Precariedad laboral y salarial

"Si llego a mil euros, bailo una jota"

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Beatriz Pérez

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Cobra, como máximo, 800 euros mensuales. La mayoría de los meses, 500 o 600. Paga 330 (gastos incluidos) por un piso compartido. ¿Cómo sobrevive una persona con estos ingresos? "Como barato. Acepto 'currillos' en los que no pago el IVA. Voy vendiendo cosas... Ahora, por ejemplo, vendo un objetivo". César Cid, de 34 años, es fotógrafo 'freelance' y forma parte de ese 32,4% de trabajadores de Barcelona que es, como mucho, mileurista.

El informe Distribució, Dispersió i Desigualtat Salarial en Barcelona 2010-2015elaborado por el ayuntamiento, revela además que ese porcentaje se dispara hasta el 64,7% en el caso de los menores de 30. "Yo, puntualmente he pedido dinero prestado", reconoce Cid, madrileño que lleva un año y medio en Barcelona. "Ahora estoy mejor, pero los primeros meses en Barcelona vivía en un taller de motos sin ducha que un conocido me alquiló por 200 euros. Me duchaba cada día en el gimnasio", relata.

Los efectos de la crisis siguen muy presentes para muchos. Los jóvenes son el sector poblacional que más los acusa. Gabriel Ubieto tiene 24 años y es graduado en periodismo y estudiante de ciencias políticas. Tiene tres trabajos con contratos de prácticas: dos a tiempo parcial y un tercero semipresencial. Sus ingresos mensuales no superan los 1.030 euros. 

"Si ganara más, me iría de casa de mis padres. Pero los contratos tienen una duración tan corta, que no puedo planificar a largo plazo", explica Ubieto, quien desea "consolidar" una estabilidad laboral para "independizarse". "De mi promoción de periodismo, solo hay dos o tres personas que superan los mil euros al mes", añade.

El ahorro, imposible

Durante estos tiempos de crisis, los salarios medios se han reducido y la diferencia entre quienes ganan menos y quienes ganan más se ha agrandado. Pero no solo eso, sino que, además, conseguir un salario decente que permita ahorrar se ha convertido en una misión imposible para muchos. Por ejemplo para Eugènia Almacellas, de 25 años y estudiante de un doctorado en Biomedicina.

"No tengo dificultades para llegar a fin de mes porque soy joven y me adapto, pero en estos cuatro años de doctorado no he podido ahorrar ni un euro", lamenta. Esta joven mileurista (cobra unos 16.400 euros brutos anuales) carece de dinero para afrontar cualquier imprevisto. 

Almacellas comparte piso con dos personas, aunque reconoce que lo "ideal" sería irse a vivir sola. Entre las tres pagan 850 euros de alquiler, pero en enero se les acaba el contrato. No sabe qué pasará entonces.

En casa de la madre con 57 años

Esta delicada situación afecta también a los mayores. Sobre todo a los que se han ido al paro. "Yo, si llego a mil euros, bailo una jota", bromea Txiqui Navarro, de 57 años, que se vio obligado a irse a vivir con su madre en el 2010. Seis años después cerró su negocio, la Llibreria de la Lluna, en el Raval. Actualmente, Navarro trabaja los fines de semana en un diario 'online' y el resto del tiempo colabora ("si hay suerte") haciendo traducciones, vendiendo algún libro, escribiendo artículos para alguna revista.

Suele ganar entre 600 y 800 euros al mes. "También vivo del intercambio de servicios: yo hago esto y tú lo otro...", narra. Al vivir con su progenitora, se ahorra el pago de un alquiler, pero colabora en los gastos comunes y contribuye a la manutención de su hija de 22 años. La dificultad de su situación, que al fin y al cabo es la de muchos, la resume Navarro en pocas palabras: "Miseria y precariedad aseguradas".