CAMBIO EN EL NOMENCLÁTOR

Rubianes tendrá una calle en la Barceloneta el 15 de abril

El cómico dará nombre a la actual Almirall Cervera nueve años después de su fallecimiento

Pepe Rubianes, en una imagen del 2003.

Pepe Rubianes, en una imagen del 2003. / periodico

El Periódico

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El cómico Pepe Rubianes, fallecido en el 2009, tendrá  por fin una calle en Barcelona. Será el próximo 15 de abril y, de hecho, sólo quedaba por conocerse la fecha. Rubianes dará su nombre a la actual calle de Almirall Cervera, que le resultaba tremendamente próxima: en ella residía.

El cambio en el noménclator será celebrado con una fiesta organizada por el Comisionado de Programas de Memoria con la colaboración del distrito de Ciutat Vella y de amigos del actor, conocidos popularmente como sus ‘viudas’, que este jueves, en el noveno aniversario de la muerte de su amigo, han informado mediante una esquela del cambio de nombre.

Fueron precisamente las ‘viudas’ las que propusieron al ayuntamiento que se replanteara la decisión inicial de dar el nombre de Rubianes a una plaza del Paral·lel. Argumentaron que el cómico se había comunicado con ellas mediante “una conexión astral” para advertirles de que prefería entrar en el nomenclátor por la Barceloneta por el hecho comprobado de que “por allí pasaban más chicas”.

El gobierno de Hereu

La idea de bautizar una de las vías de la ciudad con su nombre data del gobierno de Jordi Hereu, que era alcalde cuando Rubianes, que había nacido en 1947 en Villagarcía de Arosa, en Pontevedra, murió. La norma obliga a esperar un periodo de cinco años desde el fallecimiento de una persona hasta poder usar su nombre en una calle o plaza de Barcelona.

Cambiar el nombre de Almirall Cervera por el de Rubianes no es una decisión menor, porque se trata de una arteria de la Barceloneta y porque este tipo de modificaciones se toman con cierta cautela, a la vista de que, por lo pronto, supondrá un cambio de dirección para muchos vecinos, lo que tradicionalmente ha sido un motivo para rechazar algunas peticiones formuladas a la Ponencia del Nomenclátor, que es la que corta el bacalao en este asunto.