El 'top manta' se instala de nuevo en el puerto de Barcelona

Manteros asolando las aceras del Passeig Joan de Borbo  junto al Museu de Historia

Manteros asolando las aceras del Passeig Joan de Borbo junto al Museu de Historia / periodico

Guillem Sànchez

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Amine tiene 25 años, nació en Marruecos y vende camisetas falsas de Messi en el Passeig Joan de Borbó de Barcelona. También da clases tres veces a la semana de inglés en una asociación. Pero sus lecciones no le dan para "el alquiler y para mantener" a su novia suiza, con quien llegó a Barcelona desde Zúrich. Es consciente de que el 'top manta' es ilegal, pero asegura que es la mejor manera que ha encontrado para llegar a final de mes. Amine es uno de los vendedores ambulantes sin licencia que han vuelto a instalarse en el puerto de la capital catalana. 

Él se coloca al final de la avenida, junto a la plaza del Mar. Sabe que las zonas más cercanas al Moll de la fusta "están asignadas" a los vendedores más veteranos, casi todos de origen senegalés, que también son los que llegan "más pronto", explica.

Desde hace algunos meses, los policías no les incordian si se sitúan en este lado del paseo, junto a los yates de lujo. Se trata de un área en la que, competencialmente, debería actuar la policía portuaria. Pero, al no contar esta con un número suficiente de agentes, sin el apoyo de la Guardia Urbana o de los Mossos d’Esquadra, ha optado por permitir que este espacio se convierta otra vez en un espacio ideal para el 'top manta'. Amine aclara que no pueden cruzar la acera del paseo, porque allí sí actuaría la policía municipal de Barcelona. "Tampoco nos dejan vender en el puente del Maremágnum", subraya.

Los vendedores saben que deben situarse en la zona que debería controlar la policía portuaria

La inmensa mayoría de los objetos que se ofrecen a los turistas han sido comprados en almacenes chinos instalados en un polígono de Badalona. "Todos compramos allí", dice. El margen de beneficio que saca por cada camiseta es de "5 euros como máximo". Y en estos meses de invierno, las ventas son exiguas. Solo en verano se vende realmente, "sobre todo en agosto".

Esta zona del puerto de Barcelona, precisamente porque depende de la Autoridad Portuaria, ha sido en los últimos años un oasis administrativo en el que los manteros se han instalado periódicamente. El 11 de noviembre el 2015 fueron expulsados por primera vez cuando el Ayuntamiento de Barcelona activó un plan conjunto que implicaba también a la policía portuaria y a los Mossos d’Esquadra. Tenía carácter permanente pero, cada vez que se ha interrumpido, la zona ha sido reconquistada por el 'top manta'.