar una iniciativa náutica fraguada hace más de una década por el entonces gobierno socialista en Barcelona. Impulsar un clúster náutico y dar fuerza a la actividad -en auge tanto a nivel recreativo como, sobre todo, de industria local desde los JJOO del 92- fue una iniciativa municipal que derivó en un patronato formado por el ayuntamiento, la Cambra de Comerç de Barcelona, el Port de Barcelona y la Fira de Barcelona. Los mismos que el pasado día 22 acordaron cancelar la prueba. 

En un comunicado de la FNOB se enfatizaba que «los patrocinadores potenciales han manifestado su desconfianza al no poder estar seguros de contar con el apoyo institucional que necesariamente debe garantizar un evento deportivo de estas dimensiones, que requiere una fuerte inversión en patrocinio privado».

Ambigüedad

En este sentido, fuentes del PSC municipal han señalado a este diario que en los meses en que socialistas y comunes fueron socios de gobierno -hasta el pasado noviembre-, constataron la «desconfianza y el desconocimiento» del equipo de Colau en el tema de la regata. Añaden que la fundación «estuvo a punto de la quiebra porque el ayuntamiento tardó más de un año en firmar el aval para la póliza de crédito», un millón de euros que se consiguió cuando el  asunto pasó a formar parte de la carpeta de promoción económica del socialista Jaume Collboni, y el área de deportes también tuvo un comisionado de las mismas filas.

Pero la imagen que se proyectó «continuamente» al exterior de la ciudad, apuntan las fuentes socialistas, fue que «el ayuntamiento no se lo creía». La tibieza de Colau, afirman, no aportaba cimientos ni confianza. El propio Collboni, líder municipal del PSC, ha lamentado esa falta de liderazgo. Esa «nebulosa», ha dicho, que rodea los proyectos en los que Barcelona está implicada y que la alcaldesa no se atreve a descartar abiertamente pese a que no cuadran con su ideología, pero que castra al no darles apoyo claro.

La única réplica dada por los comunes, a través del teniente de alcalde Jaume Asens, ha señalando directa y únicamente al Gobierno central por el «retraso» y «los cambios de criterio» para las «exenciones fiscales por parte de los patrocinadores», lo que ha provocado que no se hayan adherido colaboradores suficientes para hacer «sostenible» el acontecimiento. En la oposición creen que si el ayuntamiento la hubiera avalado, la regata mundial podría haber salido adelante.

A juicio de Alfred Bosch, dirigente de Esquerra, «el ayuntamiento no puede dedicar dinero público a hacer campañas para promocionar Barcelona y después suspender acontecimientos que son campañas que dan la vuelta al mundo». «Han sacado a Barcelona del mapa internacional», ha sentenciado. Desde el grupo Demòcrata, Maite Fandos ha recriminado a Colau «la falta de interés» en este tipo de acontecimientos deportivos y ha añadido una crítica al Gobierno de Mariano Rajoy.

Culpa del independentismo

Por contra, tanto Ciutadans como el PP han apuntado a la incertidumbre política en torno al independentismo como responsable de esta nueva deserción en Barcelona, tras el fiasco de la Agencia Europea del Medicamento.

Fuentes consultadas tanto en el sector náutico como en el marco del patronato, apuntan que la ciudad «ha hecho el ridículo» al apearse del montaje a estas alturas. Descartan que sea un ámbito elitista, hablan de empleo de calidad y valor añadido, como corrobara el papel destacado de escuelas y centros náuticos previstos en el nuevo urbanismo del litoral y bendecidos por Colau.