INICIATIVA INTERNACIONAL

'Shopping' para recordar en Barcelona

La guía y plano del comercio único de la ciudad da alas tanto a establecimientos con solera como a los jóvenes talentos

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Patricia Castán

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Hay turismo y turismo. Algunos se limitan a la inercia de las compras en el centro de Barcelona, donde es común gastar en marcas globalizadas que ofrecen lo mismo aquí que en Madrid, Nueva York o Singapur. Pero otros, sobre todo los que visitan por segunda, tercera o cuarta vez la ciudad (54%), quieren llevarse en la maleta algo especial. 'Shopping' para recordar la capital catalana cada vez que se pongan esa prenda, contemplen ese suvenir o esa pieza artesana, o se lleven a la boca la gastronomía local. Esa experiencia local se garantiza en las propuestas seleccionadas para la primera guía de Unique Shops, un reto al viajero dispuesto a coger el metro o caminar en busca de algún tesoro.

El repertorio inicial incluye más de una treintena de tiendas de artesanía barcelonesa, que van de los suvenires autóctonos a la decoración y complementos. Y se incita a la visita. Por ejemplo, a la tienda y taller de Bas Barcelona, que nació en Gràcia y hace 10 meses centralizó su operativa en el Poble Sec (França Xica, 30), dispuesta a llevar sus personalísimos maceteros de cerámica a cualquier lugar del mundo (con envíos a ultramar). Xènia Bas ha sido el relevo generacional de Alicia Bas para trabajar con primor materiales naturales -cerámica de proximidad y pinturas sin tóxicos- que desembocan en tiestos-nido "dignos para las plantas" con plato incorporado. Venden tradición y diseño, en directo y online, del cliente local al viajero con "sensibilidad" hacia su artesanía.

Se incita a visitar tiendas que ofrecen hasta 200 aceites de oliva virgen extra o donde hacerse con un macetero, un cinturón o con diseños únicos

En el mismo apartado, el argentino Pedro Sañudo y su hijo conjugan creatividad y destreza con el cuero -"del país y de calidad"- para crear un universo de bolsos, cinturones y complementos que desde hace 20 años venden en su tienda taller Sañudo Artesania en Cuir del Poble Espanyol. "La gente de aquí casi no compra desde la crisis y la mayoría de clientes son turistas", asume. La promoción entre los viajeros puede animar ese flujo internacional.

Un desconocido para muchos turistas que no recorren los grandes museos locales son las tiendas que estos suelen cobijar en sus bajos: piezas con pleno ADN barcelonés, desde el mostrador del Museu Picasso al del Macba o el de la Fundació Miró, entre otros integrantes de esta selección. 

Compradores de aquí y allá

En el capítulo de diseñadores, la treintena incluye unas pocas marcas que pese a venderse en otros puntos tiene su matriz barcelonesa. Pero abundan las tiendas únicas y diseñadores emergentes que pueblan Gràcia o el Born. Es el caso de Malahierba y su carismática ropa de mujer, también en puntos multiventa pero con trono propio en Bonavista, 26. Las propuestas de Jesús Moreno y sus dos socios encuentran en el turista un cliente "estacional" que elige alejarse del Portal de l'Àngel, especialmente rentable en primavera y Navidad, y al que quieren seducir más.   

Entre la veintena de opciones "emblemáticas y centenarias" se asoman desde herboristerías llenas de historia y productos propios a joyerías, sombrererías, alpargaterías... como La Manual Alpargatera, que desde 1941 llevó este calzado a la ciudad y ha seducido incluso a superestrellas de Hollywood (Avinyó, 7). Lo que cuenta es que su mercancía sea singular y exportable.

Como en la plataforma de moda sostenible (del reciclaje a la ecología y el ámbito social), o en la nutrida selección de comercios gurmet y de comestibles dignos de llevarse en el avión. No faltan bombones y turrones artesanos como los de Chocofiro, en la avenida de Gaudí, 81, que regenta Rocío López, o joyas como Oli i Sal, en Travessera de Gràcia, 149, donde Sandra Stefani fue pionera hace 11 años en rendir culto a los aceites de oliva virgen extra. Ahora ofrece más de 200 referencias, un centenar de vinagres y de sales, y artilugios para su uso. Su cliente principal es sobre todo barcelonés -"el que vuelve"-, tanto a por garrafas del preciado elixir dorado como para regalar en pequeño formato. La experta además de vender enseña y hace catas. Reconoce que el turista empezó a cruzar la Diagonal hace un par de años. Con esta iniciativa, tal vez cruce toda la ciudad.