EL FUTURO LITORAL DE BCN

La tregua del Port y el ayuntamiento impulsará un nuevo Moll de la Fusta

Los acuerdos incluyen reurbanizar también el paseo de Colón y dar más usos docentes y culturales a la futura Nova Bocana

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Patricia Castán

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La pipa de la paz firmada por el Port de Barcelona y el ayuntamiento se traducirá con efecto bastante rápido en un litoral urbanizado (sin playa) más abierto y humano. Tras muchos años de debate e ideas arrinconadas, el que fuera emblemático eje de la era olímpica, el Moll de la Fusta, enfila por fin una resurrección y una mayor conexión entre el mar y Ciutat Vella. 

En el ayuntamiento hablan de "reapropiarse" del olvidado muelle, del que ya hace lustros desaparecieron los chiringuitos. Su titularidad, portuaria y municipal, hacía complicado el desenlace. Pero con los nuevos acuerdos la autoridad portuaria apoya la iniciativa del ayuntamiento de impulsar la reforma integral del paseo de Colón y del Moll de la Fusta con los retos de ganar espacios de parque y jardín urbano, así como los usos ciudadanos.

Para afrontarlo se redactará un plan especial urbanístico que favorezca la conexión y permeabilidad transversal entre la trama urbana y el muelle de Bosch i Alsina, especialmente en los ámbitos del edificio de Correos, la plaza del Duc de Medinaceli y el Portal de la Pau, enfatizan.

Reinvención del espacio

Y como este proceso puede ser laborioso, el equipo de Colau se ha propuesto "ir llenando de vida vecinal" la zona "a corto plazo". De hecho, en las próximas semanas se llevará a cabo la cesión de los derechos de uso de diveros espacios del balcón del Moll al Instituto de Barcelona Deportes, ha explicado la concejala de Urbanismo, Janet Sanz. Será por un periodo de un año prorrogable indefinidamente y por el momento se instalarán pistas deportivas para ayudar a dinamizar el espacio. El consistorio espera que los vecinos de Ciutat Vella lo "hagan suyo".

Igualmente ambicioso es el objetivo de reinventar los 14.000 metros cuadrados de la Nova Bocana, en el espacio que hay en el entorno del Hotel W y los viejos tinglados. Con las aportaciones municipales se han introducido cambios en la propuesta presentada en junio por el Port de Barcelona. El plan prevé ahora aumentar la superficie destinada a usos públicos, concentrada sobre todo en el perímetro de la futura Marina Vela, donde habrá dos tramos de paseo equivalentes a la Rambla, con vistas interiores al mar que se adentra en la bocana.

Sanz ha dicho que aún no era momento de concretar los usos definitivos del edificio central (junto a la sede de Desigual), al que se ha incorporado "uso docente y cultural", con un convenio entre puerto y consistorio. Ha echado pelotas fuera sobre la posible implantación de un museo del Hermitage, que el ayuntamiento nunca ha visto con buenos ojos. En esa construcción se ha reducido la superficie de ocupación par incluir un acceso público que conecte con la plaza de la Rosa dels Vents. 

Coto a los espacios comerciales

Lo que sí toma cuerpo son las reglas del juego en esa nueva zona, a la que se presupone un buen tirón ciudadano, igual que ha sucedido con la actual oferta lúdica y empresarial entorno al llamado hotel vela. La intención es que ningún edificio tenga un uso exclusivo y el comercial se limite al 20%, mientras que la restauración sea un 15% de su techo. Las dos partes han destacado la incorporación de más usos culturales y docentes en diversos equipamientos de la zona y en los tinglados.

Se sabe que el llamado edificio Pont-Porta-Port (sobre el mar y más al sur), incluirá un gran mirador, usos comerciales, culturales y gastronomía. También se cederá a usos docentes un edificio de 450 metros cuadrados, donde estará la base provincial de la Creu Roja del Mar. En el caso de los históricos tinglados, se rehabilitarán respetando su volumetría.

Lejos de crear una suerte de moll comercial o turístico, el enfoque se centra en desarrollar un "nodo formativo y tecnológico de la náutica, con El Far como uno de sus grandes polos.