UN PROHOMBRE DISCUTIDO

Las tres estatuas del marqués de Comillas

estatua del esclavista antonio lopez  en comillas

estatua del esclavista antonio lopez en comillas / periodico

Toni Sust

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Antonio López López nació en Comillas (Santander) el 12 de abril de 1817, 201 años antes de que, este domingo, se retirara su estatua en Barcelona. Fue inaugurada en 1884, un año después de que López muriera. Nada hacía presagiar que se levantarían monumentos para recordarle: era de familia humilde y con seis años, huérfano de padre. Su madre trabajó como pescadera y lavandera y tenía problemas para mantener a sus tres hijos, por lo que Antonio optó por la inmigración interior. Siendo un niño, se trasladó a Lebrija (Sevilla) para trabajar en la tienda de una tía. Pronto volvió a Comillas, de donde se embarcó hacia Cuba a los 14 años. Al parecer, no era un viaje diseñado con tiempo: huía de la justicia tras una reyerta callejera.

En Cuba fue empleado de terceros hasta que estableció negocio propio en Santiago: un comercio de género barato en un local que alquiló al empresario catalán Andreu Bru. El verdadero negocio fue casarse con la hija de Bru, María Luisa, con cuya dote, sumada a la financiación de su suegro, inició su imperio. Fundó la mayor naviera española de la época, la Transatlántica; la Compañía de Tabacos de Filipinas, y el banco Hispano-Colonial. Fue un sostén de la monarquía e íntimo de Alfonso XII, que le hizo primer marqués de Comillas, así como un destacado mecenas cultural, un apartado en el que destaca su apoyo a Jacint Verdaguer. También fue el principal benefactor de Comillas. Si su matrimonio fue decisivo, más todavía el de su hija Luisa, que se casó con Eusebi Güell BacigalupiAsí emparentaron dos de las familias más adineradas de Barcelona.

La mancha que persiste en la memoria de López: acreditados historiadores han denunciado que el prohombre se lucró gracias al tráfico de esclavos. Una denuncia que ha acabado conllevando que su estatua sea trasladada a un almacén de la Zona Franca, de cuya ubicación no se da detalle para evitar sustos como el que sufrió la estatua ecuestre de Franco, que un día apareció decapitada.

La alcaldesa de Comillas

"La culpa es toda de aquel cuñado, que le tenía envidia. Escribió un panfleto y de ahí nace la leyenda negra de 

Su cuñado, Francisco Bru, le acusó de negrero en el libro 'La verdadera vida de Antonio López'

Antonio López como esclavista". Lo dice María Teresa Noceda, alcaldesa de Comillas, la localidad natal de López. La alcaldesa está que trina. Hace unos días, escribió a Ada Colau para pedirle que se replanteara la idea de retirar la estatua de López de la plaza de Barcelona que todavía lleva su nombre, pero no la persuadió: "No me ha respondido. Espero que lo haga". El cuñado al que señala la alcaldesa de Comillas es Francisco Bru, autor del libro 'La verdadera vida de Antonio López y López', en el que le acusó de fundamentar su fortuna en el comercio de esclavos, entre otras lindezas.

Un cuñado siempre es un cuñado, pero el de López, hermano de su esposa, Isabel Bru, se propuso derrotarlo eternamente. Escribió el libro dos años después de la muerte de López y abominó de que el ayuntamiento erigiera una estatua en su honor, proyecto que intentó combatir en vano. No perdió del todo: envió una maldición posmórtem a su cuñado que se ha cumplido. Bru, que de existir la vida después de la vida tiene que estar pasando la mejor semana de su vida eterna, escribió: "No he podido impedir que se levantara la estatua de Antonio López y López. ¿No es mayor castigo el derribo de lo edificado que impedir la edificación? Yo no dudo que el tiempo os reserva ese terrible y afrentoso castigo, marqués de Comillas".

Bru acertó hasta dos veces en su presagio. Porque la estatua original, obra de Venanci Vallmitjana, conocida popularmente como el Negro Domingo por la etiqueta de esclavista del homenajeado, fue derribada en 1936, al principio de la guerra civil. En 1944, fue reconstruida por Frederic Marès. Esta vez solo ha sido retirada, pero es de suponer que para Bru sería un deshonor suficiente.

La familia, dolida

Los descendientes de López viven con indignación la retirada. Defienden que sus aportaciones a Barcelona fueron decisivas. Hace una semana, falleció uno de sus tataranietos, Juan Güell de SentmenatAlgunos de los familiares reclaman que la estatua sea trasladada a Comillas. 

Los argumentos de defensa del marqués pasan en gran medida por asumir que no era inocente pero que ni de lejos fue el único indiano que tuvo lazos con el tráfico de esclavos, como han documentado varios historiadores. Un ejemplo claro de ello es la Liga Nacional de Barcelona, heredera directa del Círculo Hispano Ultramarino, creada en 1872, cuyo principal empeño fue impedir la abolición de la esclavitud en Cuba. 

En ella figuraban todos los prohombres de la época, empezando por el yerno de López, Eusebi Güell. Del padre de este, y consuegro de López, Juan Güell, no se conoce participación directa en la trata de esclavos pero sí en la financiación de expediciones con tal fin. Su estatua, erigida en 1888 en Gran Via con la Rambla de Catalunya -también destruida en 1936, también reconstruida por Marès- sigue allí. Entre los que se dedicaron a la trata también destacaron antepasados de Artur Mas.

"Si tiro la estatua, me tiran a mí"

La alcaldesa de Comillas se desgañita defendiendo a López: "Fue mecenas de los modernistas, de pintores y escultores. Favoreció la literatura vernácula. Qué decir del desarrollo industrial. Podía haberlo hecho en otra ciudad". Por teléfono, Noceda contaba este viernes que se encontraba justo delante de la estatua que se erigió a López en Comillas en 1890, obra de Lluís Domènech i Montaner. Es la tercera erigida en su honor, si contamos las dos que ha tenido en Barcelona, la destruida y la réplica. "La pagaron los comillanos", subraya, antes de descartar que pueda correr el riesgo de ser derribada o retirada "No, hombre, no. Si tiro la estatua, me tiran a mí".