Entrevista

Gus Wüstemann, arquitecto: "Barcelona tiene un fuerte potencial"

El arquitecto trabaja a caballo entre Zúrich y Barcelona, ciudad de la que destaca su potente identidad

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Josep Maria Folch

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Gus Wüstemann nació y se crió en Zúrich. Antes de decidir a qué se quería dedicar vivió y trabajó alrededor del planeta durante dos años. Sus ganas de conocer mundo y conocerse a sí mismo le llevaron a Nueva York, Sídney, Ahmedabad (India), etcétera. Después regresó a su Zúrich natal, se graduó en la prestigiosa ETH y abrió su propio despacho. Ahora, Gus Wüstemann Architects se ha convertido en un prestigiosa firma que tiene oficinas en Zúrich y Barcelona, ciudad que eligió hace 14 años para instalarse con su familia. Gus Wüstemann, barcelonés por elección, es una de las 40 personas que forman el Consejo Asesor de Promoción de Ciudad, un órgano que nace con la misión de asesorar en la gestión de la imagen de Barcelona.

¿Por qué escogiste Barcelona? En el 2004 mi mujer y yo decidimos mudarnos a Barcelona después de haber vivido durante 10 años entre Londres y Zúrich. Durante muchos años, vivir en esta ciudad había sido como un sueño: el mismo nombre ya nos producía buenas vibraciones. Después de Zúrich y Londres, Barcelona representaba una sostenibilidad para nosotros, un cambio, un salto, una apuesta que aportaba aire fresco a nuestras carreras. Todas estas inquietudes se concretaron en la apertura de la nueva oficina. No importaba que no hablásemos español o que no conociésemos a nadie; Barcelona era nuestra casa.

¿Qué aspectos de la ciudad destacarías como positivos? Veo en Barcelona una mezcla muy interesante de factores que dan a la ciudad un fuerte potencial. Para empezar, el contexto físico es excepcional, existen diferentes elementos, tanto naturales como humanos, que otorgan a Barcelona una belleza única en el mundo. Aprecio también que exista un punto local, una identidad y una cultura que se respeta y se cuida, pero que al mismo tiempo está abierta al mundo. Los barceloneses no cierran las puertas de su ciudad, y como ejemplo está el alto prestigio a nivel internacional de los eventos culturales, universidades y centros de investigación que tenemos. Barcelona ha empezado a organizarse para gestionar estos activos.

¿Qué aspectos de la ciudad hay que mejorar? En Barcelona existe un fenómeno curioso en la educación primaria y secundaria. Parece que la comunidad internacional pertenece exclusivamente a las escuelas privadas. El sistema público en Barcelona no ha participado en el proceso de internacionalización, la imposibilidad de estudiar en inglés en un colegio público impide que muchas familias integren a sus hijos e hijas en este sistema y favorece que se mantengan unas burbujas que están alejadas de la realidad de Barcelona.

¿Cuáles son las grandes carencias de la ciudad en arquitectura? El sector de la arquitectura en Barcelona no tiene nada que envidiar a los de ciudades como Zúrich, París o Berlín. La arquitectura catalana tiene una fuerte reputación internacional y los jóvenes arquitectos que salen de aquí están preparados para trabajar en cualquier despacho del mundo.

¿Cuál sientes que es tu ciudad? ¿Qué es lo que más echas de menos? Por motivos laborales me paso media semana en Zúrich y media semana en Barcelona, literalmente vivo entre dos ciudades. Valoro positivamente esta situación, ya que me permite tener lo mejor de los dos mundos y, además, con este movimiento no me siento bloqueado o atrapado en el pasar de las semanas. Personalmente tengo una gran conexión con Barcelona, me encanta vivir aquí y conocer a la gente de aquí. Y para acabar, pero no menos importante, aquí he encontrado mi pequeño paraíso particular justo en el centro de la Barceloneta, el Club Natació Barcelona (CNB), ¡básicamente, mi lugar favorito en el mundo!

¿Recomendarías a un amigo venir a vivir a Barcelona? No hace falta que recomiende nada a nadie, ¡todos quieren venir! ¡Está claro, Barcelona es la envidia total!