acción educativa

Las paredes de la escuela ayudan a aprender

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María Jesús Ibáñez

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Lo que hasta hace unas semanas eran unas vigas grises, unas paredes amarillentas y unas puertas anaranjadas lucen hoy de un blanco impoluto. El blanco es el color que domina, junto con los tonos crema y de vez en cuando algún elemento distintivo pintado de rojo, en el colegio Ferran Sunyer, en el distrito del Eixample de Barcelona. "Hemos buscado aportar luminosidad y amplitud, pero hemos introducido también códigos de orientación para que los niños identifiquen cada espacio: hay zonas, como las aulas, en las que la gama cromática busca la calma y la concentración, y otras, como los pasillos y el patio, a las que hemos querido dar una cierta vibración", explica Bet Cantallops, la arquitecta que junto a Pere Ortega -ambos del despacho Saeta Estudi-, ha asesorado a este colegio público barcelonés en el cambio que ha experimentado. 

La transformación también está teniendo efectos educativos. "Hemos observado cambios de actitud entre los alumnos, en cosas tan simples como por ejemplo el cuidado que tienen con los espacios. Ahora no es extraño ver, si hay un niño ensuciando una pared, cómo sus compañeros le instan a dejar de hacerlo, porque han tomado conciencia de que todos son también un poco responsables de mantenerlo limpio", explica Daniel Vidal, el director del Ferran Sunyer. "Los colores son, además, una herramienta de aprendizaje, forman parte de un lenguaje que puede estimular la creatividad de los estudiantes", apostilla Toni Garcia Salanova, responsable del área de Equipamientos en el Consorci d'Educació de Barcelona.

La escuela, que ocupa las instalaciones de lo que, según se comenta en el barrio, habría tenido que ser una comisaría de los Mossos d'Esquadra, "tenía hasta ahora una apariencia más bien industrial, con un dominio de los colores grises y las estructuras metálicas", detalla el director, que cuenta que fue la presión de los vecinos del barrio la que consiguió que el equipamiento se destinara a un fin educativo (las dos primeras plantas, las comparte con un 'casal' cívico). "En los 17 años que tiene de existencia este centro, no se había pasado nunca antes una mano de pintura", comenta Vidal.

Hacerlas atractivas para mitigar la segregación

La renovación del Ferran Sunyer, y su consiguiente impacto educativo, forman parte de un programa que ha puesto en marcha el consorcio para la renovación de los revestimientos de las escuelas públicas de la ciudad. "Y hay un objetivo adicional -ha explicado este martes la teniente de alcalde de Derechos Sociales del Ayuntamiento y vicepresidenta del organismo educativo- que pasa por dignificar estos centros, porque cuando las familias los visiten durante las jornadas de puertas abiertas los encuentren atractivos para sus hijos". "Está comprobado que la estética es un elemento que puede distorsionar a la hora de elegir colegio y eso acaba generando desigualdades y ampliando la brecha de la segregación", ha agregado Ortiz.

En los próximos seis años, el consorcio tiene previsto invertir una partida de 3 millones de euros (a razón de 120.000 anuales) en la transformación de 160 centros educativos de la ciudad (las 153 escuelas, dos colegios de educación especial y los cinco institutos-escuelas). "Las actuaciones se van a hacer de acuerdo con los responsables de cada colegio, consensuando no solo los colores que se utilizarán, sino también dónde y cuándo vamos a intervenir", indica Garcia Salanova.

"Antes de actuar, se deben realizar, al menos así ha sido en el Ferran Sunyer, reuniones con el equipo directivo, se han valorado todos los espacios y se han tenido en cuenta los elementos preexistentes, que se van a aprovechar y que condicionan la elección final", precisa la arquitecta Cantallops.