FOTO TEMERARIA

Una chica se juega una caída desde un octavo piso de Barcelona por una foto

chica, adolescente colgada cornisa Barcelona

chica, adolescente colgada cornisa Barcelona / periodico

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Los Mossos d'Esquadra rescataron sana y salva de la cornisa de un octavo piso de Barcelona a una adolescente de 14 años que quería colgarse de una viga de la fachada del edificio para que un amigo la fotografiara.

Según ha informado la policía catalana, el suceso ocurrió hace una semana, cuando la menor se subió a la barandilla de una azotea situada en un octavo piso de un edificio del Eixample de Barcelona con el fin de colgarse de una viga que sobresalía de la fachada mientras un amigo le hacía fotos.

Cuando quiso regresar a la azotea, a la menor le fallaron las fuerzas para encaramarse, por lo que decidió deslizarse hasta la cornisa de la fachada del edifico, donde sufrió un ataque de nervios al percatarse de la situación de extremo peligro en que se encontraba.

Agentes del Grupo de Delincuencia Urbana recibieron un aviso del suceso y acudieron al rescate de la menor, a la que agarraron de las manos y lograron aupar a pulso hasta el interior de la azotea.

Un equipo del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) se trasladó también al lugar de los hechos y atendió a la adolescente de las heridas leves que presentaba en los brazos.

En unos instantes, los familiares de la menor acudieron al lugar de los hechos, avisados por la policía catalana, y se la llevaron a casa. Las fotos que llegó a realizarse para colgar en redes sociales han sido difundidas por los mossos para llamar la atención sobre la temeridad que puede comportar la moda de los posados o las selfies llamativas para difundir posteriormente.

Tendencia peligrosa

El pasado mes de enero un joven malasio murió tras hacerse un selfie vestido de Spiderman cuando se había encaramado a la azotea de un edificio de Taiwán. El trágico suceso puso en alerta a muchos usuarios de Instagram, que han comenzado a sensibilizarse del peligro de tentar la suerte de esta forma.

Los selfis extremos, que han llegado a tener hashtag y varias cuentas con cientos de miles de seguidores, se han cobrado ya bastantes víctimas desde que en el 2014 se conociera la primera muerte vinculada al fenómeno: un hombre que se electrocutó al hacerse un retrato en un tren en marcha.

De hecho, en el 2015, y según la web Priceonomics, murió en el mundo más gente por hacerse un selfie que por ataques de tiburón. La mayoría de los accidentes fueron por caídas desde alturas, y después ahogados o por impactos contra trenes. Y España fue el cuarto país en este tipo de accidentes, tras India, Rusia y Estados Unidos.

Desde el atropellado arrollado por un tren, a quien le ha fallado la construcción a la que se subió para la autofoto. O la mujer rusa que no resistió hacerse un autorretrato mientras se bañaba en una bañera con un teléfono conectado a la corriente y se electrocutó. Pero otros tantos autofotógrafos se han expuesto a riesgos innecesarios. Es el caso de los selfies durante los encierros de los sanfermines cuando los toros persiguen a gran velocidad a los mozos, que provocaron gran polémica.