MOTOR ECONÓMICO

El comercio, pieza clave de la integración china en Barcelona

El ayuntamiento y los ejes comerciales de Sants y Sant Andreu propician la cohesión de las tiendas de proximidad con un plan piloto

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Patricia Castán

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Al contrario que otras grandes comunidades de inmigrantes, la china está en primera línea y en total contacto diario con los barceloneses desde los mostradores de sus tiendas. Su tendencia a desarrollarse económicamente a través del comercio les ha dado protagonismo en algunas especialidades. Primero bazares y restaurantes, luego moda importada de su país, más tarde bares de barrio y en la actualidad, una mayor variedad que va de los servicios estéticos a las tiendas más actuales de menaje doméstico. Su implantación es tal en las calles que el Ayuntamiento de Barcelona ha visto en ese hilo comercial el mejor cordón umbilical para la integración. Un plan municipal -gestado hace años en el chinatown del barrio de Fort Pienc, en el Eixample- se ha extendido ya a los ejes de Sant Andreu y Sants para fomentar la cohesión de esta comunidad y la autóctona.

El plan piloto, que puede ampliarse a otros barrios y comunidades, ha apuntado inicialmente a la china porque es la que tiene más años de trayectoria en el comercio de proximidad. Muchos de los primeros chinos afincados en Barcelona y su área metropolitana a partir del año 2000 ya han tenido hijos escolarizados en la ciudad, que hablan catalán y chino, y que han propiciado el arraigo de esas familias. Pero enlazar el comercio local y el foráneo es una buena receta para que se produzca una integración real y normalizada, destaca el concejal Agustí Colom, en relación a esta iniciativa del área de Comercio, Turismo y Promoción Económica.

Sants es escenario ahora de un trabajo a tres bandas entre el consistorio, la asociación Sants Establiments Units y una intérprete y mediadora. Miembros de la entidad de comerciantes y la mediadora Begoña Ruiz de Infante visitan las tiendas del barrio regentadas por chinos y les explican sus posibilidades para mejorar su negocio, aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías, valerse de la promoción conjunta y formar plena parte de la red comercial del barrio.

Interculturalidad

Asegura Ruiz de Infante, que ha vivido 11 años en China y suma 17 dedicada a la inmigración y la interculturalidad en Barcelona, Badalona y Santa Coloma, que la iniciativa suele ser muy bien recibida porque "llega en un buen momento, con "negocios asentados en la ciudad", y con la circunstancia de que muchos emprendores también viven en el mismo barrio. Pone el ejemplo de una costurera china que en su minúsculo local de la calle de Sants ha decidido formar parte de la asociación de comerciantes buscando esa interacción, ya que las propias tiendas de textil suelen ser clientes suyos, colaboradores cotidianos. La predisposición a unirse a las redes de comerciantes de barrio depende, no obstante, de que "el negocio funcione".

Si en Fort Pienc la tarea que continúa directamente es la dinamización comercial, aquí la mediación pretende darles a conocer lo que el entorno puede hacer también por ellos. Por eso, la respuesta suele ser una "gran curiosidad por las propuestas de actividades y por conocer lo que hacen otros comercios", cuenta la mediadora. El objetivo es vincularlos al territorio en el que trabajan y residen. La otra pata es cultural, porque se potencia también el conocimiento de los elementos culturales que esta comunidad puede aportar para enriquecer al barrio. Colom enfatiza que se trata de convertirlos en "miembros activos", superando la primera barrera que siempre es el idioma y recordando que cada vez ocupan más espacio consolidado en el comercio local.