Terapia felina

Querer a los animales que viven en el Jardinet dels Gats no es tan sencillo. No acostumbran a ser mimosos felinos junto a los que acurrucarse en el sofá para ver el último capítulo de 'Juego de Tronos', sino gatos ásperos, callejeros, poco o nada acostumbrados a relacionarse con los humanos. "Es increíble cómo les entienden y pueden llegar a conectar las personas más vulnerables y con trastornos mentales. La empatía que les generan", señala Alexandra Salvador, presidenta de esta pionera protectora de animales, que, mucho más allá de su amor a los gatos, y precisamente a través de él, cumple con un importante y a primera vista invisible papel social y comunitario en un barrio complejo como el Raval. "Nos derivan a pacientes de unidades de psiquiatría para que hagan de voluntarios, y de los servicios sociales. Este espacio cumple también con una gran función terapéutica", prosigue Salvador, en el proyecto, creado por sus padres, desde el primer día, hace ahora 13 años.

En los últimos años han jugado también un papel importante contra los desahucios, uno de los dramas que azotan el barrio. "Nos vienen personas a punto de perder su casa que, además de todos los problemas obvios que les han llevado hasta esa situación límite, tienen la preocupación de qué va a pasar con su animal de compañía hasta que superen la mala racha. A los albergues u hostales temporales a los que los derivan no pueden ir con sus animales. Aquí no solo les escuchamos y no les juzgamos, sino que acogemos a sus animales hasta que logran sobreponerse", explica. Y sí, a veces se sobreponen y vuelven a buscar a sus mascotas.  

Atienden también a señoras mayores, que viven solas -un perfil muy común en el distrito-, a las que sus familias -o la Administración- llevan a una residencia, pero no saben qué hacer con sus gatos. "El hecho de saber que sus gatos no quedarán desprotegidos, que estarán en algún lugar en el que se les cuidará, es de gran ayuda a estas mujeres en una situación ya suficientemente difícil de por sí", prosigue la joven animalista, hija del barrio. 

Colaboran también con el Casal dels Infants y con varias Unidades de Escolarización Compartida (UEC) -a las que acuden chicos con un elevado índice de fracaso escolar, absentismo, retrasos en el aprendizaje, comportamientos inadecuados y distintos tipos de inadaptación social-, cuyos chicos se pueden dedicar desde a cuidar a los animales hasta a hacerles casitas en sus talleres de carpintería.

Gats Quatre Camins

Pese a que centra gran parte de su trabajo en el Raval y en todo el distrito de Ciutat Vella, el Jardinet es un referente en toda Catalunya (e incluso más allá). Uno de los proyectos con los que la entidad ha colaborado allende las fronteras de la ciudad es ayudar a nacer a la protectora Gats Quatre Camins -ahora Gats La Roca, por lo de no estigmatizar-, creada por los reclusos de la cárcel vallesana.

"Las educadoras se dieron cuenta de que los internos hacían un trabajo terapéutico cuidando de forma espontánea a la colonia de gatos callejeros en las inmediaciones de la cárcel y nos pidieron ayuda para dar forma al proyecto. Han montado una protectora pionera, y son los propios presos, los que están en régimen abierto, los que salen a hacer los rescates de los gatos", relata. 

200 esterilizaciones al año

Además de este insospechado trabajo social y emocional, la protectora ha logrado acabar con todas las colonias de gatos descontroladas que había en el distrito (o casi: se les resiste la del Espigón, frente al Hospital del Mar). Cada año esterilizan a entre 150 y 200 felinos y formalizan más de 100 adopciones, además de numerosas acogidas.

El año pasado participaron en las sesiones fotográficas para diseñar la iluminación navideña del barrio dentro de la iniciativa de inserción sociolaboral Raval Km 0, impulsada por la fundación Tot Raval.