NUEVO MODELO DE MOVILIDAD

La bici ultima su desembarco definitivo en la calzada

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Carlos Márquez Daniel

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No se puede hablar de vencidos y de vencedores porque en esto de la movilidad, un día vas a pie, y a la mañana siguiente coges el bus, el coche o la bici. Todos somos un poco de todo. Es más una cuestión de prioridades. Y, por qué no, de política. El Gobierno de Ada Colau no puede admitir que no le gustan los coches dentro de la ciudad. Pero sí puede dejarlo entrever. Son pequeños gestos, sutiles, como el hombre del chiste de Gila que desespera al asesino diciéndole en el ascensor que alguien ha matado a alguien. Lo último de esta larga lista de decisiones destinadas a aminorar el peso del motor en las calles son las zonas avanzadas para bicicletas. Se están colocando en todos los nuevos carriles bici. Vayan acostumbrándose a que, en el semáforo, el ciclista va delante para poder girar sin peligro. Una cuestión de seguridad.

Barcelona no ha inventado nada con esta señal viaria. Hace ya años que puede verse en ciudades europeas mucho más duchas en cuestiones de ciclismo urbano, como Londres, Edimburgo, o Estocolmo. También en España existen precedentes, como el de Zaragoza, que apostó por ellas en el 2012, y Santiago de Compostela, que las implantó el pasado verano. O en muchos puntos de Estados Unidos: Boston, Portland, San Francisco, Washington, Nueva York o Chicago. En todas partes se comparte la misma finalidad, la de dar mayor visibilidad a la bicicleta, facilitar su giro al lado contrario del carril bici.

Seguridad para todos

El consistorio empezó a implementar esta medida hace algunas semanas en la nueva horneada de viales ciclistas, los que el gobierno prometió terminar antes de que venza el mandato, en mayo del 2019. Recuerden: una red de 308 kilómetros, casi el triple de la que Xavier Trias traspasó a Barcelona en Comú. No se llegará a esa cifra antes de las elecciones, pero poco faltará. Adrià Gomila, director de Movilidad, explica que esta es una “herramienta destinada a mejorar la convivencia y la seguridad en la vía pública”. No solo para los ciclistas, colocándolos frente al coche; también para los peatones, ya que hasta ahora, muchas bicis que tienen que realizar un giro hacia el lado opuesto a su vial usan el paso de viandantes aprovechando el rojo para los vehículos. Y esa es otra obsesión municipal desde tiempos de CiU: separar a los que andan de los que pedalean.

La teoría es fácil. Lo complicado es y será la práctica. De cómo unos y otros harán uso de esta nueva caja para bicicletas (en inglés se las llama precisamente así, bike box). Por lo pronto subyace un problema principal: la invasión de ese espacio por parte, sobre todo, de las motos. Sea porque en muchos semáforos tienen sus propias zonas avanzadas, o por comodidad, son muchos los motoristas que acomodan su máquina más allá de los límites. También puede que sea porque todavía son pocas las bicicletas que usan estos espacios prioritarios. Como con todo, habrá que acostumbrarse. “Esta invasión sucederá -señala Gomila- cuando haya poco uso por parte de los ciclistas. Pero con el tiempo habrá más bicis y se extenderá, y cada uno acabará siendo muy consciente de cuál es su lugar”.

Carles Benito, presidente del Bicicleta Club de Catalunya (BACC), considera que la iniciativa "aporta la permeabilidad que necesita la bici para ganar visibilidad" y aplaude que la calzada -no solo sus viales, todo el ancho de la vía que pueden usar como propio- se convierta en el "lugar natural del ciclista". Pero al margen de las zonas avanzadas, también reclama apostar por otro modelo de giro, "a la holandesa", que implica pintar una saliente del carril bici que permita realizar el cambio de sentido a la perpendicular cuando se pase al rojo para vehículos. Y no por el paso de peatones, sino por el espacio que deja el ancho de la calle en relación a la que corta.   

Sin mensajes

En algunas ciudades, sobre todo en Estados Unidos, la zona avanzada para bicis se pinta de verde, como una lengua que viene del carril ciclista, del mismo color. Aquí no se harán así, entre otras cosas, porque el mantenimiento es mucho más caro y porque las motos, sobre todo en días de lluvia, podrían irse al suelo (también las bicis, por supuesto). También se incluye en el suelo, en letras bien grandes, la inscripción "wait here"(espere aquí) por si a algún conductor no le ha quedado claro. Tampoco está pensado importar ese mensaje. Debería bastar las dos líneas continuas, separadas unos cinco metros, que delimitan el espacio.

Mercedes Vidal, concejala de Movilidad, resume de la siguiente manera la hoja municipal en materia ciclista: "No se trata solo de hacer kilómetros de carril bici. Se trata también de hacerlos más seguros, reduciendo el conflicto con el peatón y mejorando la conectividad. Barcelona está configurando una auténtica red de carriles bici con el objetivo de que pasarán a formar parte de la configuración viaria de la ciudad. Por ello no escatimaremos esfuerzos en dotarlo de los mejores elementos para que sean lo más funcionales y eficaces posible". 

Una red que va creciendo

Por el momento, las zonas avanzadas de bicicleta pueden verse en las siguientes calles que han estrenado carril ciclista en los últimos tiempos: Sant Antoni Maria Claret, Indústria, París, Ganduxer, Bori i Fontestà, Sardenya, Gran Via, Olesa, Doctor Fleming, Joan Güell y Taulat. En el futuro, y siempre y cuando la cosa salga bien, se irán incorporando a los viales más veteranos de la ciudad. Las denominadas <em>bike box</em> forman parte del plan integral de desarrollo de la bicicleta que tiene entre manos el ayuntamiento. El objetivo es poder dar cumplimiento a la ordenanza de circulación, que dictamina la expulsión de los ciclistas de las aceras, aunque esto no será de obligado cumplimiento hasta que se considere que la circulación por la calzada es segura para este colectivo, cuya presencia en la movilidad escaló un 14% entre el 2014 y el 2015.