ENTREVISTA

Itziar González: "El atentado ha dado fuerza al plan de transformación de la Rambla"

La exconcejala y arquitecta, con el equipo interdisciplinar Km.Zero, liderará la reforma de la Rambla, desde la convicción de que todos sus males aún tienen cura

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Sin esperarlo, va a poder cerrar una cuenta pendiente. Diez años después de su nombramiento como concejala de Ciutat Vella, Itziar González regresa al ayuntamiento como arquitecta, liderando el grupo interdisciplinar Km.Zero, elegido por concurso público para transformar el eje más icónico, complejo y discutido de la ciudad. Vibra con la idea de devolver -con mucha "cooperación"- el lustre perdido a esa Rambla que corona el distrito en el que reside y que venera. Regresa a la acción municipal tras dejar su cargo en el 2010 por oponerse al plan que daba luz verde al controvertido hotel del Palau de la Música.

-¿Ve peor esta Rambla que la que quiso cambiar en el 2007?

-Recién iniciado el mandato como concejal, todos vimos que era necesario abordar de forma integral las deterioradas dinámicas de la Rambla. Esa apuesta de tiempo y discusiones quedó en el imaginario de todos los concejales posteriores. Mercè Homs recogió el guante. Su compromiso político se ha concretado en el Pla Cor y  el Plan Especial. Hay mucho trabajo que no se ve y puede parecer que no se ha hecho nada, pero yo lo valoro. Por otro lado, la masificación ha ido a más, pero he visto mejoras a nivel policial. La ciudadanía había dado por perdido ese lugar y este encargo nos ha generado la ilusión de pasar por fin a una etapa de acción con un equipo interdisciplinar. Ahora tenemos el diagnóstico y nuevas.

-Los males son muchos ¿cuáles cree más graves?

-La excesiva especialización en consumo turístico, que ha borrado el potencial de la Rambla como gran eje cívico e identitario. Tampoco se ha visto lo importante que sería fomentar la presencia de vivienda como un elemento que equilibre las dinámicas de lo que pasa en el paseo; se pueden situar servicios públicos y vecinales que hagan que los ciudadanos lo sientan suyo. Y se ha perdido la conciencia de que la Rambla forma parte de los espacios libres de la ciudad, sus zonas de descanso y su calidad ambiental no se han tenido en cuenta. Y  muchos problemas más…

-¿Estamos a tiempo de revertir el conflicto de la vivienda?

-Vamos a empezar siempre por lo que ya está en manos de las Administraciones, que han de ser coherentes con lo que defienden. Hay un trabajo de cartografía de lo público y del uso de los edificios que nos llevará a trabajar cada caso con delicadeza, sin una única solución. Hay que poder garantizar el mix de usos comerciales y habitacionales. No puede ser que de noche un espacio esté sin movimiento vecinal y quede inhóspito en pleno centro. Si un vecino no tiene ascensor o vive rodeado de viviendas vacías haremos una propuesta de mejoras concretas ya.

En la Rambla no solo deben discurrir personas, también deben ocurrir cosas que tengan sentido para el conjunto de la ciudad

-Luchar contra la especialización turística parece una batalla perdida.

-Podemos aportar otras actividades. En la Rambla no solo deben discurrir personas, también deben ocurrir cosas que tengan sentido para el conjunto de la ciudad y los vecinos de los barrios de Ciutat Vella. Hay en el territorio, hay que ir abriendo juego. Que las personas no se queden contenidas de arriba abajo sino que se distribuyan por lugares interesantes y necesarios de barrios del entorno. Ir a la Boqueria o a un quiosco ha de ser una experiencia de calidad. Y el diseño urbano ha de hacer que los flujos se redistribuyan.

-¿Se puede domesticar el torrente turístico?

-Parte de lo que hace que el turista sea un problema no es que sea un turista, sino que sus actividades sean solo consumir o conlleven una banalización de nuestras calles. Queremos que el turista actúe como ciudadano de Barcelona y aquello que haga sea coherente con la calidad de vida barcelonesa. Todos tenemos un mismo problema y queremos calidad. El equipo de Km.Zero -que aglutina desde arquitectos a sociólogos y economistas- vamos a hacer propuestas sin enfrentar a uno contra otro.

-Para plasmar tantas ideas ¿cómo afronta redibujar el territorio?

-La Rambla era el extramuros y los muros tenían puertas y allí pasaban cosas. Tenemos la intuición de que en esas ‘puertas’ que conectan el Gòtic y el Raval se crean unos ámbitos que si se trabajan pondrán en valor la arquitectura de algunos edificios y generarán zonas donde no solo pasar de forma lineal sino con lugares donde estar.

-¿El atentado de agosto refuerza la idea de pacificar el tráfico?

-Esa voluntad que ya sale del propio Plan Especial y el Pla Cor la recogemos. Creemos que la calidad de vida pasa porque se inviertan las prioridades. Las trayectorias de los que caminan han de ser las que redefinan los espacios.

Parte de lo que hace que el turista sea un problema no es que sea un turista, sino que sus actividades sean solo consumir o conlleven la banalización de nuestras calles

-¿Se descarta la peatonalización total?

-No hay nada descartado, pero hay necesidad de intercomunicación entre los barrios de Ciutat Vella con transporte público. Está previsto un eje de debate sobre movilidad para definir estas soluciones.

-Otro culebrón es el de las antiguas pajarerías, convertidas en puestos turísticos.

-Fueron puntos de articulación y dinamización del paseo. El que lleva años allí se siente como un centinela, en el atentado se demostró. Yo personalmente tengo empatía con quien trabaja en estos puestos, a la vez que responsabilidad con que la Administración sea coherente respecto a su regulación y su rol, que ha de ser el del interés general. Uno de los problemas es que en su parte trasera genera un muro en algunos tramos, hay que seguir el Plan Especial pero escuchar a todas las partes para lograr la mejor solución posible.

-Detalle el calendario de los esperados cambios.

-Los seis primeros meses para entregar tres planes estratégicos (de gestión de espacios de gran afluencia, de dinamización comunitaria y activación de usos temporales, y de gestión cultural y equipamientos) y un anteproyecto de urbanización. Después, seis meses más para desarrollar el proyecto ejecutivo. A partir de ahí el ayuntamiento deberá licitar obras y empezar a realizarlas a principios del 2019. Nuestra propuesta metodológica crea unos espacios de auditoría ciudadana del proceso. Trabajaremos en abierto y con transparencia, concertando acuerdos y evitando que nadie se sienta excluido de la reconquista de este paseo universal.

-¿Creen que a la futura Rambla le sobra mala vida u ocio, o todo se puede conjugar?

-La especialización en ocio nocturno -durante unos años- del Maremàgnum contagió la actividad a través de su pasarela hacia la Rambla. Se volvió a crear una dinámica de espacios de ocio fuera de horarios y se generó un círculo vicioso.  Creemos que hay que revertir que se asocie una calle a juerga. Una de nuestras propuestas irá en este sentido. No sobra nadie pero esas personas han de ser respetuosas con lo que todos hemos decidido que sea la Rambla.

Esta obra expresará la capacidad de recuperación de la autoestima de la ciudad y de lo que somos capaces de hacer juntos 

-¿El atentado ha desenterrado el amor del barcelonés por su Rambla?

-Los barceloneses la habían dado por perdida pero los vecinos no porque es nuestro espacio cotidiano. Es mi pulmón y mi lugar de encuentro vecinal. El atentado ha hecho que todos se diesen cuenta que les duele lo que pase ahí y que el espacio es suyo. Es fantástico que hayan reconectado con su afecto por la Rambla, porque es el ADN de Barcelona. Esta obra expresará la capacidad de recuperación de la autoestima de la ciudad y de lo que somos capaces de hacer juntos. 

-Parece buen momento para reinventarla.

-Es un momento delicado porque yo aún me emociono al hablar de ello. Escuché los gritos desde casa, vi la gente correr y fue una vivencia traumática. Estaba feliz en pleno proyecto para el concurso de la Rambla… y fue un shock, pero le ha dado solemnidad al compromiso que ya teníamos, le ha dado fuerza a la transformación y, sobre todo, acompañamiento ciudadano mundial. En Facebook colgué la foto de nuestro equipo que publicó El Periódico y las expresiones de cariño y ánimo fueron muchas, he visto esperanza . No podemos fallar.

-¿Volvería a la política?

-Ahora no. Ser concejala era el trabajo de mi vida, me sentí muy feliz con el trabajo de proximidad. Pero el funcionamiento de los partidos no me interesa. El futuro pasa por una cooperación de diferentes sensibilidades políticas y un compromiso de quien gobierna con la ciudadanía.

-Su madre acertó al decirle que el tiempo lo pone todo en su lugar.

-Dejé mi cargo cuando faltaba un año de mandato. Ahora estoy contenta porque a través de un concurso público le puedo dar a Barcelona ese año más. Y satisfecha porque me fui con la sensación de no haber acabado mi trabajo en la Rambla.

El comercio reivindica el máximo espacio para el peatón

Los comerciantes y -en menor medida- vecinos aglutinados en la asociación <strong>Amics de la Rambla</strong> han iniciado ya conversaciones con el equipo de Itziar González para tratar de dar cabida a algunas de sus reivindicaciones. "Queremos que haya la máxima colaboración durante estos seis meses", apunta su presidente, <strong>Fermín Villar</strong>.